El arco de Santa Ana está ubicado en la plaza del mismo nombre junto al río Ibaizábal. Este arco es la única puerta que queda de las seis que tenía la antigua muralla medieval de Durango. Esta puerta era la salida natural hacia Castilla y era denominada como la puerta del mercado, ya que por aquí pasaban las mercancías que llegaban al antiguo mercado medieval que estaba situado junto a la iglesia de Santa María de Uribarri. Inicialmente la puerta que había en este lienzo de la muralla se construyó a mediados del siglo XVI. Sin embargo, en 1743 debido al deterioro de la puerta renacentista el ayuntamiento la sustituyó por la barroca que se puede ver actualmente. Se trata de una puerta bastante sobria en forma de arco del triunfo realizado en estilo barroco. Está conformado por dos pisos, construido en su parte baja con sillares regulares de piedra caliza sin ningún tipo de ornamentación y con un arco de medio punto que permitía el paso de personas y carros. En su parte alta se abre una terraza abalaustrada sobre la cual se alza un bloque de sillares. En el lado exterior se puede ver el escudo de armas de la casa real de los Austrias, mientras que por su lado interno hay una imagen de la Virgen y el niño enclaustrada en el interior de una hornacina avenerada, cuya función era la de proteger a las gentes que vivían intramuros. Este bloque superior está cubierto por un frontón triangular sobre el que descansa una gran cruz de hierro. A ambos lados del escudo enmarcando el arco se levantan dos garitones cilíndricos cubiertos por cúpulas y rematados por pináculos con pequeñas cruces de hierro. El arco de Santa Ana destaca por su armonía y belleza, situado, además, en una preciosa plaza en la que despunta la impresionante torre campanario barroca de la iglesia de Santa Ana del siglo XVIII.