Restaurante La Costa Siglo XXI — Restaurant in Moya

Por dónde empezar... A la entrada, donde está el bar, ni tan siquiera saludan, hasta llegar al comedor, donde encontramos al camarero (que espero no tenga repercusiones por responsabilidades únicamente del "gerente") y nos atendió de manera muy atenta. Pedimos pan, gambas al ajillo, queso frito, croquetas variadas y calamares. Pan: de anteayer Gambas: excesivamente saladas, muy grandes para ser gambas y con un sabor semejante al que deja el perfume cuando por error te cae en la boca. Queso frito: insípido, lo comieron nuestros hijos, que son muy conformistas Croquetas: sólo de pescado Calamares: no aguantamos a verlos. Al llegar las gambas fue el acabose, previo de las decepciones del pan, el queso y pedir el retiro de unas croquetas que no pedimos. Dispuestos a pagar lo consumido en totalidad ( bebidas y el plato de queso que consumieron mis hijos de dudoso paladar) pedimos la cuenta y se nos acerca un señor al que llamaremos " gerente"( ya que nunca se presentó como tal o como Pepe de la mesa de al lado). De formas altivas pregunta, y cito textualmente " qué pasa?" ...No es lo que pedimos, nada está bueno, ni el pan...fue nuestra respuesta. El pan de hoy, decía... De acuerdo, pero para que parezca más reciente se puede meter en el horno previamente a servirlo, que tiempo se tomaron en ello. La comida está perfecta, decía.... Bueno, eso lo juzgan los comensales, y a no ser que quieras una subida de tensión combinada con cara de beber colonia, no comas "gambas" ahí. Después de un breve momento esperpéntico por su parte, en donde decía que le preocupaba nuestro descontento pero mantenía su actitud altiva, pedimos la cuenta una vez más y dispuestos a pagar lo consumido. Nos cobró únicamente las bebidas, la estrella que he puesto es por eso y, también, por la despedida tan poco desafiante (ironía) con la que nos despidió su personal, un pasillito digno de recordar y reportar. Pues ya sabemos quién...

Fin de año penoso. Una comida de 70€ por persona de la cual salí con más ganas de comer que cuando llegué. De entrantes 2 gambas por persona de las cuales algunas estaban saladas, 3 o 4 papas arrugadas por personas y un jamón serrano que estaba bastante bueno. De primero a elegir entre una crema diminuta o una ensalada un tanto de lo mismo, ambas cosas en un bol en el que no cabía el contenido de una lata de refresco (imagínense el tamaño). De segundo a elegir entre un bacalao que no probé o un solomillo de cerdo, el cual no vale más de 8€ el kg y del cual solo te ponen la punta, que no llegaba ni a 200g y estaba seco, sequísimo. Un solomillo que se notaba de lejos que llevaba tiempo hecho y mantenido en alguna zona caliente. A ciertos camareros les pides las cosas y se les olvida ya que no hacen ni una comanda, que dejando eso a un lado también se puede ver con mucha facilidad la falta de profesionalidad. Postres comprados y congelados, muy muy simples, cero esmero en el menú en general. No doy ni 15€ por lo que comí, sea 31 de diciembre o sea la...

Me he llevado una decepción muy grande, pedimos gofio de entrante y no tenía sabor, no sabía a pescado, después pedí solomillo a la pimienta muy hecho y me lo traen con una salsa blanca encima. Pregunto que era y me dicen que nata, lo pruebo y el primer trozo más o menos, pero después lo tuve que dejar allí, porque el sabor era súper fuerte, como a jabón. Cuando el camarero retira los platos me pregunta si se me hizo mucho y le conté la verdad, que no me había gustado el contraste del la salsa a la pimienta con la nata. El camarero se retira y se lo comenta al dueño. Yo lo único que esperaba era una disculpa, nada más, pero no, nos llevaron la cuenta, la pagamos al dueño y no me dijeron nadita. No...