Acabo de conocer este restaurante, a pesar de que es un lugar a tener en cuenta en esta ciudad, que ya es decir. En otras ocasiones he comentado que, en Sanlúcar, el nivel de la cocina la da la calidad del producto pero que a la hora de cocinar, la cosa no está tan clara. Cualquier pescado puede ser arruinado por un/una cocinera incompetente. En este caso, hablamos de cocinar, algo que parece que hacen realmente bien en Porto 7. La carta es justa, lo que es un alivio, con una base tradicional trabajada con gusto e imaginación. Sólo he probado tres platos. Entrantes: ensaladilla de gambas y filetes de sardina marinados sobre brandada de bacalao y compota de manzana. Quienes tuvieron la suerte de tomar la ensaladilla rusa que ponían en el antiguo bar Flor de Sevilla, a la entrada de la calle San Eloy, tomaron una tapa paradigmática en el contexto de las ensaladillas. La que ponen en Porto 7 tiene ese nivel. Parece excesivo alabar una ensaladilla de gambas, pero una vez hecha una mayonesa perfecta, esta parece ser la cosa más natural del mundo. Cocinar bien no es muy difícil pero hacer algo perfecto sí lo es, aunque sea una mayonesa casi nívea, sedosa, en la que nada destaca sobre nada, sino que todo se integra... Pufff! Deliciosa. Las sardinas marinadas, en principio, no parecen casar con la compota de manzana. Creyendo probar una extravagancia las comí y no, no son un plato extravagante sino un entremés original y muy sabroso. El plato está montado de manera sencilla (otro alivio) y adornado con hebras de chile dulce seco. Muy atractivo. Comimos luego un arroz negro con carabineros extraordinario (yo no encuentro ese arroz en el súper) de un sabor intenso, guisado con pequeños trozos de calamar y, claro, con carabineros enteros. A propósito, hay varios platos de arroz en la carta (eso no se ve en todos los restaurantes) y probablemente sea el plato con mejor índice costo-beneficio. Ideal para adictos al arroz, que los hay, sean de pescado, de carne o vegetarianos. De la repostería solo probé la tarta de manzana y el arroz con leche. Mi criterio sobre las cosas dulces no está bien educado pero la tarta de manzana es notable. En fin, un lugar a tener en cuenta por el que merece la pena venir a Sanlúcar solo por el placer de comer lo que allí hacen. Relación calidad precio, excelente (no quiero decir que sea barato).
Total, que repetí al día siguiente. Esta vez comí un plato que no solo estaba muy bueno, sino que era divertido. Se trata de un taco de camarones y calamares. Un taco en el que el papel de la tortilla de maíz era interpretado por una tortilla de camarones clásica con un relleno de lechuga hoja de roble y pequeñas rodajas de calamar excelentemente fritas. Las normas de urbanidad en la mesa no alcanzan a un plato así, pero no tema y cómaselo con las manos porque no se arrepentirá de haberlo pedido. También tomé croquetas de corvina. Difícil triunfar con una croqueta (mucha competencia en la cima) pero éstas pelean por los primeros puestos. Nada que ver con esa moda de ofrecer una especie de coulant con una coraza exterior y un interior semilíquido, sino con un rebozado firme que cede crujiendo al tenedor y un contenido muy suave que sabe siempre a poco. Tomé también un lomo de vaca retinta servido con una guarnición de setas y unas papas gruesas fritas, nada que distrajera la factura de la carne. Una carne de esas con las que te invade una oleada de respeto al animal que la poseyó. De postre, una baklava que, hasta ahora, no sabía qué era. Se trata de un pastel hecho con pasta brisa, relleno de un dulce de pistachos. A mi medida. Un café excelente, que no se me olvide. Así que confirmé mi...
Read moreHorrible. Viernes santo. Pasamos por la zona haciendo turismo y decidimos llamar para preguntar si tenían disponibilidad. Llamamos y nos dicen que sí hay mesa, que no había problema, pero que sería fuera, en la terraza. Aceptamos. Cuando llegamos, nos sientan y todo parece marchar con normalidad. Pasados 15 minutos de estar sentadas, nos viene una camarera y nos pregunta, desganada, si nos han tomado ya la comanda. Le indicamos que no, pero que puede hacerlo ella si quiere porque lo tenemos claro. Nos pone mala cara y dice “uf, mejor no. Os mando a mi compañero a que lo haga él”. Nos toman la comanda y traen los entrantes y la bebida: 2 tapas y 1 botella de agua. Nos lo terminamos y no vienen a recogerlo hasta más de 20 minutos después de haber acabado de comerlos. Supusimos que al ser día festivo tendrían más lío, pero ellos recalcaban que no, que “los platitos ya salen”. Pasan la friolera de 40 MINUTOS y los segundos siguen sin aparecer. A todo esto, los comensales de las demás mesas sí estaban servidos. Cuando veo pasar un camarero, el mismo que decía que los platos salían ya, le pido la cuenta, a lo que me responde que “los platos llevan ahí ya un rato, si quieres te los saco”. ¿Si quieres?. Si llevaban ahí un rato, como decía, ¿por qué no los trajeron antes?¿Me los trae 40 minutos tarde y fríos?. Le dijimos muy amablemente que no se molestara, que queríamos la cuenta y marcharnos para intentar comer algo, porque con el desastre de servicio llevábamos desde las 14 allí metidas y eran las 15:30 y seguíamos sin tener los segundos. Cuando le pido la cuenta nos trae los platos para enseñárnoslos, alegando que “si queréis los echo para atrás, pero aquí los tenía”. Debe ser que sólo te atienden si ven que fumas en pipa o si pides con 2 días de antelación. Nos trajo la cuenta rápido, eso sí. Nos dijo que teníamos que entender que al ser festivo estaban más apurados, y si bien le dijimos que lo entendíamos, no tiene sentido que cuando llamamos para reservar nos dijeran que no había problema. Si me avisas de que estás lleno y de que el servicio va a tardar, es mi decisión quedarme o no, y si lo hago, por supuesto no me voy a quejar porque sé lo que hay, pero de esta manera dejaron claro que pasaban de dar el servicio que ofrecían y que sólo querían hacer caja como fuera. Según él, no nos avisó nadie porque “creía que iban a tardar menos”. Curioso que solo ocurriera en nuestra mesa. Nos fuimos pagando 10,30 en 2 tapas y una botella de 1,5L y con casi 2...
Read moreEs un restaurante con un buen diseño y muy bien acondicionado, tiene zona interior, zona exterior acondicionada y una pequeña zona de terraza exterior. El mobiliario es cómodo sin ser nada del otro mundo. Quedé enamorado del ambiente familiar y tranquilo del lugar, pero sobre todo del buen servicio recibido, los camareros en especial la chica que nos atendió fue muy agradable, simpática y atenta con nosotros y entiendo que con todos los comensales que habían distribuidos en el local. Para comer pedimos una tapa de croquetas de corvina que estaban exquisitas, un par de tortas de camarones deliciosas y que no se encontraban empapadas de aceite como en otros bares te las ofrecen. También pedimos una pata de pulpo que estaba muy bien cocinada y se le añade unas patatas con una salsita algo picante que le daba un buen toque de sabor. Pedimos un taco de atún que venía envuelto en hoja de maíz, el cual tenía un aroma y sabor intensos que me agradaron bastante. Para finalizar pedimos un coulant de chocolate de postre que hacen ellos en el momento, tardan unos diez minutos, pero la verdad es que merece la pena esperarlos. Me gustó el diseño de los platos servidos, diría que de una cocina bastante buena. Además estaban atentos para que cuando terminemos un plato se retira y te traen otro. Hay aparcamientos cerca pero normalmente están llenos por la gente que acude a la playa, Tiene fácil acceso para personas con discapacidad que tengan que acceder con silla de ruedas. No me gustó que el baño masculino tenía la puerta rota. En definitiva es un lugar que estoy seguro que volveré, pues aunque no es barato la calidad que ofrece, el ambiente y el buen servicio los vale. Muy contento con mi experiencia...
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