Como si de un viaje en el tiempo se tratase el Vagón de Beni propone una “EXPERIENCIA” gastronómica actual en un entorno ambientado en una estación de tren. Los dos vagones que componen las salas son trenes restaurados los cuales acogen entre ambos una pequeña terraza a modo de “apeadero” que disfrutaremos en verano con seguridad.
Cuentan con una amplia variedad de platos tanto a la carta como fuera de ella. En nuestro caso, apostamos por el menú degustación el cual constaba de un aperitivo, tres entrantes, un plato principal y postre. El día que fuimos el menú se componía de los siguientes platos:
Aperitivo: Crema de zanahoria y croqueta de carabinero Entrantes: Vieiras a la compostelana. Foie con compota de manzana Pulpo aromatizado con aceite ahumado y soja, romescu de avellanas, tirabeques, puerros confitados y tomates asados. Principal: Merluza en salsa pepitoria, trigo tierno y judías verdes salteadas. Tournedó de ternera (solomillo de ternera) con hígado de pato y salsa de vino dulce de Madeira. Postre: Sorbete de maracujá con chocolate Flan de queso que en nuestro caso sustituimos por tarta de queso, ojo que nos ofrecieron el flan también .. sin embargo declinamos el ofrecimiento porque no podíamos comer más.
Nuestra experiencia:
Tanto la atención recibida como el menú degustación fueron impecables. La calidad del producto que ofrecen es inmejorable y la cantidades sorprenden bastante, para bien. Los platos del vagón confirman el hecho de que un plato no debe estar vacío para ser una obra de arte para la vista, y el paladar. Cada elaboración era mejor que la anterior, no obstante recomendar indiscutiblemente las croquetas de carabineros, el pulpo, el tournedó y la tarta de queso la cual sirven recién hecha, caliénte, liquida y con una galleta que se deshace en la boca.
Repetiremos solos o en compañía y con probabilidad más pronto que tarde. Gracias al equipo del vagón! Nos vemos muy pronto.
Consejos: Reserva con tiempo Considera las sugerencias fuera de carta 100% prueba la tarta de queso. Pide a la carta, o ve con hambre, el menú degustación es una comida muy copiosa. Calidad - Precio muy buena, y merece el precio que tiene. No obstante, somos conscientes que no es un restaurante para todos...
Read moreUn restaurante con recomendación de la Guía Michelin cuyo mayor atractivo es comer, literalmente en un vagón de tren de 1931. El restaurante en sí respeta el estilo clásico que corresponde a la época original del tren. También lo respeta su cocina, basada en productos de proximidad. Dispone de carta y varios menús. Nosotros hoy os presentamos su menú gastronómico de fin de semana.
Otoño y sierra son sinónimos de setas y por eso el menú comienza con un aperitivo de crema de boletus de temporsda y vinagre balsámico de modena. Un pequeño plato para abrir boca con un potente sabor.
El entrante es Ensalada de queso de cabra “Suerte Ampanera” con jamón de pato, cremoso de pera conferencia y Pedro Ximenez. Una ensalada templada muy juguetona entre el dulce de la pera y la intensidad de un queso de cabra ecológico que realizan en Colmenar Viejo.
Seguimos con unas Croquetas caseras de boletus con emulsión de boletus. Las croquetas, caseras, se deshacían en la boca aunque en este caso hemos de decir que posiblemente el plato no sea el más acertado pues resultaba algo incómodo coger la comida.
De pescado, Merluza de pincho en salsa verde con berberechos. Con una salsa muy ligera, se trata de una receta que todo el mundo conoce así que lo que se le exige es que no haya un error. Y el plato cumple, la pieza está en su punto y es de calidad y los berberechos le dan ese sabor a mar que la merluza trata de ocultar.
La carne es posiblemente el plato estrella del menú. Rabo de toro al estilo Wellington. El rabo de toro viene deshuesado y envuelto en una finísima capa de hojaldre coronado con tres salsas (pimientos, pepinillos y una tercera que no logramos averiguar pero intuimos que era mango). Al abrirlo, el fondo empapa la carne dándole mucha jugosidad. Y de postre, Mouse de fresa con helado de chocolate blanco. Un agradable y ligero plato que nos hace viajar de nuevo al presente.
Y de postre, Mouse de fresa con helado de chocolate blanco. Un agradable y ligero plato que nos hace viajar de nuevo al...
Read moreEntrar en este restaurante es como abordar un tren detenido en la elegancia de otra época. Desde el primer instante, el ambiente envuelve al comensal en una atmósfera mágica: maderas nobles, lámparas de latón y la sutil cadencia de una música que parece evocar un viaje imaginario hacia destinos lejanos. Cada detalle —desde la vajilla hasta el uniforme del servicio— contribuye a esa sensación de estar participando en una experiencia más que en una simple cena.
La cocina, de inspiración clásica con toques contemporáneos, demuestra un respeto absoluto por el producto y una ejecución impecable. El rabo de toro Wellington es, sin duda, una pieza magistral: hojaldrado perfecto, carne melosa y una reducción intensa que redondea cada bocado con profundidad y elegancia. Las vieiras, aunque algo escasas, son pura sutileza marina; se deshacen con una delicadeza casi etérea y dejan en el paladar un eco salino inconfundible. La corvina, bañada en una salsa de leche de coco con un ligero toque de curry, sorprende por su suavidad: exótica sin estridencias, equilibrada y perfumada.
Y para cerrar el viaje, la tarta de queso horneada: una obra de sencillez majestuosa. Su textura cremosa y su punto justo de dulzor hacen que el tiempo parezca detenerse, como si el tren, por un instante, se quedara suspendido en la estación del placer.
En conjunto, El Vagón de Beni es mucho más que un restaurante; es una evocación, una experiencia sensorial cuidadosamente diseñada donde la cocina, el ambiente y la emoción se funden en perfecta armonía. Un destino imprescindible para quienes buscan viajar sin moverse del asiento.
Los camareros muy atentos y delicados con el servicio, muy servicial el camarero Marcos, una chica nueva rubia extranjera muy agradable y dulce. Solo una excepción de un señor canoso mayor algo brusco o más que brusco...
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