Mi experiencia tiene pros y contras:
Pros: todos los platos que probamos estaban exquisitos. Nos invitaron a un aperitivo de salmón con aguacate y pistachos muy rico, un carpaccio con quesos delicioso, un pulpo muy sabroso y tierno acompañado del mejor puré de patata que he probado, un plato de láminas de trufa con huevo y tocino dentro del que no esperábamos gran cosa y nos acabo encantando, una buena chuleta y de postres una torrija espectacular y una tarta de queso muy única, hecha de tres quesos distintos.
Contras: no son muchos contras y son de poca importancia, pero para la categoría del restaurante y del precio por el que se paga me parece que son temas a trabajar: las mesas están demasiado pegadas unas a otras, nos podemos enterar de las conversaciones de las tres mesas a nuestro alrededor sin ningún esfuerzo, y en un sitio de renombre como el Zaldiaran esperábamos mayor discreción. El restaurante en su interior es enorme, por lo que el espacio no debería ser un problema. Había bastante ruido generado por un grupo de amigos de una mesa lejana, es cierto que puede ser algo ocasional pero no esperábamos encontrarnos con esa molestia allí. El trato del servicio fue amable y cordial, pero sin el cariño y dedicación que podíamos esperar de un restaurante de 100€/persona: hemos estado en numerosos restaurantes de un presupuesto inferior donde te hacen sentir más especial, son más cuidadosos, te explican cada plato... Y eso no lo llegamos a sentir aquí (quiero dejar constancia de que algunos camareros si que llegaban a eso que esperábamos, pero no todos). Un detalle que no nos gustó es que pedimos un escanciador para servirnos una de las bebidas que pedimos sin posibilidad de manchar el suelo y, pese a repetir la petición, no nos lo dieron. Otro detalle que no debería tener cabida en un restaurante así es que pese a pedir una jarra de agua de grifo, nos cobraron una botella de agua de 4.5€. En comparación al resto de la factura es un valor sin importancia, pero que pese a ello cabrea.
En resumen: la comida es de 5 estrellas, pero le pongo 4 estrellas porque la experiencia no nos dejó el mismo sabor de boca. Recomendamos probarlo y nosotros volveremos a disfrutar de su...
Read moreLuces y sombras. Dos comensales. Para empezar un crujiente de hongos, correcto, y un tartar de atún algo más frio de la cuenta. Como plato principal compartimos una chuleta a la brasa realmente buena, el punto perfecto. La torrija de postre deliciosa como siempre y una esfera de chocolate buena. En cuanto al servicio… malo. No había demasiados comensales un miércoles a la hora de comer, pero los tiempos de espera entre plato y plato fueron muy irregulares. La chuleta nos la presentaron con muy poco mimo, empujando con la fuente nuestros platos para encajarla en el centro de la mesa. Cuando ya habíamos degustado media chuleta aparece el mismo caballero con las patatas… ”ahí tenéis unas patatas”. El final bastante triste, tras esperar el servicio de café bastante rato, tuve que reclamarlo a uno de los camareros, para servir los licores también hubo demasiada demora. Aboné la cuenta en efectivo y cuando vinieron por ella, tras abrir la carpetita contenedora, el hombre cuenta uno a uno los billetes delante de nosotros, de mi invitado, y se va sin decir nada, me pareció cutre como mínimo. Cuando nos levantamos para irnos, ni un “¿han disfrutado de la comida?”, ni siquiera un “buenas tardes, hasta luego”. Pienso que nuestro estilo informal, aunque absolutamente adecuado, nos condenó a ser tratados de forma incorrecta. Tampoco es cuestión de empalagar, pero no me pasó desapercibido el trato mucho más cuidado que se les dispensó a los comensales ubicados en una mesa contigua, vestidos de manera mucho más conservadora...
Read moreBuscábamos una experiencia gastronómica de alto nivel en Vitoria-Gasteiz y nos sentimos completamente estafados en Zaldiaran. Supuestamente uno de los mejores restaurantes de la ciudad, pero en la práctica: una decepción total.
Desde el primer momento, el camarero fue seco y antipático, ni una sonrisa, ni un solo simple “buen provecho” en toda la tarde de degustacion. Cuando terminamos nuestras bebidas, ni siquiera se molestaron en preguntar si queríamos otra. Tuvimos que llamar la atención del personal constantemente.
Nos sentaron en una mesa incómoda, demasiado estrecha, y tuvieron que empujar la mesa contra nosotros, lo que fue muy desagradable. Tuvimos que pedir inmediatamente que nos cambiaran de mesa y si podíamos sentarnos uno frente al otro.
El pan fue servido sin mantequilla, ni aceite, ni sal, completamente seco. El camarero que nos atendió parecía estar en depresión: ni ánimo, ni explicación clara de los platos. Mi pareja no habla español y no hicieron el más mínimo esfuerzo por hacerse entender.
La comida estaba bien, pero muy por debajo de lo que uno espera de un restaurante con una estrella Repsol. Honestamente, no me sorprende que hayan perdido su estrella Michelin, y si siguen así, la Repsol no tardará en irse también.
No volveremos. Servicio frío, atención mínima y una experiencia que no justifica ni el...
Read more