La Nocciola Calafell — Restaurant in Calafell

I was really pleasantly surprised with this restaurant. The menu is vast and you can find anything from cold and hot sandwiches, hamburgers, salads, crepes, so many coffees…etc. You can see the menu in their website(I liked it this way as it’s germ free) which you can find by scanning the QR code on the table, or you can ask for a printed one.

Everything we ordered (veggie sandwich aka focaccia bread with avocado and a couple of other ingredients, hamburger with fries, American coffee decaffeinate, beer) was delicious! We paid twenty something euros.

The place is dog friendly and they’ll bring you a bowl of water for them.

The waiter was very friendly too. I apologize to him because we forgot to bring money with us, we only had credit card, so we couldn’t...

Wooooooooooooooooowwwwwwwww absolutely incredible! This is the perfect place to spend a nice time drinking something and eating delicious pancakes!!! If you ever come to Calafell beach, you've gotta come here! This place is also called "Louise Les Glaces" and trust me when I say: "It's A MUST" the service and speed and the food it's absolutely amusing! And believe me there's no better experience to dream about than being attended by Maria, she is the cutest, green eyed, blonde/caramel haired girl you'll find over here, she's so cute and her smile is a dream to live! Absolutely and undoubtedly...

Atención al cliente nefasta. La camarera que nos ha atendido transmite enseguida al cliente lo amargada que está, su hartazgo vital. En vez de una sonrisa, te mostrará su mejor mueca, todo estampado en un bello careto. Intentarás sentarte en una de las sillas dispuestas en una terraza aglomerada por otras mil sillas y mesas. No podrás hacerlo. No te rendirás, quieres pasar un buen rato con vistas al mar. Moverás una mesa y muchas sillas con la esperanza de lograr sentarte. Y mientras estés en pleno ademán de hacerlo, se acercará la simpática antes citada y te echará la bronca. Le dirás educadamente que lo haces porque no hay otro modo posible, no cabe ni una aguja entre mesa y mesa. Volverá a ponerte un careto y con una buena dosis de sarcasmo insistirá: «No la muevas, cariño». Cariño. A lo que añadirás: «Si no queréis que movamos las mesas y que no nos sentemos en un sitio que no os va bien, porque dices que necesitas pasar, ¿por qué no quitáis algunas mesas?». Y con sus dientes grises te sonreirá —deseando matarte, para sus adentros— y con una pizca más de sarcasmo te recordará que lo que allí vemos como clientes es cosa de la jefa. Si buscáis pasar un buen rato, recordad...