Llevo años disfrutando de este restaurante y de su personal. Desde hace algo más de un año cambiaron a unos familiares o conocidos. Empezaron muy bien. Sin embargo este verano las veces que he ido ha sido nefasto. El chico empezó con alegría hasta convertirse en lo que siempre ha sido la mujer mayor que hay: desagradable y quizás deshonesta. Desde intentar cobrarte la bebida que ya va incluida en el menú, hasta negarse a darte un cacharrito de salsa para llevar, o darte los tapper para llevar llenos a poco más que la mitad. Por si fuera poco la última vez que he ido en la ensalada me he encontrado un bichito que adjunto en la fotografía.

Los precios y el racaneo pueden justificarse por la subida generalizada de los precios, aunque el menú del día ya subió.

La mala educación no tiene justificación, pues todos sabemos mínimamente agradables, como en una entrevista de trabajo.

Por último cada vez me han sentado peor al estómago sus comidas, aunque esto es subjetivo.

Yo tardaré un tiempo en ir, quizá hasta el verano que viene, pero ojalá cambien estas cosas y esa familia pueda seguir viviendo dignamente de su trabajo y nosotros disfrutar de su profesionalidad.

Lo siento pero la valoración que para mí era de 4*, solo se merece 1* en estos momentos.