Onomura Santa Fe — Restaurant in Mexico City

I’ve had the privilege to have eaten at great restaurants all over the world, some with stars and some with lines out the door. But Onomura (Santa Fe) quietly delivers a dining experience so well-executed, that it makes you want to be better at your own job.

The food? Outstanding. You can taste the intent behind every dish. But this review isn’t just about the food, it’s about the people. Specifically, the level of service that elevates everything else.

As a business owner, I study operations and service constantly. I look at how teams function. How they make customers feel. And I can say without exaggeration: the service team at Onomura is in a class of its own.

I’m especially compelled to call out Guadalupe, who anticipated needs before we could voice them, made recommendations that enhanced the meal, and moved with an assurance that made it obvious she has either worked in a Michelin-starred environment or absolutely should be.

Her attention to timing and tone made you feel understood, but never interrupted. Every glass was refilled at the exact right moment. Every course arrived with just enough space to breathe. Guadalupe managed to make a casual sushi dinner feel like an experience, just for us.

Onomura...

Mexican sushi is hit-or-miss. This restaurant was a big miss. As someone accustomed to Californian sushi places, this place feels off. Really off.

The sashimi has the cut of smoked salmon. It looks like cat food on a plate.

And there are no vegetarian or vegan options. We ordered a custom avocado maki roll. It came with caviar. When we returned it, an avocado roll with mayo and pickled asparagus returned.

Onomura is a luxury restaurant in a luxury neighborhood. It fails to meet expectations in a city famous...

Muy buen lugar en santa fe en cdmx,comida japonesa comí con el querido hijo , de un entrañable amigo ya fallecido. Juan que es el nombre del hijo de mi amigo,que ademas de su hijo,eran tocayos...no me pregunten su nombre. Fue una deliciosa comida y Juan se encargo del menú,de entrada pidió un adictivo "taco" de anguila con quien sabe que,pero cuyo efecto fue de concilio ecuménico.. se reconcilió mi hambre ,con las ganas de comer y ese"taco"(no se ni averigüe el nombre de ese manjar) fue el vehículo para iniciar esa jornada de pacificación. Acto seguido nos enviaron una cartuchera con sustituir,que de nueva cuenta,ognore su apelativo...pero lo que no ignore y aun guardo su recuerdo,en lado del cerebro que conserva las imágenes colores y sabores. No contento con eso ,ordenó dos sopas de unos fideos con algunas algas o similares y entremezclado con esbeltas y apetecibles rebanadas de top sirloin,y si no fuera suficiente proteína, navegaba de un extremo a otra del tazon ,dos mitades de un huevo cocido o duro,que se marido con todo lo demás y vivieron juntos y felices,los escasos 10 minutos que me llevo terminar con esa sopa,y,de manera discreta lo acompañe con un arroz frito ,que tenía todo menos ser "ordinario" . Un botella de agua para Juan y dos whiskies con ginger ale. El tiempo transcurrió con mayor velocidad que lo acostumbrado y nos despedimos con un fuerte abrazo y el compromiso de volver a comer juntos,lo más pronto posible. El lugar atractivo,discreto,sobrio y con excelentes platillos japoneses. Personal...