Hemos ido a comer con unos amigos a este restaurante, al cual no habiamos ido desde su apertura, después de cerrar el de la Plaza Ricardo Viñes. Mi experiencia personal no ha sido buena, ni de lejos me a recordado a la antigua Tagliatella. No se si sera puntual o siempre es así. Pero con lo vivido no volveré a este restaurante. No es normal que pidas antes de la comanda 2 cervezas y que después te tomen nota y las cervezas no aparezcan y que las tengas que reclamar. Que te las traigan y que al rato le tengas que pedir al camarero que le quite la chapa para poder beberlas. ( las dos cervezas 7,40€ creo que es un poco abusivo). Y lo de traca es que eramos seis comensales y que los platos los han ido trayendo de uno en uno. Lo lógico en un restaurante es que traigan todos los platos de la mesa a la vez para que todos los comensales coman juntos. No unos comiendo y los otros mirando hasta la llegada de los suyos. Con la comida hemos pedido vino rosado fresco, han traido la botella dejandola en la mesa, se le dice al camarero si puede traer algo para que el vino no se caliente y contesta que ahora mirará, pero que no sabe si tendrá algo pues con tantas mesas.... y no hemos sabido más pues no a vuelto por este tema. Yo he pedido un entrecot y he tenido que dejar la mitad pues con tantos nervios con el cuchillo que tenía no podía ni cortar la carne. La salsa de queso azul la traen a parte pero no traen cuchara para servirtela. Hemos pedido los cafés y los han traido sin retirar los platos de la mesa. De todos los restaurantes de esta cadena en los que he comido en diferentes ciudades, nunca he comido tan mal ni he sido tan mal atendido como aquí. Y la verguenza que he sentido dado que los amigos habían venido de fuera y la invitación  a comer ha sido nefasta. Por lo que sintiendolo mucho esta cadena a perdido un cliente en mi ciudad.