Hamburguesería CasaBlanca — Restaurant in Tui

sin duda, la peor experiencia que he tenido en un restaurante, y créanme que he estado en muchos lugares, pero ninguno tan deplorable como este. Me cuesta encontrar por dónde empezar, ya que absolutamente todo salió mal. Pareciera que no solo se esfuerzan en dar un servicio nefasto, sino que lo hacen con saña, como si quisieran que sus clientes nunca vuelvan.

Al entrar, lo primero que noté fue el olor. Ese olor a grasa rancia mezclada con algún tipo de desinfectante barato que no hace nada más que empeorar el ambiente. Los suelos pegajosos, las mesas llenas de migas y restos de comida, y las servilletas amontonadas en el suelo me dieron la bienvenida. Claramente no habían limpiado en días. Las sillas estaban desiguales y varias cojeaban, lo que hacía incómodo sentarse, como si ya el lugar quisiera que te sintieras incómodo desde el principio.

El lugar estaba mal iluminado, con luces parpadeantes que te hacían sentir en una película de terror de bajo presupuesto. El baño… mejor ni hablar. Estaba en un estado tan deplorable que me dio asco incluso abrir la puerta. ¿De verdad nadie se preocupa por la higiene en este sitio?

El personal… Ah, el personal. He tenido malas experiencias con empleados en mi vida, pero las dos chicas que trabajaban aquí llevan el mal servicio al siguiente nivel. Parecían molestas de tener que trabajar, y se notaba en cada gesto y palabra que salía de su boca. No solo eran increíblemente lentas, sino que además parecían empeñadas en hacerme sentir como si les estuviera haciendo un favor al comer allí.

Cuando finalmente una de ellas se dignó a atenderme (después de una espera ridícula, donde incluso la vi mirando su teléfono sin importarle nada), su actitud fue grosera y altanera. Ni siquiera saludó. Simplemente me lanzó un “¿Qué vas a querer?”. No había ni rastro de cortesía. Parecía que lo último que quería era estar allí, lo cual entiendo perfectamente, porque después de esa experiencia, yo tampoco querría estar allí. A lo largo del pedido, sus respuestas fueron cortantes, con un tono de impaciencia que resultaba ofensivo. Cero ganas de ayudar o aclarar dudas sobre el menú.

La otra empleada no se quedó atrás. Se pasaba el tiempo charlando con su compañera en voz alta, riéndose como si estuvieran en una fiesta privada. ¿Atender a los clientes? Ni hablar. Cuando se dieron cuenta de que mi comida estaba lista, la dejaron en el mostrador sin decirme nada y siguieron con su plática. ¡Tuve que ir a preguntar si era mi pedido porque ni siquiera se molestaron en avisar!

Ahora, vamos al desastre que llamaron comida. Pedí una hamburguesa clásica con queso, patatas fritas y una bebida. Después de la larguísima espera (por cierto, éramos solo dos mesas en todo el restaurante, no es que estuvieran desbordadas de trabajo), finalmente llegó mi plato. Al ver la hamburguesa, pensé que era una broma.

El pan estaba seco y duro, como si hubiera estado al sol durante días. La carne, si es que se puede llamar carne a esa cosa insípida y quemada que me sirvieron, era pequeña y casi inexistente, más parecida a un trozo de cartón que a un trozo de carne jugosa. No tenía sabor alguno, y estaba tan sobrecocinada que crujía. ¿Dónde estaba el queso? Apenas se veía, pegajoso y casi derretido, pero no en el buen sentido. Parecía un pegote de plástico.

Las patatas fritas… si así se pueden llamar. Estaban aceitosas y blandas, como si las hubieran hecho hace horas y las hubieran recalentado en una freidora que no han limpiado en meses. Ni crujientes ni sabrosas. Fue como comer trozos de papel empapado en grasa. Un asco.

Si estás pensando en comer aquí, hazte un favor: no lo hagas. Hay muchas otras opciones mejores, incluso una cadena de comida rápida barata te dará una experiencia mucho más decente que esta pesadilla de lugar. Yo, desde luego, no volveré jamás. ¡Ojalá me hubiera ahorrado...

Si buscas una buena hamburguesa en Tui, Casa Blanca no es el lugar. Es más, si decides ir, prepárate para lo peor. Las hamburguesas parecían hechas de cartón y el pan podría haber sido usado como arma contundente, de lo duro que estaba. Las patatas fritas, empapadas en aceite, completaban esta obra maestra del desastre culinario.

Pero si creías que la comida era lo peor, espera a conocer el servicio. La camarera, claramente más preocupada por sus bíceps que por servir con una sonrisa, apenas se molestó en hacernos sentir bienvenidos. Entre que terminaba su rutina mental de levantamiento de pesas y los "piropos" que hacía sobre sus visitas al gimnasio, daba la impresión de que tomar nota de los pedidos era un ejercicio tan agotador como su último entrenamiento de piernas. ¿Puedo traerle algo? No sé, ¿quizá algo de profesionalismo?

La cocinera, una señora mayor, parecía haber colgado el delantal hace décadas. No se entiende cómo alguien con tanta experiencia pueda servir hamburguesas que ni el perro se animaría a comer.

En fin, si buscas una clase de spinning o una charla sobre cuántos kilos levantas, quizá te diviertas con la camarera. Pero si quieres comer una buena hamburguesa, mejor sigue buscando. "Casa Blanca" es una parada que no vale ni las...

Tomé él plato combinado N°8, y una vergüenza de plato. Supuestamente era Pepito de ternera, y me pusieron un filete, practicamente crudo, suerte para él cocinero que me gusta así, con patatas de bolsa frías y muy salgadas, un huevo que sabía a todo lo que paso por la plancha entes de que lo hechasen a freír, y una ensalada con la cebolla melada, TRES rodajas de tomate y la lechuga, Pues en concordancia con la cebolla y mal lavada, ya que tenía hojas con trozoz practicamente podres; ni tan siquiera me ofrecieron un poco de aceite para aliñar la y en él plato la deje, obviamente. En cuanto a la higiene del local, deja mucho que desear, no usan guantes ni se lavan las manos después de tocar alimentos, o secarse él sudor de la frente, la plancha no se raspa no se limpia en condiciones desde hará un buen tiempo, la extracción de vinos en él local deja mucho que desear, así como la atención del personal, no son bordes, pero tampoco son manos, secos, sin mas, sin darle al cliente ese plus de amabilidad que tienen otros sitios, que hace que té sientas "como en casa". En definitiva, los 12€ más mal gastados de mi vida. Para un apuro de los que té da igual que comer, esta bien, pero si vas con idea de quedar satisfecho con una buena cena, no...