Una cuina excel·lent, però una experiència humana decebedora Hem estat clients habituals tant del restaurant Daily com del restaurant Manolo, tots dos gestionats pel mateix equip. Ens agrada molt la vostra cuina: saborosa, ben presentada i amb un toc de creativitat que valorem molt. Però l’última visita aquest passat dissabte dia 26 va ser profundament decebedora, no pel menjar, sinó per la manera en què se’ns va tractar. En arribar, i com fem naturalment a casa nostra, demanàrem en valencià: "un ou poché i un plat de macarrons". El cambrer ens interrompé amb un sec "en castellano, por favor", en un to poc amable. En lloc d'intentar entendre o fer un gest de respecte, se'ns va exigir canviar de llengua. Personalment, mai he obligat ningú a canviar d’idioma. Per a mi, comunicar-se és, sobretot, escoltar amb respecte. Per evitar problemes, traduírem al castellà: "un huevo poché y un plato de macarrones". I li vaig dir educadament que "ou poché" era "huevo poché" en castellà. Però, sorprenentment, el cambrer tornà a corregir: "en castellano se diria huevo pochado".I més encara quan en la carta posa "huevo poché". Una segona rectificació, igualment innecessària i poc encertada. Ens vam quedar bocabadats. No era una conversa sobre gastronomia ni lèxic, sinó una comanda en un establiment on esperàvem sentir-nos ben rebuts. El més irònic del cas és que el cambrer era una persona que, per l’aspecte físic, molt probablement ha hagut d’enfrontar-se al racisme en algun moment. I, tanmateix, la resposta que ens va donar fou, honestament, pròpia d’un discurs colonialista: exigir l’abandonament de la llengua del lloc on vius i treballes, com si fora un obstacle. Més tard, la meua germana, en castellà, li digué que el plat estava brut. Ell respongué que no, que estava ratllat, però que igualment el canviaria. Una altra resposta defensiva. Vorejant ja la violència en la comunicació amb el cambrer. No s’entén que el cambrer reaccionara corregint i discutint, en lloc d’assumir l’error amb naturalitat. Continue pensant que feu una cuina excel·lent, i que el vostre projecte és molt bo. Però al Daily no tornarem, millor al Manolo on ens tracten molt millor. No pel menjar, sinó pel tracte. Em dol especialment haver de viure això a la meua terra, on esperava sentir-me respectat com a client i com a parlant d’una llengua...
Read moreLa comida es muy buena desde que abrió el gastrobar, pero en los últimos años ha ido a peor el resto de ámbitos del restaurante. Para empezar el servicio es bastante desastroso en lo que a organización se refiere, te ponen el mismo tamaño de ración del menú (en los platos del menú que no vienen en plato individual para cada comensal) tanto si sois dos personas como si sois tres, lo que huele a tacañería a la legua, lo mismo te sacan dos entrantes seguidos y tienes que esperar 15 minutos al siguiente, los últimos años no han aprendido a usar el aire acondicionado, porque o lo usan con la puerta a la calle abierta o con el disipador de calor dentro del local, por lo que en unas zonas hace frio y en otras mucho calor. Por si fuera poco ofrecen un wifi en el que tienes que registrarte que luego no funciona. No voy a restaurantes por el wifi, pero si no va a funcionar, que no lo anuncien como si fuera un reclamo para la gente. Además te cobran el menú con precio de fin de semana el viernes por la mañana...
En definitiva, la comida sigue siendo muy buena, pero tengo la sensación de que por el precio que cuesta el menú, ser un poco rata con ciertos detalles como lo de los tamaños de las raciones compartidas del menú iguales aunque se sume algún comensal más, la organización, y detalles como cobrar agua de grifo filtrada a tres euros, hace parecer que los últimos años ha interesado mucho más hacer caja y vivir del nombre de tener una estrella michelín, que el cliente o la calidad...
Read moreAl amparo del restaurante del mismo nombre, recomendado por Vía Michelín y con nada más y nada menos que 2 soles Repsol, acudimos para "probar" al gastrobar como opción de acceso y decidir si escalariamos al local de nivel superior. El inicio, decepcionante (nadie sale hasta pasados unos minutos para hacer la recepción y ubicación en mesa, demasiada espera en la primera demanda de bebidas y aún mayor para la de comida. Aún así el trato personal de los camareros, correcto y acogedor) La comida, bien con matices. El pan del servicio de mesa, aceptable sin más, exquisito aperitivo de puré de verduras con toque se naranjas, bravas y croquetas de pollo buenas, calamares frescos pero nada extraordinario y lo mismo se podría decir del bacalao en tempura, muy fresco y sabroso. Sin embargo, precio a mí entender excesivo en estas dos raciones concretas. La pluma, del montón sin más. Y una vez más, con mala relación calidad, cantidad, precio. Tarta de queso al postre, muy buena y ración algo escasa para 9 euros. Vino probado muy "ramplón" para 4 euros/copa. En resumen, calidad-cantidad-precio sólo aceptable. Nada extraordinario ante las expectativas que llevaba (no me importa ni el precio o la cantidad si lo que como es excelente, aunque salvo la pluma sin ninguna queja en cuanto a calidad). Creo que no probaré el restaurante. Una vez más y pese a los retrasos, gracias al camarero principal por su...
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