Restaurant Austria — Restaurant in San Isidro

Un día estaba viendo un programa en el cable (El Gourmet), donde hacían recomendaciones de restaurantes y contaban un poco su historia. Así fue como descubrí Austria, un restaurante de comida típica. Me pareció interesante y lo agende. Después de bastante tiempo, finalmente llego el día para conocerlo. Fui con mí esposo. Hicimos la reserva por instagram. Pero cuando llegamos, la reserva no estaba tomada... Por suerte llegamos temprano, y sólo éramos dos personas. Así que encontramos lugar.

El salón principal es muy espacioso. La decoración e iluminación de las botellas, detrás de la barra, me gustó mucho. Las mesas son grandes y cómodas. El diseño de las sillas me hizo recordar al colegio. A mí parecer la música ambiente (Los Redondos) no estaba acorde a la temática del lugar. Igualmente, en cuanto se llenó el local, sólo se escuchaba el bullicio de la gente. Las nubes acústicas que tienen, no son suficientes. Otra opción, si no querés estar adentro, tienen un patio, al aire libre, debajo de un parral. También hay sombrillas.

Nos atendió Marcela, muy amable y atenta.

De bienvenida, te dejan unas fetitas de pan con unos daditos de berenjenas en escabeche. Estaba rico.

Bebida: Optamos por la limonada frozen con menta y jengibre (1 litro). Estaba rica.

La comida: Para degustar, pedimos una picada nórdica: un par de fetas de fiambres típicos (algunos me gustaron, otros no), unas rodajas de leber (muy bueno) unos daditos de queso (sin gusto, parecía plástico), un poquito de cebolla encurtida (rica) y un poquito de relish (muy bueno, muy rico). Acompañado de pan con semillas, calentito.

Para almorzar: Goulash + Spaetzle con crema agria. Ravioles de goulash con salsa rosa. El goulash se deshacía en la boca. Los dos platos estaban muy ricos!

Postre: Strudel de manzana con helado*. Brownie con helado Austria*. (*Ambos son helados del mismo y único sabor: crema.) Los postres estaban ricos.

Para el momento de pedir el postre, el restaurante estaba lleno y a full. Por lo que ya tardaban bastante en traer las cosas. Así que es recomendable ir bien temprano.

Algo que no me gustó, es que para ir al baño, tenés que salir afuera, al patio. Para mejorar: el baño!! No había jabón (dispenser roto), no tenía dónde colgar la cartera y le faltaba un poco de higiene.

Los precios no son económicos, pero es una salida especial, de esas que haces, de vez en cuando, para darte un gusto y comer...

El lugar tiene una onda entre restaurante clásico y bodegón, sin llegar a ser uno del todo. Es amplio y tiene un patio muy lindo con luces cálidas que le dan un clima acogedor, sin ser lujoso ni deslumbrante.

De entrada pedimos empanadas de carne que estuvieron bien, cumplieron, y una especie de rosca polaca, que era como un revuelto de gramajo con papas fritas, panceta, salchichas y otras cosas. Era una entrada para compartir, abundante, rica, pero nada fuera de lo común. También pedimos la degustación de salchichas, que trajo bastante variedad. En lo personal no fue lo que más me gustó, pero estuvo bien. Si te gusta ese estilo de comida, lo vas a disfrutar.

De principal pedimos el goulash con spätzle, que vino en buena porción y con muy buen sabor. Estaba bien hecho, sabroso, y me recordó bastante a los que probé en Viena.

De postre pedimos strudel de manzana y la torta Sacher, los dos postres estuvieron muy bien, ricos y bien servidos.

La atención en general fue buena, aunque hubo detalles para mejorar: no nos trajeron servilletas en toda la comida y la panera tardó bastante también. Más allá de eso, el trato fue correcto y amable.

Comimos un montón, terminamos reventados, y la relación precio-calidad estuvo muy bien. No es de mis restaurantes favoritos, pero si te gusta este tipo de cocina más centroeuropea, la propuesta está bien lograda y vale la...

El lugar es agradable. Posee un gran salón cubierto, amplio y luminoso. Se encuentra sencillamente ambientado estilo nórdico. En su parte trasera cuenta con un patio de piso de piedras, con mesas, sillas y sombrillas. El espacio es suficiente y el mobiliario guarda debida distancia. El servicio es muy bueno. La atención es esmerada. Los platos son, en su gran mayoría, de orígen alemán. La cocina es muy buena. Se recomienda el goulash con spätzle de plato principal, y como entrada, la picada alemana. En cuanto a los precios, el menú del día (lunes a viernes al mediodía) en donde se ofrecen 4 opciones y se aduna bebida (gaseosa, agua o vaso de limonada) más café o postre (ensalada de frutas o bocha de helado) es moderado. En tanto que la carta se encuentra un 25% por encima de restaurantes de similares características. Finalmente, en cuanto a las bebidas alcohólicas, la carta de vinos resulta suficiente, aunque cara en exceso. La oferta de cervezas es reducida. Se ofrecen pocas marcas industriales a precios exorbitantes. La cerveza artesana, además de resultar carisima ($380 la pinta, casi el doble que en sitios referentes) no es buena. En definitiva, te recomiendo ir a comer (si es el menú del dia, aún mejor), para después ir a tomarte una rica cerveza a algún otro lugar...