Restaurante Carmen — Restaurant in Sanxenxo

In 20 years of exceptional dining in Spain, lunch at Carmen was among the worst restaurant experiences we’ve ever had—mediocre food and abismal service.

To start, we waited 22 minutes at our table without anyone greeting us or taking an order, despite servers passing by attending to every other table. Thinking we may have been overlooked by accident we went inside to check…only to be brushed off and told someone would be by. Eventually, an inexperienced server begrudgingly took our order and brought and poured wine (which was left in the sun on the table without a cooler).

The fried langostinos were good but nothing special. The scallops came as one scallop in a very unappetizing potato purée. And the rice course was uninspired, soupy rice in bland tomato sauce. While most other Galician restaurants do simply prepared, beautiful seafood, it’s as if Carmen tried to elevate the cuisine (to justify their elevated prices)…but failed in their efforts when “simple and done right” would have been far better.

Out of courtesy, we asked to talk with the owner Carmen (a friend of a friend) to let her know our disappointment, but when she came by the table, her servers gathered around and argued with us—defending themselves, denying that we had sat unattended, and pushing their way past the owner, getting in my face and shouting at me. I’ve never experienced anything quite like it.

With all the delicious and fresh seafood lovingly prepared and served in most every other restaurant in town, I would highly suggest you eat elsewhere and not waste a meal here (or at their sister restaurant Berberecho) when there is such a bounty of great Galician food available at dozens of better...

No lo recomiendo. Fui un incauto. Caro, pocas cantidades y de calidad deja que desear, salvo los postres que eran aceptables. Pero si quiero cenar dulces me voy a una buena confitería y me pongo morado de cosas mejores y más baratas. Comida como en cualquier restaurante pero aquí a precio muy elevado, ¿quizás porque simplemente tienes un paseo con el puerto delante?. ¡Como si eso fuera algo exclusivo en Galicia!. Primer plato unas almejas que tenían buen tamaño pero estaban un poco duras para mi gusto y eran pocas. En comparación con las que nos comimos en Santiago de Carril o en Pontevedra durante las vacaciones, que fueron más cantidad, mejores y más baratas, pues en fin que me sabe a estafa. Pedimos merluza que estaba bien, pero el Coruxo fue un chiste, un pequeño lomo de no mucho más de 100 gramos a 35 €, una estafa. Encima la salsa ni llevaba albariño ni nada. Insípida a más no poder. Los postres aceptables, pero como digo, uno va a un restaurante por los platos principales. Reservamos mesa en la terraza cubierta, y un perro, que estaba oculto debajo de una mesa y que no vimos cuando llegamos, se puso a ladrar como un loco. Me encantan los perros pero si un local admite perros, digo yo que debería ponerlo bien claro en la página web, y por supuesto no hacía mención por ningún lado. Me queje como es lógico y la camarera diciéndome que el perro no ladraba. Vamos, que nos estaba llamando mentirosos a la cara. Afortunadamente el perro ladró poco más pero si quieres una conversación tranquila o de negocios, y se pone a ladrar un perro sin parar en la mesa de al lado sin previo aviso, ni notificación alguna en forma de cartel, oral o en la web, es para pedir hoja de reclamaciones porque...

La calidad, sin sacrificar la cantidad, su seña de identidad.

El amor por el trabajo bien hecho se nota en todos los detalles, desde la decoración del local, a la amabilidad de sus camareros, pasando por supuesto por el sabor intenso de cada plato. Impecable!!

Cenamos almejas a la sartén, ensalada de tomate casero con bonito, rodaballo al albariño y mero a la plancha. Todo estaba riquísimo. Algo tan sencillo como un tomate destaca por su intenso sabor y su cremosa textura; se nota que son de la huerta de Carmen. Las almejas de calibre superior, carnosas, tiernas y muy frescas; una delicia.

El rodaballo, de la ría; intenso en sabor y frescura. En esta ocasión elaborado con albariño. Yo lo prefiero a la plancha.

Hacia años que no comía mero. No es fácil de encontrar ni en pescaderías ni en restaurantes. A la plancha: solo sal, aceite y sabor a mar. Me hizo recordar el dicho: de la mar el mero…

Y de postre, torrija. Quizá tiene un poco más de leche de cómo me gusta a mi, pero eso supongo que va en gustos. Increíble el pan (se nota la mano de Marta) y alucinante el crocante exterior. Una delicia. Y combina muy bien con el helado de cítricos.

Carmen nos obsequió con una cúpula de morir soñando. No teníamos espacio para más pero hicimos el esfuerzo y mereció la pena. No se puede describir con palabras: os dejo un vídeo para que juzguéis por...