Local relativamente nuevo en Bormujos (menos de un año), cuenta con un salón no muy amplio, pero sí acogedor, con estética retro y artesanal y muy luminoso gracias a la pared cristalera que tiene. También tiene una pequeña terraza con un encanto muy especial, por su mobiliario y luz. Ambas zonas ofrecen mesas altas y mesas bajas, algo que me encanta.

Su oferta gastronómica se basa en cocina mediterránea con toques de cocina internacional y punto vanguardista. La materia prima que emplean es local y gran parte de ella ecológica. En cuanto a carta de vinos, es amplia y variada, ofreciendo gran variedad de vinos andaluces.

Estuve al principio cuando abrió puertas y perdí información. Por ello no había hecho mención como bien merece antes. Pero si recuerdo perfectamente el puerro asado con queso de cabra, el huevo a baja temperatura con crema de calabaza y la ensaladilla ahumada con atún de Barbarte. Probé algo más, pero no logro ponerlo en pie, si recuerdo que todo me gustó mucho.

En esta ocasión probé una tabla de quesos y las croquetas. Los quesos muy buenos y las croquetas de sabor ricas, cremosas y sabrosas, aunque cierto es que me gustan algo más doradas y crujientes.

En cuanto a personal, cuenta con personal muy atento, profesional y amable. Ponen la guinda a la experiencia sin duda.

En definitiva, lugar con encanto y cocina rica que merece la pena conocer.