Tiene gran mérito, pero le falta aún entidad y recorrido. En una ciudad como Burgos, en donde impone su ley el cordero asado y la morcilla, tiene un enorme mérito que un restaurante se atreva a ser diferente, se salga de la norma y procure sorprender a sus comensales con un concepto de cocina completamente diferente, que fusiona toques asiáticos, con presentaciones minimalistas, raciones pequeñas, impacto visual de la coquinaria y un atrevido contraste de sabores. El local es pequeño y también se sale de lo habitual en la zona, ya que las mesas están en un comedor rodeado de enormes cristaleras, de manera que parece que se está en una especie de escaparate. No hay carta, y se ofrece un menú degustación que cuesta 39 euros, pero que acompañado con un buen vino y el café se eleva hasta cerca de los 50. En nuestro caso comenzamos con una preparación de cuchara, con un caldo de chicharro, servido sobre una vistosa composición de verduras y gelatina. Vino después un carabinero, con su cola desnuda sobre una salsita, y la cabeza caramelizada para chupar y disfrutar de su intenso sabor. Lástima la baja temperatura de la cola, que echaba a perder la cuidada preparación. El mismo problema encontré en unas láminas de atún, bañadas con una salsa bilbaina caliente, que aunque doró levemente el túnido, no le dio la necesaria tibieza. Deliciosa la sardina marinada, plena e intensa de un potente y nítido sabor, y muy bueno también el cangrejo servido con una sabrosa salsa picante (aunque para cuatro personas nos lo sirvieron en dos cuencos para compartir). No me convenció la carne de potro presentada sobre arroz blanco, con salsa de soja y un toque de wasabi. En los postres, comenzamos con un carpaccio de sandía, un tanto convencional, y acabamos con un coulant, una especie de pastel o magdalena crujiente, rellena de crema caliente de chocolate (extraordinario). A destacar el servicio amable, el interés que pone Saúl Gómez en el momento de atender a los clientes y explicar sus platos y preparaciones, así como la interesante y original carta de vinos. Creo que le falta un pelín para que sus platos sean realmente redondos, pero fue una buena experiencia gastronómica, que anima a repetir la visita dentro...
Read moreY hubo que cenar 🍽️
🎨 En el Paseo Comuneros de Castilla, entre el centro y Gamonal de la ciudad de Burgos (Castilla y León), el restaurante Blue Gallery propone una experiencia gastronómica donde la creatividad y la honestidad se dan la mano. Bajo la dirección del chef Saúl Gómez, este espacio ha sido distinguido con un Solete de la Guía Repsol y se consolida como uno de los referentes de la cocina contemporánea en Castilla y León.
🆒 El espacio es moderno, luminoso y acogedor, con un comedor acristalado que invita a disfrutar sin prisas. La atención es cercana y profesional, con el propio chef explicando al detalle la carta de vinos o algunos de los platos. Una experiencia honesta, bien cuidada y con mucha personalidad.
♨️ La propuesta gira en torno a tres menús sin carta: un Menú Business, ágil y bien resuelto para los mediodías de diario; un Menú Degustación, que se sirve en comidas y cenas seleccionadas como recorrido de ocho pases según temporada y mercado; y un Menú Pareja de Dos, pensado como una cena degustación completa para compartir. No hay elección: todo llega a la mesa como sorpresa, y cada pase busca el equilibrio entre producto, técnica y emoción.
👨🏼🍳 En cocina, Saúl combina con destreza influencias asiáticas y locales: espárrago a baja temperatura osmotizado con remolacha, mantequilla de anchoa y nieve del agua del propio espárrago; chili crab de cangrejo de mar con su sopa a los cuatro chiles o carrilleras de Black Angus a baja temperatura con puré de remolacha … Texturas, temperaturas y contrastes bien armados, con platos que sorprenden sin perder el norte.
Blue Gallery 🗺️ Paseo Comuneros de Castilla, 19 09006 Burgos, Castilla y León ☎️ 947 00 93 46 🌐 www.bluegalleryrestaurante.es 📸 @bluegalleryrestaurante
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Read moreEstuvimos ayer comiendo y la sensación con la que nos fuimos todos fue de gratitud y de satisfacción plena. Empezando por el servicio y la atención que fue inmejorable y siguiendo por los platos, cada cual más bueno y sorprendente. Creo que tenían todos tan buena pinta que solo me acordé de hacer fotos a dos de ellos. Tuve la sensación de estar comiendo platos “Top Chef”. ¡Fue muy divertido!
Pedimos un menú del día al ser viernes y consistía en 4 platos que fueron una auténtica delicia: la sardina con su cama de tomate y terciopelo de aceite, los espárragos naturales hechos a baja temperatura al vacío con helado de “una especie de mayonesa” (maravilloso contraste frio-templado), la carne de costilla asada braseada durante tres horas al estilo argentino con una salsa espectacular y el bizcocho para chuparse los dedos para terminar. A mi sobrina de 5 años le hicieron un arroz a la cubana con salchichas y plátano frito que la encantó y un postre con reinterpretación de macedonia de frutas que también estaba buenísimo.
He estado en restaurantes de renombre, de cocineros con estrellas michelín y puedo asegurar que este sitio nada tiene que envidiarles. A Saúl solo le faltaría ir a Top Chef para saltar a la fama.
¡Felicitaciones al chef y a todo su...
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