La Latina Gastrobar — Restaurant in Madrid

Hemos estado allí varias veces, pero al cambiar de dueños, el servicio y la calidad dejan mucho que desear. Hacia tiempo que no íbamos y decidimos darles otra oportunidad, pero no hay manera. Pan del menú duro, de haber estado cortado varias horas, gazpacho supuestamente casero, que por supuesto no lo era, callos caseros según nos aseguraron también y al 100 por 100 seguro que eran de los que vienen al vacío, inconfundibles. Pescado del menú, gallos, que imagine o bien vendrían en filetes o serían de ración, pues los gallos eran de los más pequeños que he visto nunca, me pusieron 2 para poder llenar el plato, en un menú no se pone eso.

Pues bien, anoche decidimos ir otra vez está vez a cenar unas hamburguesas, que es lo que mejor solía estar y madre mía. Tardaron mucho en salir los pedidos, varias de las hamburguesas las pedimos sin tomate y lechuga y vinieron con todo, las de carne de ternera, estaban churrascadas por fuera de haberlas metido mucha temperatura en la plancha y a una de ella le faltaba un trozo de carne, que entiendo se quedaría pegado en la plancha al quemarse la carne. El pan de las hamburguesas medio duro, como si estuviera tiempo fuera de la bolsa o si lo hubueran tostado y lo hubieran dejado enfriar. Mi hamburguesa de pollo empañado, era pollo procesado, totalmente redondo, con lo fácil que es empañar un filete de pollo y hacerlo bien. Está hamburguesa de pollo, venían sin ningún tipo de salsa, cero sabor y bastante seca. Pedimos salsas y nos aparecen con sobres de ketchup individuales como si estuviéramos en un restaurante de comida rápida. Pedimos solomillos de pollo para mi hija pequeña y al traerlos estaban literalmente "más tiesos que la pata perico", les decimos que si por favor nos lo pueden cambiar que son para la niña y nos dicen que son así, que es pollo crujiente (procesado de supermercado también por cierto) y que si queremos cambiarlo que iban a tardar 40 minutos por lo menos, ojo, 40 minutos en hacer 4 tiras de pollo, menos mas que la dimos de cenar antes de salir de casa porque sino se queda sin cenar. Había otra mesa al lado que se levantaron a preguntar por su comida, que no salía y les dijeron que además de su mesa había otras tantas más y que tenía que esperar, una respuesta que un verdadero profesional de la hostelería no daría, en lugar de disculparse por el retraso sin más, se ponen a justificarse delante del cliente. Por cierto, pedimos trona para mi hija y del mal estado en el que estaba, con un tornillo suelto y comida de mierda, decidimos sentarla en una silla como nosotros. Después de varias oportunidades y sintiéndolo mucho, tengo que decir que no volveremos nunca y que por supuesto no se lo recomiendo a nadie, nunca van aprender a llevar un restaurante, mejor cruzar la calle y entrar al burguer King, que están las hamburguesas mucho...

He ido por recomendación de unos amigos y he salido decepcionada, estudié restauración y me dedico a ello de cara al público como camarera, puedo entender que una camarera pueda tener mal día o x cosas, más de ahí no acepto las malas contestaciones y el mal trato hacia los clientes ya que yo tampoco lo hago porque cuando una persona trabaja en ese sector tiene que saber separar lo personal con lo profesional ya que los clientes no tenemos culpa de nada para obtener un mal trato. De primeras nada más entrar ya estaba seria, ni un “hola, bienvenidos” aunque sea por educación, nada!. Habíamos pedido ciertas cosas como Patatas bravas mixtas -Paella Mixta -Ensalada y algo más para picar. A continuación de esto, no 1 vez sino 3 veces seguidas, no hay esto, no nos queda tampoco ni esto ni esto. Entiendo perfectamente que se terminen ciertos platos, ya que en el restaurante donde trabajo a pasado muchas veces, pero la manera de venir a decir las cosas se pueden mejorar que no cuesta nada decir “lo siento chicos, no nos queda estas cosas si lo queréis cambiar por otra cosa o tal” pienso YO que no cuesta, porque queda muy feo venir reiteradas veces por diferentes platos y decir “no tenemos.” Así de fría la contestación. Más de eso, trajeron un plato de patatas bravas que es una ración y para nosotros nos pareció poco, la cual le preguntamos a la camarera muy educadamente y sin faltarle el respeto “si esto es una ración entera? Ya que nos parecía poco.” Su severa contestación de la camarera María fue, “si, es así” mi amigo le dijo “es muy poco” y aquí nos contesta muy educadamente “No soy cocinera”. Perdona! Pero te preguntamos porque es la primera vez que venimos y a nuestro parecer nos pareció poca cantidad, automáticamente nosotros decidimos cancelar todo porque como dije antes, entendemos que ciertas cosas se terminen pero más de ahí no aceptamos contestación nefasta y poco profesional. Vino la encargada, hablamos con ella y desde luego que el trato de la encargada fue más que un 10! Ya que nos explicó un poco de cómo son las cantidades y el hecho de que ciertas cosas no quedaban, nos pidió disculpa y nos retiramos ya que por comodidad no estábamos satisfechos. Como último, si la camarera María no esta contenta con su trabajo que mire otras opciones porque la hostelería desde luego que no está hecha para todo el mundo., ya que uno tiene que ser profesional ante todo y ella tuvo una actitud muy poco profesional...

Quiero compartir mi experiencia en este restaurante durante una cena de empresa reciente, ya que no solo fue decepcionante, sino que hubo varios aspectos que considero muy mejorables.

En primer lugar, el precio. Pagamos 50€ por un menú cerrado que, sinceramente, no lo valía en absoluto. Al final de la cena, nos cobraron 10€ más de lo acordado en bebidas, intentando además cobrar un menú que no habíamos consumido. Nos dijeron directamente que no nos lo estaban cobrando como favor para justificar el mal servicio aunque al contar los menús luego era que si nos lo cobraban, lo cual resultó confuso. Al final, tuvieron que rectificar y no nos lo cobraron.

La calidad de la comida fue, sin exagerar, pésima. Los entrantes consistían en embutidos de mala calidad y las gambas eran congeladas, lo que las hacía casi imposibles de pelar. En cuanto a los platos principales, la espera fue interminable: entre el entrecot muy hecho y troceado en tacos y las “chuletillas” de cordero (lo pongo entre comillas porque lo que nos trajeron fueron chuletas normales), pasaron casi 40 minutos. Algunos ya habíamos terminado de comer cuando otros ni siquiera tenían el plato en la mesa. Además, las chuletas llegaron crudas y tuvimos que pedir que las cocinaran más.

Por si fuera poco, intentaron colarnos un brazo de gitano de chocolate como si fuera un brownie, con el argumento de que “pensaba que os gustaría más y que no os importaría”. Al final, nos sirvieron un bizcocho de chocolate común con una porción minúscula de helado. Después de todo lo sucedido, ya no nos quejamos más por puro cansancio.

La actitud del personal también fue muy negativa. El que creemos que era el dueño que estaba en la barra no mostraba el más mínimo interés a nuestros comentarios, solo quería que pagáramos y ya. La actitud de la camarera que nos cobraba tampoco era la mejor pero bueno ni me meto más en eso, con lo anterior creo que ya deja claro la mala experiencia.

No volveremos, y espero que otras personas piensen dos veces...