La actual iglesia de Justo y Pastor empezó a construirse en 1575 por parte de los jesuitas, bajo la advocación del apóstol San Pablo, del que procede el nombre original de este conjunto, así como el de la iglesia, conocida como Iglesia de San Pablo.
Tras la supresión en 1767 de la orden de la Compañía de Jesús, la Iglesia de San Pablo quedó cerrada durante cuatro años hasta que se trasladó a ella la colegiata de El Salvador, que se mantuvo en esta sede hasta 1799, en estas fechas es cuando la conocida como Iglesia de la Conversión de San Pablo pasó a llamarse parroquia de los Santos Justos y Pastor.
Desde el principio la Iglesia de San Pablo y el Convento de la Encarnación estuvieron unidos hasta 1835, año en el que se derribó esta unión para dar paso a las calles.
Esta iglesia es de nave única y planta de cruz latina, está apoyada sobre pilastras dóricas que abren hacia las capillas laterales que la bordean. La nave se cubre con bóveda de cañón, y una singular cúpula se eleva sobre el crucero. En el interior destaca además el Retablo del altar Mayor del siglo XVII. El altar mayor fue proyectado por Francisco Días Ribero, tiene columnas salomónicas y lienzos con episodios de la vida de San Pablo, realizadas por Pedro Bocanegra y cuenta retablos barrocos de Ruiz del Peral.
Desde el exterior son dignos de admirar tanto su gran cúpula como la portada principal. Su cúpula hemiesférica, diseñada por el hermano Pedro Sánchez y construida por el hermano Alonso Romero, está rematada por crestería de balaustrada con jarrones y dieciséis costillas que la recorren. La portada principal, que da a la plaza de la Universidad, es obra del arquitecto José de Bada y se realizó en el siglo XVIII. Está formada por dos cuerpos con columnas corintias sobre altos pedestales labrados y con relieves de mármol blanco, representando escenas de la historia de la Compañía de Jesús. Sobre ésta se alza el segundo cuerpo, flanqueado de columnillas con frontón roto por un relieve de la conversión de San Pablo, y encima como remate la estatua de...
Read moreLa Iglesia es preciosa pero... no merece la pena. Me casé allí el día 21/10/2017 y desde el primer momento todo fueron impedimentos, requisitos y normas por parte del cura. Para él esto es su "negocio" y te trata acorde a eso, no le importa quien eres, ni que sea el día mas importante de tu vida ni siquiera tu situación religiosa ya que para el solo eres un número, el 300 que es lo que cobra por boda, 300€. El día de la boda fué un calvario... revisa, cambia y da instrucciones a todos, desde invitados, músicos, fotógrafos e incluso a nuestra organizadora de bodas a la que no dejó hacer su trabajo en paz. Desde salir a la puerta a regañar a la novia por llegar tarde, pasando por una ceremonia más pendiente de fotógrafos y demás que del propio sacramento y terminando por el vergonzoso acto de echarte a la calle literalmente al terminar sin ni siquiera dejarte hacer fotos con tu familia, le da igual desde donde viajaran por estar allí o lo importante que sea para tí. Sí señores, esta vergüenza de párroco te trata con muy mala leche de principio a fin y no merece la pena que en un día tan importante te lo hagan pasar tan mal. Por eso recomiendo 100% que NO OS CASEIS ALLÍ. Nunca he visto a nadie tratar a la gente tan mal en una boda y es una vergüenza que una persona así sea cura y una pena que una Iglesia tan bonita tenga semejante criatura para representarla. Solo espero por el bien de la comunidad y en especial por las futuras novias que Don José Antonio se...
Read moreVergonzoso, supongo ajeno al párroco. Hace un par de sábados, sobre las 12.30 h. estaba el templo abierto, suelo entrar a visitar al Santísimo, como otras veces cuando hay bodas puertas adornadas y ocupación vía pública, con las cosa esperpenticas del sacramento matrimonial convertido en un espectáculo circense. Pues una señora mayor muy disfrazada para la ocasión con móvil en mano me dice que NO PUEDO ENTRAR, obviamente sin documentación alguna credencial, etc... Entre indicando que ella no era nadie para impedir mi acceso, oré unos minutos y al salir no paro de insultarme la poca vergüenza, como si ella fuera la dueña. Había boda, invitados entrando, todos sentados, altar mayor con novio y madrina esperando, medio templo, y novia sin aparecer, todo un espectáculo de Carnaval. Estuve comprando en Convento Encarnación y aún no había llegado la novia....Unos muchachos en la puerta estaban dando instrucciones para que llegase la novia... Increíble y bochornoso. La dueña del cortijo, seguro que ni es católica por los modales, prepotencia. Un poco de sensibilidad, flexibilidad con una persona mayor, aunque creo vista la mano de pintura en la cara de esta señora, seamos misma...
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