Loremar — Restaurant in Sabadell

No doy crédito a lo que nos pasó ayer en este restaurante. Siempre he comido bien en Loremar y al pasar vimos el menú y decidimos entrar. En un principio no pensábamos comer fuera y tanto yo como mi mujer íbamos vestidos de andar por casa, yo con un pantalón de chandal, una camiseta y mis crocks, y mi mujer con unas mallas y sudadera, pero recién duchados y limpios. Nos hacen pasar y nos meten en una esquina donde apenas se nos veía, pues el techo casi te toca la cabeza, cosa que me sorprendió, pues había una mesa mucho más cómoda justo al lado y la parte de arriba del restaurante estaba casi vacía. En seguida me percaté de la vigilancia a la que nos sometía uno de los camareros para acelerar todo lo posible la llegada del segundo plato, cosa que no hacía con el resto de comensales, que comían y hablaban tranquilos. Nos sacó el segundo plato casi de inmediato y tras el postre, todo lo que sospechaba se confirmó. Me trae la cuenta sin pedírsela, cosa que no hizo con nadie más. Al ver mi molestia la retiró y un minuto después la pedí yo y le dije " Cuando te traen la cuenta sin pedirla puede ser porque no eres bienvenido, y si no lo soy me voy a otro restaurante, porque te quieren echar, o porque no les gusta tu vestimenta." Se quedó el camarero que no sabía qué contestar y sólo atinó a decir que a veces sacaban la cuenta antes de hora. Entiendo que en una marisquería pretendan que sus clientes tengan un cierto nivel, pero para eso está el derecho de admisión. Si nos has hecho pasar, dado de comer y te hemos pagado por nuestra comida nos deberían de tratar como al resto de clientes. No volveré nunca más a un establecimiento...

El día 6 de septiembre fuimos a comer con mi hijo y su esposa, me gustaría destacar varias cosas,. Primero la recepción en la puerta muy deficiente, segundo las mesas perfecto, tamaño adecuado y bien, tercero te sientan te dejan la carta y se piran, ni siquiera te preguntan si quieres alguna bebida, un poco raro. Llega el servicio bastante justito en cuanto a su calidad, la persona que nos atendió no sabía cómo se reparte una paella en él plato, tampoco como sacar el cazo limpio de un arroz caldoso ,dejó todo el vorde del plato lleno de caldo (esto seguramente es culpa del metre que no le ha enseñado). Pasamos a los platos, arroz caldoso con cigalas, sin sabor prácticamente y el sofrito con polvos, que pena con lo rico que esta si se hace bien. Después volvemos sl servicio, retiran platos a parte de los comensales cuando todavía estábamos comiendo el resto, muy mal eso no se hace así, se retira cuando han terminado todos los comensales. Y por fin llegan los postres encontramos granos de arroz de otro plato en un postre de fresas con crema, tengo que decir que pedi queso con membrillo y el queso idiazaval de diez. Llega la hora de pedir la cuenta y la pedimos tres veces, por fin la traen pagamos con tarjeta y no nos preguntan si queremos copia cobran y se piran, seguramente no volveremos, yo que he dirigido restaurante durante 29 años notó cuando te Dan un buen servicio y un producto bien elaborado , Se ne olvidaba cuatro personas sirviendo para 30 comensales y te toca esperar...

Hemos estado "bien" yendo un sábado al mediodía. Es un restaurante con un local algo anticuado con escalones para poder entrar y escaleras para subir al segundo piso. Había ruido pero se podia mantener una conversación sin gritar. El servicio es amable y atento. Por desgracia la comida no. Tienen 3 menús el fin de semana de 28€ y 33€, luego otro de degustación por 33€ donde este no incluye bebida. Pedimos arroz de marisco y otro de arroz negro. Pinta muy buena pero no tenían sabor alguno, ninguno de ellos, era como comer arroz blanco. Lo comentamos y nos lo cambiaron por unos a la marinera con la nueva espera que conlleva cocinarlos. Desgraciadamente los primeros platos tampoco fueron nada espectaculares para valer esos precios. Del menú degustación sólo las anchoas y gambas estaban bien, el resto parecia congelado o preparado mucho antes. Nos invitaron a café por las molestias y ofrecieron chupitos que no quisimos. No cobraron nada por llevar una tarta de cumpleaños de fuera, es de agradecer. En resumen, nos llevamos una decepción...