Hace años (sobre 2018), iba casi cada semana con mi madre, amigas de Reus, gente de la facultad que llevé expresamente viniendo ellas desde Barcelona... El sitio ERA increíble, la decoración única, los platos buenísimos, la atención inmejorable... Pero la penúltima vez que fui, hace años (aún estaba el chico que hacía los mejores té chai infusionados con leche) les comenté mi intolerancia al sorbitol, y especifiqué que solo era al E-420 y que toleraba bastante bien las frutas/verduras... Viene Judie y me dice que la mermelelada no sabe del cierto si la lleva, y que ha "visto" por Internet que el aguacate no lo podía comer (m... Suerte que dije que solo era al E-420 y que lo demás aún me lo permitían, pero bueno)... Al final, cambié la elección de mi plato, e ignoré lo del sorbitol. Dejé de ir unos meses, y volví hace muy poco. No comenté nada respecto a la carta (tienes que mirarla por Instagram, no como hace años que la hicieron en varios formatos en papel, o posteriormente con un QR. Y si no tienes Instagram, como es mi caso, te fastidias (suerte que mi acompañante sí que tenía y miramos la carta juntos). Eso, también lo pasé por alto. Pero...: Llegó el momento de pagar. Casi 40€ entre dos personas. Mi cara: un poema. Las raciones antes eran generosas (cuando estaba "La cura que todo lo cura"; El croissant de semillas relleno de humus, aguacate, lechugas, ...; las tortitas; las tostadas con plátano; el RedVelvet; el MachaCake; entre otros platos que los que fuimos al principio echamos de menos. La decoración antes era preciosa. Hacían el lugar único. Ahora lo han cargado tanto y con colores tan fuertes que el local parece más pequeño... En un verano de hace años, simularon una calita con arena de playa de verdad, y te podías sentar en el suelo mientras comías en una mesita baja... Cosas como esas ya no las hacen, y hace tantos años que están algunos sofás que optas por las sillas de lo incómodos que se han vuelto. Etc, etc, etc. Mi familia, mis amigos... Confiábamos mucho en Ross. Celebramos allí el fin de la quimio de una buena amiga, llevamos el cava, brindamos con Judie y los camareros de ese momento... Llevé a mis dos perritas en varias ocasiones y ofrecían snacks para perros, caseros y recién hechos por un precio buenísimo... Pero ahora... Ahora esa esencia del principio ya no existe. Como decía los precios se han disparado considerablemente, el trato no es el mismo... Y es una pena, la verdad. ¡Pero gente que amáis este tipo de comida! En el Carrer Ample de Reus, han abierto un sitio hace un añito o menos, que se llama "Koa Brunch". Los platos tienen un toque único como lo era el Ross al principio, con un tendedero con jamón y la tostada debajo (único jajajaja) y cafés con flores comestibles de decoración. La calidad es mejor que el actual Ross, y el precio también, claro está. Me quiero quedar con los buenos momentos del Ross antiguo, de cuando empezó. De que estaba a rebosar de gente, que hacías cola durante tiempo y de esos empleados que se desvivía por sacar ese negocio tan único con esa esencia que se ha desvanecido... Por ese...
Read moreOne of the fewest brunch places in Reus. What I mean with brunch is with some eggs or pancakes not only sandwiches. The juices are really good and big in size. The food was not bad as well. The decoration is really appealing and they are pet friendly which is great. The service was a little disorganized when we went, there were a lot of empty tables but with the left overs, they were not collecting the empty plates. Maybe this was the case for the day we went. Overall it is very nice to have a brunch place in Reus with a wide selection of foods and juices, I hope the number of...
Read moreEs la mañana de un sábado lluvioso y fresco de abril en Reus y descubro este establecimiento que hace honor a su nombre porque es muy acogedor. Me transporta a una tarde de domingo lluvioso de peli y manta en casa, aunque obviamente en nada se parece a mi salón; espejos, unicornios, plantas, libros, avestruces rosas, maletas con flores dentro, luminosos de neón, butacas, sillas, mesas y cuadros muy distintos unos de otros… Todo colocado con armonía. Veo unos niños pintando, otros jugando a cartas con sus padres y otros haciendo pompas de jabón (todos los materiales de la propia cafetería). Veo una pareja con su perro que bebe agua de un cuenco (también cortesía de la cafetería). Veo grupos de gente joven y familias. A pesar de que hay mucha gente y jaleo, hay buena insonorización y no se percibe más que ruido leve de fondo. Se escucha también una música de ambiente agradable. Sitio bonito y muy acogedor.
Tienen una amplia carta con zumos, batidos, cafés y chocolates, yogures con distintos cereales, tartas, tostadas… Tienen un desayuno en el que te sirven el café en la piel del aguacate (debe de ser típico de Australia).
Tomo un café con leche tamaño normal (1,5 €) (hay un tamaño XXL), un zumo de naranja y mango (3,8 €) y unas tostadas con plátano (3,8 €). Aunque está rico, es un poco soso y los coloridos platos de las mesas que me rodean tienen mejor pinta y levantan mi envidia. Tendré que volver a probar otra cosa.
Como pega, han tardado un poco, aunque es verdad que el establecimiento está a rebosar y que de hecho me he sentado en la única mesa que estaba libre cuando he entrado. También hay un par de mesas en una...
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