Un sitio estupendo para tomar un café con un dulce, donde venimos frecuentemente (siempre que estamos en Santoña), pero en el que deberían cuidar un poquito la atención. Si ya son lentos cuando hay poca gente, cuando está a plena ocupación es desesperante. Pero al margen de esto, hoy he tenido un episodio desagradable con uno de los camareros, un chico fuerte muy moreno. Llevaba un buen rato esperando para entrar al aseo (de mujeres) y finalmente ha salido él. Le he dicho educadamente que ese servicio es el de mujeres y lejos de disculparse me ha dicho "y de inválidos". Cierto es que tiene dibujada una silla de ruedas junto al icono que indica que es el aseo femenino, pero el susodicho no tiene ninguna minusvalía, al menos física visible, que le impida subir escaleras (el aseo masculino está en la planta de arriba). Precisamente nosotros hemos subido a una mesa de esa planta y ha sido el quien nos ha atendido (subiendo y bajando las escaleras con la bandeja de la mano como una gacela). Es más, es el camarero que al menos hoy atendía la planta superior. No es el hecho, son las pésimas formas lo que me ha indignado. Podía haber dicho simplemente "si disculpa, es cierto, entré aquí por comodidad" o algo similar. Pero nada más lejos, la contestación fue tajante y con agresividad verbal. Un consejo, cuiden un poquito las formas del personal (no generalizo ni mucho menos, hablo de esta persona en concreto) que ningún lugar tiene patente de corso y en este país sí algo sobra son los bares.