Estuve en dos oportunidades. Lo bueno: La cerveza artesanal me pareció muy buena. Es de la marca Berg Bräu local. La masa de las pizzas y el strudel de manzana, me perecieron excelentes. La atención de los mozos en ambas ocasiones fue siempre muy cordial.

Pero… Lo malo: El estilo del lugar rompe completamente con la tradición y la impronta de La Cumbrecita. Se puede hacer tranquilamente un emprendimiento con tendencia moderna por dentro, sin dejar de lado la impronta centro europea que da magia a la localidad. Domingo 31/03/24 por la tarde (13:30 h) fuimos a probar solamente el strudel acompañado de dos cafés. Los cafés y sus variedades no figuran en la carta. Pedimos la variedad expreso sugerido por la moza. El café era muy bueno, pero… Al pedir una segunda ronda, nos avisan que no va a ser posible “porque estaban reparando la máquina de café”. Al lado nuestro, a una pareja, que quiso pedir lo mismo que nosotros; se le avisó que no era hora de cafetería. Era hora de almuerzo. Curioso el hecho de que no esté informado en ningún lado y haya que enterarse cuando ya te sentaste. Y no menos preocupante, el hecho de que el lugar se llama “Un café” (Ein Kaffee, en alemán). Es como poner una panadería que se llame “Un pan”, y no vender pan en determinados horarios. Si hubiese sabido de antemano que el nombre no necesariamente representa el producto que se expende en el lugar, o que éste está limitado a horarios específicos; me ahorraba la situación eligiendo otro lugar.