As I walked into this little tapas bar tucked away on a side street in the heart of Santurtzi, I knew I was in for a treat. The aroma of sizzling chorizo and garlic wafted through the air, and the sound of glasses clinking and people laughing filled the cozy space.
But as I perused the menu, I realized that this was no ordinary tapas joint. Sure, they had the usual suspects like patatas bravas and gambas al ajillo, but what really caught my eye were the main dishes. Slow-cooked pork belly with apple puree, grilled octopus with black garlic aioli, and a hearty beef stew with chickpeas and chorizo were just a few of the dishes that made my mouth water.
And as I took my first bite of the pork belly, I knew I had stumbled upon something special. The meat was tender and juicy, with just the right amount of sweetness from the apple puree. And the octopus, perfectly charred and served with a silky, umami-rich aioli, was some of the best I've ever had.
But what really surprised me were the desserts. I had heard that tapas bars weren't known for their sweets, but this place had a pastry chef that was truly talented. The flan was light and creamy, with a perfectly smooth taste.
As I finished my meal and paid the bill, I couldn't help but feel grateful for stumbling upon this hidden gem. This tapas bar had truly exceeded my expectations, and I knew that I would be coming back for more. If you find yourself in Santurtzi, do yourself a favor and seek out this spot – your taste buds...
Read moreEdito la reseña porque después de lo de hoy no voy a volver. Estoy cansada.
Suelo ir de vez en cuando, me pido una tarta, o una tosta o lo que sea, pago y me voy. Lo que se supone que haces en un bar o un café como cliente, creo. Y si puedo llevar las cosas a la barra para quitarles trabajo, lo hago, porque sé que suelen estar bastante hasta arriba.
El servicio, salvo algunas excepciones, nunca ha sido agradable, pero es que lo de hoy me ha dejado dando volteretas de lo mucho que no me entra en la cabeza.
Quiero pedir una tosta, no había, pregunto si van a sacar más, me dicen en barra que van a sacar más que sin problema, que me la llevan cuando salga. Pago, me voy a la terraza, espero. Estoy leyendo tranquilamente al aire y pasa el tiempo. Escucho varias veces la campana de la iglesia y miro la hora y me doy cuenta de que llevo entre 30 minutos y una hora esperando. Le digo al camarero de terraza, de buenas formas porque sé que suelen tener mucha tralla y tampoco les quiero molestar, que estoy esperando una tosta hace un rato y no ha salido. Me pregunta que a quién se la he pedido. Me quedó tiesa porque yo no conozco a sus compañeros, que además van todos uniformados y salvo excepciones con un corte de pelo similar, y que coño, yo cuando trabajo estas cosas las pregunto yo, no iba a dejar mis cosas ahí para indicarle a él quién era, porque iba sola y porque no me parece y menos con las formas con las que me lo ha pedido. Vuelve a entrar y sale con la tosta al minuto, y le ha faltado tirármela a la mesa. Fría. Le doy las gracias, ni me mira, ni me contesta. Me he comido la tosta fría que mínimo llevaba 20 min fuera, y también me he comido un trato que francamente no creo que merezca por preguntarles (encima apurada y de buenas formas, macho) por una cosa que he pagado y que llevo un buen rato esperando.
Vamos, que la tosta llevaba tiempo fuera, y se les había olvidado. Que no pasa absolutamente nada, estás trabajando y estás a mil cosas, estas cosas pasan. Pero es que no se puede tratar así a nadie, y menos si te hablan bien y no te dan problemas. Y que creo que tampoco costaba nada meter la tosta un par de minutos al horno para que esté comestible y dar una explicación o pedir una disculpa. Si no hubiera pagado de antemano probablemente con ese trato me habría ido sin pagar, porque de verdad que aunque el producto es bueno, y de verdad que lo es, ya van varias ocasiones de lidiar con personal impresentable y esta se ha llevado la palma.
Vamos, que aunque la comida esté riquísima, que lo está, si me van a tratar como una mierda por preguntar por una cosa por la que he pagado, paso de ir y que la comida rica se la...
Read moreHace unos días pudimos probar la comida de "La Capi Gourmet" y así fue nuestra experiencia:
Para cinco personas pedimos una ración de Nachos, una de patatas al grill, dos pintxos de carrillera, dos mini-burgers y un pintxo de rabo.
Los nachos están muy ricos, con carne mechada y abundante queso gratinado. El Ali-oli que acompañaba estaba realmente bueno, todo un descubrimiento, lo malo fue la "crema de guacamole" ya que se trata de una tipo Old El Paso con sabor muy artificial, sin textura, sin rastro del cilantro o el tomate... Una pena.
Las patatas eran unas panaderas con abundante queso gratinado. Todo esto escondía una salsa bechamel muy buena y unas setas, que si bien le aportan un punto extra de humedad al plato, sobraban bastante ya que no aportaban demasiado sabor. En general un buen aperitivo tanto calidad como cantidad.
Los pintxos de carrillera tenían la carne muy bien cocida con una salsa muy rica, aunque el puré de patatas, de sobre (a juzgar por sus nulos matices o sabores que no sean a fécula). Desafortunadamente uno de los pintxos estaba bajo de sal y el otro excesivamente salado. Aún así otro plato muy bueno.
El de rabo fue simplemente increíble, esa salsa de champiñones es genial y la carne estaba exquisitamente cocinada. El fondo de carne tenía una ejecución perfecta, lástima el puré de sobre.
Las mini-burgers no fueron mucho más allá, se dejan comer aunque tampoco son mucho más. El bacon estaba muy duro, como pasado, además de ser muy salado.
En general disfrutamos de una cena muy buena por 8,32€ por persona, por lo que nos vamos muy satisfechos, altamente...
Read more