Tuvimos la ilusión de probar la auténtica comida manchega en este restaurante de Albacete, ya que estábamos visitando la ciudad. Lamentablemente, nuestra experiencia no fue la que esperábamos. Al llegar, nos dirigimos al salón y nos dijeron que consultáramos en el bar para conseguir una mesa. Allí, el camarero Kiko fue muy amable y nos informó que tenían una mesa disponible, la número 21, y nos pidió que se lo comunicáramos al encargado del salón.
Desafortunadamente, al regresar al salón, presenciamos cómo atendían a un grupo con reserva y les ofrecían una copa de vino. Una vez llevados a su mesa, nos volvió a atender el mismo señor que nos había indicado previamente que no había espacio y que preguntáramos en el bar. Le explicamos que Kiko nos había asegurado que la mesa 21 estaba libre y destinada para nosotros, pero él insistió en que ya estaba ocupada. Nos resultó extraño, ya que nadie más había pasado delante de nosotros. Fue en ese momento cuando hizo un comentario insinuando que no nos daba la mesa debido a que llevábamos la camiseta de nuestro equipo de fútbol, que casualmente jugaba contra el suyo esa misma noche.
Este comentario fue lo que realmente nos hizo sospechar que nos estaban rechazando por ser del Levante. Si no hubiera hecho ese comentario, quizás hubiéramos pensado que se trataba de un error por parte del personal. Decidimos salir del restaurante con una sensación de malestar, preguntándonos cómo un establecimiento puede tratar así a un cliente cuando nuestro dinero es igual de válido que el de los locales.
A medida que nos dirigíamos a la salida, una camarera salió a buscarnos y se disculpó, explicando que la mesa 21 que nos había mencionado Kiko era, de hecho, nuestra. Sin embargo, en ese momento, ya nos sentíamos incómodos y rechazamos volver atrás.
Es decepcionante haber recibido un trato tan desfavorable y nos deja con una sensación negativa hacia el restaurante. Esperábamos disfrutar de la comida manchega y de una experiencia agradable, pero lamentablemente eso no fue posible. Ojalá en el futuro el personal del restaurante pueda brindar un trato más equitativo a todos los clientes, independientemente de su procedencia o...
Read moreExcelente sitio para comer en Albacete, al pie del centro Comercial Albacenter y a 12 minutos del pasaje de lodares.
El local en sí, es grande y acogedor. Fuimos un Domingo y estaba lleno. Habiamos reservado y quizás, es lo más recomendable.
Tiene una carta enorme. Menú degustacion, menú especial del día, un gran surtido de entrantes, de carnes, pescados, menú vegetariano... Es difícil, no encontrar algo que te guste.
En nuestro caso, pedimos el menú degustacion "cosicas", que reúne los platos típicos dela zona. Eso si, antes de pedir esta opción, hay que estar preparado... No es una degustacion al uso en pequeñas dosis. Cada uno de los diez platos de los que se compone, es de un tamaño grande (más grande del que se espera uno) y llegar al postre es un verdadero reto (de hecho el plato del postre es gigantesco y hace honor a su nombre "pupurry", porque tiene un poco de todo).
De este menú, me gustó prácticamente todo. Para bien destacaría el gazpacho manchego con caza, las angulas de monte con bacon y el atascaburras y para mal, lo único que me gustó menos, las migas ruletas con chorizo.
El resto de platos, que se veían en otras mesas, tenían igualmente una pinta excelente, destacando sobremanera el codillo.
La atención del personal, muy buena, en todos los sentidos, rozando la perfección. Los camareros funcionan, como un auténtico reloj, sin que eso esté reñido con la amabilidad. El servicio transcurre con enorme agilidad.
Los precios, realmente buenos, para lo que se come, tanto en calidad como en cantidad. El precio por ejemplo del menú degustacion era de 27,50€ y el del menú corriente, creo lo mismo o casi. Las bebidas, por ejemplo, tercios a 3 euros, cocacolas a 2,50 o cafes a 1,80.
Asi que buen sitio para comer, tanto si vas de visita a Albacete, como si te pilla de paso...
Read moreHacía años que no iba y guardaba muy buen recuerdo donde hemos hecho comidas y cenas de trabajo y llevado a personas para que se llevaran una inmejorable impresión de nuestra gastronomía.
Mis temores de que ya no fuera igual, se disiparon.
Al llegar no faltaba la típica cuerva; el camarero que nos atendió, era uno de los de siempre.
Contrariamente a lo que sueles encontrar en la hostelería local, cuenta en la carta con un Menú vegetariano, emulando al de Degustación, con su desfile de platos.
El mejor queso frito manchego, para mi gusto, sigue siendo el de este restaurante.
Los sencillos aros de cebolla con ese rebozado estaban buenísimos, no tienen nada que envidiarle a unos calamares. Las setas a la plancha y el pisto, espectaculares.
Me atrevo, modestamente, a hacer alguna sugerencia:
Al moje le añadiría su pizca de comino majado con ajo (mi madre siempre lo hacía así).
El revuelto que supuestamente ponía de huevos con espárragos, eran ajetes y era más bien huevos rotos con unos pocos ajetes.
El cardo posiblemente con algún encurtido le daría un poco de más potencia al plato.
El postre sigue siendo una maravilla: el panete, la hojuela… sabores de siempre.
El servicio muy atento y rápido.
La vajilla, como siempre, cuidada así como la decoración que hace de este sitio un lugar tan especial, tan nuestro.
Una observación respecto a la disposición de algunas mesas.
La nuestra estaba pegando a otra con lo que si tienes vecinos algo ruidosos, resulta algo molesto. Un poco de distancia en algunas, sería de agradecer.
Un lugar al que seguir volviendo para encontrarte con los sabores de siempre y para quienes somos vegetarianos, con el placer de hacerlo a un lugar que sin perder su esencia, evoluciona con los tiempos y se abre a...
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