La Botavara — Restaurant in Las Palmas de Gran Canaria

En general, aceptable. La comida es de calidad y tiene una buena variedad de platos. El local está bien decorado aunque es bastante pequeño y con el ruido a veces es incómodo hablar si no te encuentras al lado de la persona.

Un punto a tener en cuenta que no me ha gustado, es que yo tengo una gran intolerancia a ciertos alimentos y la persona que nos ha atendido (que ha sido el único en todo momento) no ha prestado atención a eso. No sabía si sus alimentos contenían gluten o no y tampoco dio ninguna opción diferente para este tipo de personas con ciertas intolerancias. Asimismo, para tomar café, tampoco tienen ninguna otra opción que no sea la leche entera de vaca.

Seguidamente, tardaron 25 minutos en traer los postres y los cafés, sin disculpa ninguna.

Otro punto negativo es el aparcamiento. Si quieres comer aquí, ven con tiempo porque la calle es estrecha y no suele haber sitio para estacionar cómodamente.

En resumen, calidad-precio aceptable pero sin ninguna opción para personas alérgenas intolerantes a algún alimento...

El servicio como en casa, el ambiente insuperable con un trato personal casi como en familia. Otro punto es la comida, la cual no baja de lo fantástico, es excepcional con una experiencia gastronómica única en la isla de Gran Canaria. Empezando con el surtido de croquetas, las cuales además de cremosas son sabrosas y exquisitas, teniendo desde las clásicas de jamón ibérico hasta croquetas de chorizo de teror o pera. Siguiendo con la Smash burguer la cual a experiencia personal, es la mejor que he probado. El pan brioche relleno de pulled pork picante es una delicia para los paladares sofisticados y brutos, con un topping de cebolla encurtida y una salsa sabrosisima. Y por ultimo las costillas lacadas con barbacoa, las cuales estan un dia entero cocinadose a fuego lento lo que hace que se suelte el hueso como si de plastilina se tratase. En general una experiencia más que recomendada para vivir si estas de visita o vives en el barrio marinero de...

Muy buena experiencia en este restaurante, una pareja encantadora que le ponen mucho amor y cariño a sus productos, además te explican todo con mucha cercanía. Comimos unas croquetas variadas ibéricas, de chorizo de teror con dátiles y de tinta de calamar, muy crujientes y con mucho sabor. Luego pedimos una ropa vieja de pulpo ( Fuera de carta) un sabor a mar exquisita y muy cargada. Y para finalizar unos calamares saharianos, con muchísimo sabor y acompañado de papas arrugadas y mojo rojo, un plato bastante cargado, nos quedamos repletos. Pero quisimos probar la tarta de queso, muy cremosa y buena. Bebimos dos cañas de victoria, junto a dos café, en total fue 51€ dos personas. Repetiremos sin lugar a duda, además de la cercanía...