We had dinner here yesterday and were super disappointed. We had a reservation and by the time we arrived only one other table was occupied downstairs but we were still placed in front of the kitchen on the first floor. Unfortunately, you can’t really calm down and enjoy any food there as waiters keep running past your table all the time. After the question what we would like to drink, we answered: „Tinto“ and off he was. Seconds later, the waiter brought a bottle of red vine, already opened, and poured it in our glasses. I was really shocked that we were not offered any vine menu nor recommendations and not able to chose our taste. Also, we never said we would like to have a bottle. It felt as if the bottle was opened in the kitchen for cooking. The vine was ordinary but at least solid and as we hate waste, we felt obliged to drink it. I should mention that we are only here to explore the wine and vineyards. Food was also ordinary even though the prices suggested better quality. It might be a different experience when you speak Spanish and are able to stand your ground though. With our experience in mind, I strongly suggest to be located on the first floor at the window with view on the plaza and to explicitly ask for the wine menu if you want to give it a try. We might have...
Read moreEl restaurante tiene mucho encantó, su patio típico de la zona y los cuadros. El servicio lo vi sobrepasado, estuvimos primero abajo tomando un vermút, dándoles tiempo a los camareros que estuviesen listos (a pesar que la sala se abría 20:30 y abajo en una pizarra te ponía bien claro que se empezaba a cenar a las 20:30), No pasa nada esperamos 20 minutos con otras 2 parejas a tod@s les sacan tapa y a nosotr@s nada, bueno reseñable pero no pasa nada. Subimos al comedor nadie nos lleva a la mesa y veo un letrero con mi nombre y nos sentamos. Totalmente en abandono (ni caso) nos traen las cartas y pedimos los refrescos a una chica de gafas simpática y nos trae pan. Paso más de media hora hasta que nos tomaron nota y porque le llamamos a la persona que estaba tomando las comandas. (Sin ningún orden 3 mesas llegaron sin reserva y estaban comiendo y nosotros ni las bebidas). Nos sacan una tapa de pan tipo bimbo con una crema de queso, el pan del medio día duro como para dejarte el diente. Luego nos pide disculpas la maitre por la espera que habían tenido bautizos al mediodía.. y que vamos que no llegaban a más, comprensible y ella muy amable. Una vez dicho esto, la ensalada de aguacate y cangrejo con compota de manzana, bastante mediocre, buen tamaño pero lechuga mezclum tipo florette y sin ningún toqué especial. El pisto con huevo riquísimo muy muy bueno, y los huevos fritos con jamón y trufa también. La verdad que con estos 2 platos ya nos cambio nuestra crítica. Hay que ser justos :) Fuimos a cenar 20:30 y nos levantamos a las 11 y 15 sin pedir postre, tomándonos 2 chupitos de limoncello. La cena súper larga. Gracias a la maitre que nos pareció un encantó no nos levantamos y nos fuimos. La otra chica si llegamos a esperar sin decir nada a la carta aún seguimos allí. Una pena si lo tenéis de bote en bote contratar más gente que os falta personal con creces, no puede estar una sola persona para todas las mesas de...
Read moreEn nuestra reciente experiencia culinaria, cada comensal encontró en su plato una conexión especial, casi como si la cocina hubiera captado la esencia de cada uno.
Eli, con su plato de croquetas, demostró ser el alma de la mesa. La cremosidad de las croquetas, perfectamente doradas y con un interior suave y lleno de sabor, reflejó su carácter cálido y acogedor. Cada bocado evocaba una sensación de confort y familiaridad, algo que solo alguien como Eli podría apreciar completamente.
María, amante de lo fresco y lo vibrante, quedó encantada con su ensalada. El equilibrio entre la frescura de los ingredientes y la sutileza del aliño fue un reflejo de su personalidad: siempre llena de vida y energía, pero con un toque de sofisticación. La ensalada era una danza de colores y texturas, que recordaba la vitalidad y elegancia que María aporta a cada reunión.
Juanma se deleitó con un plato de gachas que resonaba con sus raíces y su espíritu aventurero. Las gachas, sencillas pero llenas de profundidad, hablaban de la conexión de Juanma con lo auténtico y lo tradicional. Este plato, con su sabor reconfortante, fue el reflejo perfecto de su aprecio por lo genuino y lo honesto.
Finalmente, Pablo, siempre en busca de algo sustancioso y robusto, encontró su compañero ideal en el cordero. Cocido a la perfección, con una piel crujiente y un interior jugoso, el cordero se presentó como un plato poderoso y lleno de carácter, tal como es Pablo. Cada mordida era una explosión de sabor que evocaba la fuerza y determinación que él tiene en la vida.
En definitiva, cada plato no solo cumplió, sino que superó las expectativas, logrando una conexión íntima y personal con cada uno de los comensales. Fue una velada donde la gastronomía se convirtió en un puente que unió sabores y personalidades de...
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