Llevaba tiempo con ganas de conocer este restaurante bastante popular en San Juan Pueblo, pero creo que no elegimos el mejor momento para hacerlo: el día de Navidad. No es secreto de estado que, en estas fechas tan señaladas, todo es bastante más caro y los restaurantes están más llenos, ofreciendo un servicio más pobre o de menor atención. Pero lo que vivimos mi familia y yo dejó, sin ánimo de ofender a nadie, mucho que desear. Éramos 9 adultos y 4 niños: 2 niñas de 2 años y 2 niños de 4 y 5. Teníamos mesa a las 14.30. Llegamos antes, pero empezaron a traernos la comida pasadas las 15h. Les comenté (hasta 3 veces) si podían traer algo de los entrantes fríos (jamón y queso) para los niños, ya que se estaban hinchando a pan (que ya estaba puesto en la mesa al llegar). La camarera se limitó a decir que no dependía de ella y era cocina la que tenía que dar la orden. He trabajado 13 años en distintos restaurantes y, en mi opinión, es el jefe de sala y el de rango los que deben llevar los tiempos de cada mesa y adelantarse si hay niños. Son los de sala los que ven lo que ocurre fuera, no cocina. Siempre debe haber comunicación constante entre sala y cocina, pero nunca darle el control total a una parte… Pero allí no había nadie “pilotando la nave”. Todos los camareros iban a todas las mesas, y nadie parecía llevar un orden. Corrían llevando platos a todas las mesas a destiempo, sin haber completado una mesa y sin haber retirado, en algunas ocasiones, el anterior plato. Es por ello que los tiempos entre plato y plato no fueron acordes ni justificados, haciendo que gran parte de los comensales fuera perdiendo el hambre (hasta el punto de devolver algunos platos casi sin tocar). También se fue perdiendo el apetito por la baja calidad de los productos. Las Navidades son época de hacer negocio, no lo olviden. El jamón y el queso bastante corriente. El tomate de la ensalada de salazones carecía absolutamente de sabor, y de los salazones prefiero no comentar. Los champiñones rellenos fue lo único que más o menos nos gustó de los entrantes, porque luego la liaron de nuevo con el caldo con pelota. La trajeron cruda, así que se la tuvieron que llevar de nuevo para cocinarla y tuvimos que hacer, muy a nuestro pesar, otra pausa medio-larga obligatoria. El chef, que parecía tener prisa, tuvo la brillante idea de partir todas las pelotas para que se hicieran antes; pero lo mejor vino cuando hicieron de nuevo la repartición en los cuencos con los trocitos: unos tenían más de una pelota en el bol y otros apenas media. Un despropósito, vamos. Por último, nos deleitaron a unos con carrillera y a otros con arroz, según plato acordado con antelación. De nuevo el arroz se podía más o menos salvar (sin mayor pretensión), pero la carrillera no había por donde cogerla. Punto a favor: al menos no estaba cruda. El menú de niños también fue bastante cutre, poniendo una sopa de fideos de bote comprado en el Macro y unos fingers de pollo con patatas para acabar con una bola de helado (al menos, podían haber preguntado el sabor). Por otro lado, decir que también se entiende que ya quede poco profesional de la hostelería y que cada vez cueste más encontrar a personas cualificadas que quieran trabajarla con ganas, pero podían haber sonreído un poco aunque tuvieran que trabajar en Navidad. Incluso una camarera fue un poco descortés y maleducada a la hora del café, cuando nos hizo callar a todos porque se estaba liando a la hora de tomar la comanda. Se ve que no sería su día… Resumiendo: si queréis evitaros un disgusto de 60€ por comensal (precio adulto y 25€ precio niño), evitar ir en Navidad. Y si tenias pensado celebrar aquí algún evento o boda, os invitaría a la reflexión y a probarlo primero. Igual el menú de carta es (o espero) bastante distinto; y el trato también si cuentan con la...
Read moreEs la tercera vez que nos reunimos en familia para comer en "El patio de San Juan": La primera vez, hace unos años atrás, salimos de dicho restaurante con muy buen sabor de boca, tanto sobre la comida como del servicio ofrecido. La segunda vez, volviendo con la misma calidad esperada tal y como la presenciamos la primera vez, ésta brilló por su ausencia. Este año, reservamos mesa para 17 personas en el restaurante "El portazo" sin saber que también pertenece al restaurante "El patio de San Juan". Justamente el mismo día de la comida familiar, 25 de diciembre, nos llevamos la sorpresa de que las puertas del restaurante estaban cerradas, por lo que ellos mismos nos derivan a "El patio de San Juan". Una vez más, se repite un servicio nefasto, calidad pésima, poca profesionalidad por no decir nula. Nos sentamos en la mesa a las 14:30h, pasan las horas siendo las 15:50h y todavía no nos han servido ni los entrantes. Los entrantes aún se podían comer pero los platos principales dejaban muchísimo que desear. ¿Qué plato de cordero al horno se sirve en trocitos pequeñitos? Daba la sensación de que eran restos del día anterior. Finalmente, acabamos de comer a las 18:15h. Además, un camarero/a me manchó la chaqueta y el jersey de aceite sin avisarme del incidente, me enteré a la hora de marchar del restaurante ¡Que poca empatía por su parte! Sinceramente, considero que el encargado no se encuentra a la altura de un restaurante tan sofisticado como lo era anteriormente. Obviamente, no volveré más! ¿Alberto Chicote, dónde estabas? Te necesitan...
Read moreHemos ido a comer por el día de la madre, pensando que iban a dar el servicio de otras ocasiones en las que hemos ido.
La mesa sucia. Había un menú fijo, 20 pavos sin postre. Incluía, por cabeza, una salchicha, un chorizo, una morcilla y una sardina. Todo seco y frío. Para tirar. También un pincho de tortilla del que es mejor no decir nada porque la lengua castellana no ha desarrollado todavía un vocabulario para describir eso que sacaron.
De plato principal, un arroz que ninguno de la mesa se ha atrevido a tomar más allá de cuatro cucharadas, por comer algo.
El trato de traca. A la hora de los postres, el chico que viene pregunta que qué queremos. Le preguntamos qué hay y responde que no sabe, pero insiste en preguntarnos qué queremos. Después de ir dos veces a preguntar, pedimos 'lo que tenga'. A mi madre le sacan una tarta de chocolate. Pregunta si le pueden traer una cuchara y la respuesta es: NO.
A todo esto, unos altavoces con la música a todo lo que daba. No se podía mantener una conversación. Creo que en Guantánamo hacen algo parecido.
No pienso volver aunque se me aperezca Dios y me lo...
Read more