Once variedades de café se exhiben en una pintoresca tienda del Centro de Acapulco: costeño, criollo, caracol, expreso, caracol criollo, el tipo cubano, el descafeinado, el tostado y el tostado con piloncillo, que por cierto es muy rico, además del costeño premier.
Todos tienen algo en común: son guerrerenses. El negocio que los vende, Café Wadi, guarda en su nombre – cuyo significado en español es rivera de río – la tradición del café sureño, y el hombre que lo atiende, Said Guraieb, nos cuenta su historia.
Cipriano de los Santos es uno de sus clientes más fieles, lleva 35 años comprando su café en este local.
“Al llegar al lugar no es difícil percibir el aroma tan especial que existe en este lugar, la calidad de café que te sirven es estupenda, te deja satisfecho y te sube el ánimo”, comenta Cipriano.
Pero recalca, no sólo es café lo que se ofrece en este lugar, “sino que con Said uno puede irse siempre con una amena charla”.
“Said no es un hombre arrogante ni prepotente, es una persona amigable y atenta con todo mundo. Se lleva muy bien con todas las personas que pasan y las que lo rodean, y también con sus empleados. Es una persona muy conocida y querida por todos nosotros, nunca dejaría de comprar café Wadi”, dice sonriente Cirpiano.
El inicio de una tradición
El nacimiento de Café Wadi – que no siempre se llamó así – está tan lleno de cambios como la vida misma en Acapulco.
De hecho, el sueño nació en 1924, en Coatepec, Veracruz, donde el padre de Said, Wadi Guraieb, fundo la cafetería Emir, que además de vender café era una tienda de abarrotes.
Wadi había nacido en Líbano, tras heredar de su padre, cruzó mares y océanos hasta llegar a México. Ahí se casó y tuvo dos hijos: Said y, Aidé, su hermana.
Así, la vida terminó estableciéndolo en el maravilloso Acapulco de la entreguerras; ahí fundó otro negocio al que llamó Café Atoyac, ubicado en el centro del puerto, en la esquina de Eduardo Mendoza.
Al igual que en la antigua cafetería Emir de su padre, en el Café Atoyac vendían de todo: principalmente café, loza, dulces y refrescos. No tardó en convertirse en una de las principales tiendas de abarrotes, en una época en la que no...
Read moreBastante malo el servicio, desde la persona que prepara el café no tiene la mínima idea de vender su producto y agradar al cliente, el encargado igual, nadie sonríe, a excepción de 2 empleados que al parecer eran aprendices ( ojalá no aprendan a ser como los que están a cargo) y la señorita que cobra. Esperaba un sabor exquisito como quién lo ha recomendado menciona, a cambio de chutarme un pésimo servicio esperaba por lo menos algo rico y ni si quiera, me queda mejor a mí el café que hago en mi cafetera casera, todos los años que llevan vendiendo y el prestigio que tienen con la población acapulqueña, ya les debería de dar para renovar su máquina de café, que si parece ser la original, por lo vieja y deficiente...
Read moreI stumbled across this place. This place has the best coffee in Mexico. This is the real deal. Old school. The aroma, smell and taste of this organic coffee is heavenly. You must go here and try what a real cup of coffee is...
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