Muy descontento. Fuimos porque tenían arroz negro en los platos de la pizarra y teníamos antojo de eso. Nos sentamos, y resulta que no tienen... así que pedimos paella de marisco.
Al rato nos ponen un plato de paella para compartir (éramos dos), y no nos ponen platos. Tengo que levantarme a pedir los platos y nos los ponen.
La paella estaba bien, normalita. La terminamos, y tras esperar un rato largo después nos sacan la hamburguesa que habíamos pedido, también para compartir... sólo que habíamos pedido pollo y nos la pusieron de buey.
Se lo digo, y se la llevan (un poco poniendo mala cara), junto con los platos de la paella, y un rato más largo vuelven a salir, esta vez con la hamburguesa de pollo... y tengo que volver a levantarme otra vez para pedirles que nos pongan platos y cubiertos... nos ponen un plato DE POSTRE (se ve en la foto, el que está más lejos de mí).
La hamburguesa no estaba rica; el pan estaba descongelado y quebradizo; me la tuve que terminar con cuchillo y tenedor. Lo único bueno que puedo decir de ella es que al menos no fue cara.
La silla donde me senté estaba desencajada y cedió (no estoy obeso, peso 70 y pocos kilos. Un señor grande igual se habría matado), tuve que cambiarla por otra. En fin, mal. Y para terminar, no aceptan pago con tarjeta de crédito (y no está indicado), lo que me parece que directamente es ilegal.
La puerta del baño de hombres tampoco cierra (roza el suelo y se encaja), que a estas alturas da un poco igual, pero en fin. No sorprende. El trato tampoco fue bueno por parte de los camareros. Poco más se puede decir; no es un lugar al que considere...
Read moreQuiso la mala suerte que acabásemos sentados en este charrán de poco vuelo. De la comida se pueden salvar unas alitas de pollo que pidió mi hijo y una ensalada mixta, con más de lechuga que otra cosa, que desparramaron en una bandeja. El burger de pollo de mi hija se convirtió en un trozo seco de pollo recubierto por una costra de queso y apoyado sobre un trozo de pan. Todo porque resulta que se habían quedado sin pan de hamburguesa. Mi mujer y yo dimos cuenta, porque el hambre era ya canina, de una parrillada de verduras en la que predominaba una berenjena que debió de conocer tiempos más mozos, por lo correosa. La estrella de la noche llegó en forma de dos pinchos de tortilla, tan exageradamente calentados en el microondas que mi mujer casi se quema. La tortilla consistía en varios trozos crudos de patata de pésima calidad envueltos en huevo y cocinados torpemente. Mi mujer protestó y una camarera impertérrita se llevó la tortilla sin atisbo de disculpa ni de compensación. Ya que la comida no lo merecía, mi atención se centró en los empleados del Charrán sin alas. El chef, un personaje que pasaría con exito un casting como doble de gollum, palmoteaba y mascullaba enfadado por la falta de pan. El resto aguantaban estoicos sus gruñidos, sin duda acostumbrados a ellos. Todos, salvo un jovencito que atendía la barra, parecían sacados de una serie televisiva de vecinos malencarados y ridículos. Debo admitir que me divertí contemplando su...
Read moreLlegamos allí por casualidad, sin ningún tipo de información previa. Al llegar a la terraza preguntamos a una camarera si podían apuntarnos para esperar mesa y ni nos miró a la cara. Al rato salió otro camarero que nos dijo que esperáramos, que él llevaba la lista en la cabeza. Al rato nos sentamos en los barriles para comer algo allí (nos dijeron que para barriles no había que esperar cola) y enseguida nos ofrecieron una mesa dentro del local. Y ahí vino el caos. Los camareros están totalmente desorganizados, se pelean entre ellos. Una de las camareras que parecía ser la dueña o encargada les regañaba a los camareros delante de los clientes. Lo mismo ocurría con las personas que estaban en la cocina, discutiendo constantemente, incluso uno de ellos dio un fuerte golpe en una discusión. La comida nos la sirvieron fría, y no es de extrañar con el caos que tenían montado. Incluso vimos a algún camarero tomarse un chupito entre comanda y comanda. Parecía que estábamos en un programa de Chicote en directo. La comida no estaba mala, tampoco nada exquisito pero se podía comer. Aunque comimos con ganas de irnos desde el primer momento. Lo único positivo que sacamos es que la señora rubia que nos cobró fue muy simpática al darnos la cuenta y repasó todo lo que habíamos consumido antes de cobrarnos. Por cierto, no cobran con tarjeta, tienen el datáfono estropeado al parecer siempre. (Según hemos visto en los comentarios posteriormente)....
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