¡LAMENTABLE! Una sola estrella y porque no se pueden poner estrellas negativas. Llegamos a este sitio sobre las 3 y media, entré para preguntar si la cocina estaba abierta, me tuvo que contestar una clienta que sí, ya que ellos ni caso. Nos sentamos tres en la terraza, fui dentro simplemente para avisar al camarero de que estábamos sentados fuera y ya me contestó borde que iría cuando pudiese porque eran muy pocos y estaban desbordados, a lo que le respondí que simplemente era para avisarle de que estábamos fuera. Esto de que estaban desbordados es altamente cuestionable, ya que dentro estaba más de la mitad del restaurante vacío a esa hora. Tanto los clientes del interior como del exterior del establecimiento mostraban su descontento. Según varios decían, palabras textuales: "media hora para que te atiendan, media hora para que te traigan el segundo, media hora para los postres y encima ni perdón piden y se ponen chulos" o también decían que los camareros anteriormente citados se quejaban de que su jefe no contratase más personal. Pasados unos 15 minutos, salió una camarera con los segundos de la mesa de al lado, un entrecot fue devuelto porque según la señora de la mesa de al lado olía mal. En ese momento dicha camarera me vio y me dijo "VENGO ENSEGUIDA". Esto último lo pongo en mayúscula porque va a ser relevante. Pasados 20 MINUTOS, ya entré para preguntar. Fui a preguntar a un camarero a que cuanto les faltaba para atendernos, pero justo por detrás apareció la camarera de antes diciendo "YA TE HE DICHO QUE TENÍAS QUE ESPERAR 10/15 MINUTOS" cosa que no nos había mencionado en ningún momento. Pero lo peor de todo fue que esto me lo dijo gritándome a la cara y en un tono muy desagradable y cuando ni siquiera estaba hablando con ella sino con su compañero. De todas formas le contesté que ya eran 20 minutos los que llevabamos esperando (desde que nos había dicho que venía cuando el incidente del entrecot en mal estado. Más los 15 minutos que llevábamos esperando antes) ella me volvió a responder de muy malas formas y pareciendo que está orgullosa de su mala educación. Entonces le dije que no se preocupase que nos íbamos, a lo que me empezó a decir que me había dicho que esperase 10/15 minutos (mentira), que si no lo entendía que era mi problema. Le dije que yo puedo entender que esté muy liada, pero que si yo le estoy hablando con educación merezco recibir el mismo respeto, a lo que empezó a vacilarme con que qué me había dicho. Entonces le dije que le pondría una mala reseña, a lo que me contestó que no le importaba. Esto último pensado fríamente tiene sentido, porque cómo les va a importar una mala reseña si tenían a casi todos los clientes echando pestes del servicio y no hacían nada para remediarlo. Al irme los clientes de alrededor me dieron la razón diciéndome que lo mejor que podía hacer era buscar otro sitio, y así fue, fui a la panadería de enfrente a comerme una empanada deliciosa y cuando me la terminé de comer, miré a este sitio y los demás clientes aún no habian recibido su siguiente plato. Si tienen la oportunidad de ir a este sitio a comer, no lo...
Read moreRestaurante Sargo: donde el arroz está en su punto, el café reconforta… y la atención inicial te hace sentir como si hubieras pedido comida en Mordor
Nada más entrar, nos recibe una chica con tatuaje en el brazo izquierdo, coleta y actitud de “no me hables que estoy en modo diva de turno”. Nos suelta, sin pestañear: “No tengo mesa para cinco y en esas mesas altas no vais a estar agusto, asi que no tengo mesas y vais a tener que esperar muchísimo.” Así, como quien te niega la entrada a un club exclusivo por llevar sandalias. Tras insistir, explicar que veníamos con dos niñas y que parábamos en el hotel de al lado, nos concedió el privilegio de sentarnos en una mesa alta, como si nos estuviera haciendo un favor celestial. Nos sentimos como perros callejeros suplicando sobras detrás de un restaurante de lujo.
Pero atención: el arroz estaba espectacular. Carne, verdurita tímida (como si la verdura tuviera miedo de molestar), y en su punto. El camarero de origen oriental fue un sol: rápido, educado, sin un mal gesto. La chica de raza negra también nos atendió con una sonrisa que no se compra ni en Amazon. ¡Bravo por ellos!
Ahora viene el capítulo del bonito a la plancha. Lo pedimos. El camarero nos dice que no hay. Nos ofrece merluza en salsa. Y de repente… ¡aparece el bonito! Pero no un bonito entero, no. Tres trozos distintos, como si hubieran hecho un Frankenstein de pescado con lo que sobró de otros platos. No digo que sea así… pero mi imaginación, que es muy creativa, me da pie a pensar que sí, sí, sí.
Las costillas estaban muy ricas, eso sí. Pero el bonito reapareció como por arte de magia, justo después de que nos dijeran que no quedaba. ¿Milagro culinario o arqueología de cocina? Nunca lo sabremos.
Una mujer con experiencia en el local tuvo que decirles a los chicos que bajaran el ritmo, porque estaban cometiendo errores por ir demasiado rápido. Y la chica del tatuaje, lejos de reflexionar, se sintió Frida. Sí, como Frida Kahlo, pero sin arte ni dolor legítimo. Después de que comimos, pagamos y le dijimos —con toda la educación del mundo— que no se trata así a los clientes, se ofendió como si le hubiéramos insultado a su abuela y dio un paso hacia adelante con más soberbia que un influencer sin seguidores.
El café, por cierto, muy rico. Lo mejor para cerrar una comida que fue mitad delicia, mitad episodio de “Pesadilla en la Sala”.
Conclusión: Si vas por el arroz, las costillas y el café, adelante. Si esperas ser recibido con amabilidad desde el minuto uno… Prepárate para activar el modo mendigo gourmet.
🌟🌟🌟 (3 estrellas por la comida y los camareros que sí saben tratar a la gente. Las otras dos se las llevó el ego de la portera del apocalipsis...
Read moreEstuvimos este fin de semana, tres personas que compartimos unos mejillones al vapor, unos calamares fritos, un arroz con bogavante, postre y café.
La comida excelente, de cinco estrellas para el tipo de restaurante que se trata, no hablamos de un restaurante de lujo (ni falta que hace). Los mejillones con una gran calidad en la materia prima, los calamares quizás un pelín hechos de más (pero comprensible también porque el restaurante estaba abarrotado y entiendo que la cocina estaba estresada) y un arroz y bogavante en el que, de nuevo, destaco la frescura del marisco y el buen hacer con el arroz. Postres también muy buenos.
Mención aparte la atención, nos sirvieron dos camareros (había una camarera pero no nos atendió) y había un evento (Osa del Mar Festival) al lado del restaurante, con lo que el lugar estaba abarrotado y fuimos en hora punta, todo ello hacía indicar que la atención (lógicamente) podía no ser la mejor, pues en medio del griterío y el jolgorio que había en el salón (cualquier otro día hubiera estado más tranquilo, por supuesto) ambos camareros nos atendieron de manera rápida, eficaz, con humor y con una sonrisa en los labios. Haría bien la propiedad en cuidar a estos profesionales porque no es sencillo conseguir atender al personal de manera tan brillante teniendo en cuenta las difíciles circunstancias en las que trabajaron el sábado 07/09/2024. Mi más sincera enhorabuena.
Como vivimos en Galicia, volveremos a este restaurante, que no le quepa la menor duda a la dirección del...
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