Pirata Hispano — Restaurant in Pilar de la Horadada

If you don’t speak Spanish don’t bother!

Bad start. I think the staff dislike the English! Which honestly doesn’t surprise me for the most part, but we are a polite group. Those that don’t speak the language do try. I know the language to a decent standard and my partner is Spanish…

We asked if they had vegan food (as my partner can’t eat dairy and I don’t eat meat so it’s usually the easy option) and paellas typically are a safe option. We asked in English and he very rudely exclaimed that they only have salads and huffed + puffed at us which made us feel like an inconvenience to our other guests who said we could try another place, but we persevered. My partner, who is Spanish, asked again and once he realised he had some Spanish guests he changed his tune and accommodated us, even speaking with the chefs to see if there’s changes they can make to get the dishes right for us, that’s what you expect in the hospitality sector, to be hospitable! I think he realised he had embarrassed himself and swapped with another waiter who was very nice. We went for the paella in the end.

The food and wine was nice, no complaints here, and the atmosphere good too once everyone arrived (it was quiet when we got there).

The younger female waitress also had an attitude when one of our guests called her señora instead of señorita. I understand this can be taken rude, however the English guests did not say it to be rude, quite the opposite, and it was a little awkward to be told off by the waitress.

I understand tourists who make no effort can annoying for the service staff. We are a polite bunch, with Spanish guests (who were treated greatly different). It’s a shame the staff’s attitude let this place down. I wouldn’t return despite...

Aunque la comida no ha estado mal, el servicio ha sido absolutamente pésimo: el peor trato que hemos recibido nunca, ya no solo en un restaurante, sino de cara al público. Éramos 10 personas con la intención de celebrar un cumpleaños y, lejos de disfrutar la comida, volvemos a nuestras casas con el estómago bien servido de prepotencia y malas formas.

Al reclamar el servicio horrible que nos han proporcionado, que detallaré más adelante, la excusa por parte del restaurante ha resultado ser otra falta de respeto más: que los clientes venimos creyéndonos con la razón y a que nos sirvan todo al momento. Es más, al insinuar la idea de pedir una hoja de reclamaciones, la respuesta ha sido todavía más contundente: “si son pequeñas, os podéis llevar dos”.

Entre los detalles menores que, en otras circunstancias, pasaríamos por alto como simples negligencias se encuentran: golpes en el hombro o servilletas tiradas al recoger las mesas, platos que han sido retirados con comida todavía en ellos, pausas enormes entre los plantos principales de distintos comensales, comidas servidas sin cubiertos, el café servido antes que el postre, la carta de postres retirada sin pedir la comanda, el champán servido caliente… En todos estos casos, y los que quedan sin nombrar, no ha habido ni una sola palabra de advertencia y, por supuesto, tampoco de disculpa, por parte del servicio. De hecho, en una ocasión, han retirado una botella de vinagre en la que se apoyaba un móvil que retransmitía un partido de tenis de las Olimpiadas, provocando que el dispositivo cayese contra la mesa, sin ningún tipo de aviso previo para evitar tan embarazosa situación.

En otro momento, ya avanzada la desastrosa comida, un comensal ha intentado llamar la atención de un camarero para que trajese los cubiertos, que faltaban, para empezar a comer el entrecot; con la mala forma, aunque no mala intención, de llamarlo como “amigo”. Aunque somos conscientes de que no es la manera adecuada de interpelar a un miembro del servicio, dicho camarero, en lugar de pedir una rectificación, que habríamos ofrecido encantados y que nos parece adecuada, ha traído los cubiertos y, momentos más tarde, ha regresado a nuestra mesa. Dando golpes en el hombro del comensal que lo había llamado de tal modo y, con trazas de agresividad en el gesto y aires de soberbia en el rostro, ha espetado: “me llamo (…)”. Para instantes después, marcharse airado.

Es más que evidente que un mal día de servicio puede ocurrir en cualquier restaurante, pero no hemos recibido ni la más mínima voluntad, ya ni de disculpa, sino de explicación sobre el trato recibido. Salimos del restaurante con la sensación de haber sido insultados.

No hemos pedido hoja de reclamaciones, y bien podríamos haber llenado las dos que nos ofrecían, porque no teníamos ni tendremos la intención de volver a un restaurante tan hostil con sus consumidores. Llevamos 10 años veraneando en la zona: sinceramente, recomendaríamos evitar este lugar y buscar una opción mejor, que las hay, en la zona del paseo...

Not happy 10 ladies went to lunch was put in the main restaurant where the tables were laid, beautifully and a beautiful round table when the waiter realize that some of us was going to choose menu of the day. We were then told that we wasn't allowed to sit in the restaurant. We had to sit outside where people were eating snacks smoking and drinking coffee 10 ladies at lunch. We were very disappointed. They charged four Euros 50 for one basket of bread 10 ladies at lunch that go out once a month, which was very upsetting that ladies in their 80s had to be removed from the main restaurant being told that we had to eat here because we were having many of the day, in fact four of us had the day and six of us had food from the à...