A ver, con 2do muelle no tengo problemas, las porciones son consistentes, no llegando a ser uberrimas, pedí una parihuela que estuvo cargada de mariscos calamar, pulpo, conchas y caracol, pedacitos de pescado blanco, talvez ojo de uva, pedi tambien una milanesa de pescado con arroz, estuvo muy bien apanada, pescado blanco suave y con sabor, luego pedí un tiradito al ají amarillo, nada del otro mundo, no muy abundante la porción, muy regular y el detalle del camote glaseado lo hacia simpático al plato, la atención de los mozos muy atentos, rápidos y me ayudaron con la elección de platos sobre todo que tenía a mi hijo y quería algo que pueda comer, logre el objetivo, la chicha fue el punto de quiebre, excelente nunca he probado una chicha más sabrosa en ningún otra cevichería, estuvo muy bien aromatizada de hecho con pimienta chapa, piña, mucho limón, Canelita y mucha dedicación, en general puedo darle un 9.5 di no fuera porque no tenían un espacio para los abrigos, termine poniendo mi abrigo en la silla, eso a futuro en invierno sería bueno que tengan un lugar para guardar los abrigos, es incómodo sobre todo si son 3. Por lo demás me llevo la experiencia de disfrutar Rica comida en un lugar agradable y bastante acogedor. Pero una recomendación, coman en las mesas de afuera, adentro parece una pelea de cacatúas y eso es lo que nunca voy a entender de los restaurantes peruanos, o somos muy bulleros o simplemente que nos tomamos muy a pecho que se siente uno muy en casa, creo que para almorzar no es necesario que los comensales se enteren con las conversaciones ajenas, esa mala costumbre debemos desterrar los peruanos si queremos traer más turistas. Para comer y departir hay que manejar los tonos de voz, es un momento con la familia que merece ser respetado.