Restaurant Pacu Pacu Port de Llançà - Alt Empordà - Girona — Restaurant in Llançà

Una mala experiencia en general, me sorprende que tenga un 4,3. 2h para poder cenar y sin prisa ninguna que iban.

La carta no tiene ningún símbolo de celiaquía, intolerancias o sensibilidades alimentarias, cosa que es una falta para los tiempos que corren y sabiendo que hay mucha gente con este tipo de problema, tampoco las camareras te preguntan por ello.

Fuimos a cenar y no nos querían dar mesa dentro y un camarero que era mucho más amable nos dejó. Luego nos dieron las cartas y pasados unos minutos no venían a apuntar lo que queríamos, después de haberlo pedido 3 veces y esperar un buen rato, estuvimos a punto de irnos sin beber ni comer...

Miro hacia el lado y veo que la mesa que había con 4 personas la habían montado estando allí nosotros y les sirvieron antes las bebidas porque eran amigos de la camarera, y nosotros esperando con la calor que hacía y la sed que tenía, muy bonito todo.

Ya empezamos muy mal, pero proseguimos con la cena. Nos preguntan si es para compartir, hasta tres veces! Creo que la camarera o tenía sordera o se lo hacía para que gastásemos más... Así era todo el rato... Trajeron el surtido de croquetas primero, las de bacalao y sobre todo las de jamón no eran buenas, no me las pude comer y las que sí estaban buenas que eran las de setas, había una croqueta congelada en su interior. A parte, eran aceitosas. Seguimos con los calamares a la romana, correctos.

Luego trajeron el pulpo a la plancha con el romesco a parte. El pulpo picaba muchísimo sin salsa, cuándo el producto es bueno, no hace falta que le metas pimienta negra o especias, hubiera sido más bueno al natural.

El lenguado era lo más bueno que pedimos, muy suave de sabor. Aunque las patatas que acompañan al pescado eran aceitosas y con cebolla (para quién tenga intolerancia). Cómo no lo sabía, no pude comérmelas, pensaba que vendría el pescado sólo.

Luego con los postres otro chasco, pedimos trufas de chocolate que estaban malísimas, no me las pude comer y con la mousse de chocolate se equivocaron y trajeron tiramisú, un despropósito de restaurante. Reclamamos que no era mousse si no tiramisú y nos dicen que no tienen, haberlo dicho antes también. Me dijo que si quería cuchara y le dije que sí y va y me la tira en la mesa... Muy maleducada la camarera joven.

Luego pedí a ver si tenían licor de arroz del Delta para que mi acompañante lo probara y no tenían. Se pusieron muy insistentes con que probara la ratafia, llegando a ser pesada. Poco profesional y comunicación cero, no hace falta que diga las cosas 3 veces.

Durante la cena 3 camareros diferentes nos dijeron si queríamos pan, y luego con el agua... Y cuando voy y quiero agua grande, me traen una de 500ml para 2 personas. Me quedé con sed. Luego vale 2'30€, un poco cara. Las bebidas escasean porque los refrescos son de 237ml y estamos en verano.

Ya estaba indignada de todos los fallos que tenían, del tiempo que me hicieron perder y del pasotismo. Notaba que pasaban bastante de nosotros, no sé si será porque somos jóvenes o lo que sea, ser joven no es ser ignorante, que no me puedas tener respeto y no entender de cocina porque no me conoces, en cualquier caso está muy mal el trato que tuvieron con nosotros las camareras (había un camarero simpático mucho más atento y que es el único profesional que vi, a parte del chef que se acercó a la mesa, aunque si vienes a preguntar acepta las críticas constructivas porque tú no sabes el criterio que pueda tener yo y la sensibilidad de mi paladar). Me sentó muy mal la comida por el disgusto y porque cada uno tiene unas necesidades especiales y a mí me hicieron cabrear muchísimo.

Nos costó 90€, muy caro para lo que es y por el servicio pésimo que no te invita a quedarte. A la hora de pagar te lo traen en una cajita de madera para que puedas poner tu propina, le digo que pago con tarjeta e hizo una sutil resistencia para traerme el datáfono, porque no le puedo dejar propina. Vamos a ver, para querer propina tiene que darse un servicio perfecto o casi perfecto, es tener mucha cara.

No volveremos y no...

Ubicat en un emplaçament privilegiat, just davant de la platja del Port de Llançà, troben el R. P P, disposa de terrassa exterior i interior i d’una sala menjador. La cuina no es a la vista. Decorat amb estris i pintures marineres donant un aire relaxant i acollidor. Les taules compleixen les mesures de seguretat antiCOVID-19 i tot està adaptat per cadires de rodes. Sota la direcció de Francesc Fabrega ara ja fa 32 a. serveixen tapes, amanides, peix i marisc, sense oblidar les carns, postres i una carta de vins del país complerta. Son plats mediterranis elaborats amb bons productes frescos de qualitat i de proximitat. La nostre primera experiència, ara ja fa molts anys no va ser gaire del nostre grat, però la segona vegada, no te res a veure. Tracte molt amable amb un bon acompanyament durant tot l’àpat. Vam començar amb uns compartits, unes vieires que es desfeien en boca deixant un gust a mar que omplia el paladar que demanaven repetició, croquetes, calamars a l’andalusa... De segons un bacallà amb ceba que feia goix, un pop a la gallega al punt de cocció i picantor. El toc final, el culant, crema catalana i bescuit. Tot plegat, rallant la puntuació màxima. Recomanable. Qualitat preu/ adequada. Serveixen a l’establiment i per emportar, no...

Me sabe mal valorarlo así, pero no puedo darle más de 2 estrellas, lamentablemente. Teniendo en cuenta que no somos sibaritas e íbamos con ilusión al sitio (buena ubicación) y precio correcto a priori, quisimos probar varias tapas (precios en la carta de la web desactualizados) De las peores patatas bravas que hemos comido (a las 3h nos repetía el refrito) crudas por dentro, mucho sabor a aceite (tanto, que le quita el sabor a las patatas) salsa rosa con pimentón como salsa y mala cocción de las patatas (5.50€) La tapa de calamares a la andaluza, ultra salada, le quita todo el sabor al calamar, además de duros 🥲(tuvimos que beber mucha, mucha agua) (10.50€) Pulpo a la Gallega, correcto. La tapa de anchoas, el pan estaba gomoso. El servicio tenía poco esmero y bastante pachorra (no con nosotros, sino, en general, a excepción de las dueñas). Sintiéndolo mucho,...