En primer lugar, quiero felicitar al restaurante C. Manolo por la excelente atención recibida. El personal que nos atendió en la mesa fue profesional y cercano, lo que hizo que nuestra experiencia fuera aún más agradable. Además, el vino afrutado era excelente y la comida superó nuestras expectativas. Lo mismo ocurrió con el postre, especialmente con la variedad de tartas de queso, que estaban deliciosas. ¡Enhorabuena al equipo del restaurante!
Sin embargo, también quiero compartir la parte menos positiva de nuestra visita. Teníamos una reserva para el domingo 9 de febrero y, al hacerla por teléfono, informamos que seríamos cinco personas más un bebé con su carrito. Además, solicitamos un atril y un espacio donde no molestáramos a otros clientes.
Al llegar a la hora acordada, la persona en la barra nos comentó que, en el futuro, avisáramos si íbamos con un carrito. En ese momento, me di cuenta de que no habían tomado nota de que vendríamos con nuestra hija y su cochecito. Nos indicaron que nuestra mesa estaba en la parte inferior del restaurante, y un cliente amable que estaba en la barra nos ayudó a bajar el carro por unas escaleras bastante estrechas.
Al llegar a la mesa, notamos que estaba ubicada junto a una puerta, lo que nos obligó a colocar el carrito junto a la mesa de dos clientes. Afortunadamente, estas personas fueron muy comprensivas y nos dijeron que no les molestábamos. Sin embargo, no había un atril disponible para la niña, y me dio la impresión de que, de haberlo colocado, habría bloqueado completamente el acceso a esa zona del restaurante. La sensación de estrechez y agobio fue evidente, ya que parecía que estábamos incomodando a los demás comensales.
Al finalizar nuestra comida, nosotros mismos tuvimos que abrir la puerta de cristal para salir, y fue otro cliente quien nos ayudó nuevamente con el carrito.
Por todo esto, considero que este restaurante no está pensado para familias que acuden con bebés y carritos, aunque es una excelente opción si se visita en...
Read moreUn lugar encantador. Sus paredes son un recorrido por la historia de España, y también de Canarias, con artículos propios de museo, algunos muy curiosos, que invitan a levantarte de la silla y observar más de cerca. Si eres un poco aprensivo y no eres una persona elocuente, puedes llevarte algún susto con algún recuerdo de la etapa franquista, o algún que otro cartel anunciando corridas de toros, por suerte, nosotros no somos así... La comida es solo la guinda del pastel en este establecimiento, preparada por la mujer de Manolo, que es el hombre que dirige el cotarro, ella es el corazón del negocio, comida casera y sabrosísima. Destacar sus albóndigas, carne de cochino o estofado, sin dejar de nombrar sus postres como la natilla o la tarta de queso, todo elaborado de forma casera. Un espectáculo. Manolo es el músculo movido por ese corazón que es su mujer, es lo que vemos los clientes, un hombre con un humor muy peculiar, pero si eres avispado, enseguida te das cuenta que es desde el cariño y el cachondeo, se ve rápidamente reflejado en sus hijos que echan una mano en el comedor, lo que hace que la experiencia en el lugar sea completa... buena gente, comida espectacular, humor, excelente atención, un lugar y un entorno increíbles.... en fin, pocas veces va uno a comer y se encuentra con un festival gastronómico como lo es ir...
Read moreComida espectacular, el camarero fue agradable y servicial. Como notas negativas diré que un domingo es muy difícil aparcar en la zona, pese a eso el encargado o dueño (no sabemos) nos metió mucha presión porque dos familiares no conseguían aparcar y nos dijeron que si no estábamos todos a la vez para sentarnos, perderíamos la reserva, nos dieron 10 minutos y afortunadamente (dejando los coches mal aparcados y saliendo cada X tiempo para comprobar que no eran multados ni recibían ningún golpe) pudimos no perder la reserva. Una vez sentados el servicio fue rápido y la comida deliciosa, la sorpresa llegó cuando al pedir los postres, nos dijeron que no podíamos compartir los postres... INCREÍBLE! O pides un postre por persona o si no puedes con el postre completo, lo dejas a medias. La suculenta comida justifica los precios, que no son bajos, pero he comido potajes de berros más deliciosos y con más sustancia por menos de los 8'50€ que costó el que pedí. Si vuelvo, será por la comida, obviamente las normas que pone el encargado o dueño del sitio, te quitan el buen sabor de boca que te deja la comida...
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