KANEDA — Restaurant in Santander

The food was fine, but the way we were treated by the waitress wasn’t. We booked a table for two, upon arrival the restaurant was almost empty - only another couple besides us sitting at the table by the wall. The waitress seated us at the table one meter away from the entrance, with the door having to stay a bit open. It was cold outside (January). When I asked her why we cannot be seated at the same kind of table as the couple (there were 2 more spare ones at that moment), the waitress said that it’s for 3 people. When I said that the couple is clearly 2 people she didn’t respond. When I said that I’m feeling cold sitting near the door she also didn’t try to fix it. In the end the spare 2 tables by the wall got also occupied by couples! I really didn’t understand why we were treated differently. The other waiter was much nicer, he probably realized how bizarre the situation was and gave us free beers which was a nice gesture, but still, the experience was kind of ruined - not sure we will come back or recommend to friends and family...

Muy decepcionante, reservamos con más de una semana de antelación, directamente ellos nos dijeron la hora (21:30), el mismo día que tenemos la cena, nos llaman a las 20:16 diciendo que si podemos llegar a las 21:00 que se han equivocado al darnos cita, que no reservan a las 21:30 (cuando sabemos que amigos nuestros han ido a las 21:30), lo entendemos y dado que no estábamos en casa les decimos que intentaremos llegar lo antes posible. Al tener tan poco margen, nos damos toda la prisa que podemos, haciendo todo rápido y yendo prácticamente corriendo. A las 21:12, nos llaman nuevamente, cuando estamos llegando y les decimos que estamos a dos minutos, nos dicen vale, que ya nos dicen una cosa cuando lleguemos. Llegamos al restaurante a las 21:14, donde nos atiende la persona que nos había llamado y nos dice que si queremos cenar tiene que ser en la barra, que es muy cómoda, una barra en la que hay un taburete sin respaldo y está la camarera sirviendo todo delante tuya y tienes que ponerte uno al lado del otro. Nos dice que lo bueno es que no tenemos prisa, que podemos estarnos todo lo que queramos. Que nos habían puesto en barra y que le extrañaba por eso nos llamo a las 20:16 para decirnos que a las 21:00, pero ahí no nos dijo nada de la barra, al mismo tiempo entro una pareja que si que tenían reserva en barra a las 21:30. Nuestra reserva era en mesa y en ningún momento, ni en el momento de la reserva, ni en las dos llamadas que recibimos, nos indican nada, cuando llegamos al restaurante, es cuando nos indican que tiene que ser en barra nos da otra versión, que le parece raro una pareja en barra, cuando hay otras parejas que cenan en barra. Es mas cuando llegamos habia 2 mesas libres, una montada para 4 y otra para 2. Esta claro que por algún motivo organizativo, nuestra reserva no les encajaba y no era como nos dijo en un primer momento. Su resumen fue, que nos llamó la primera vez porque le extraño que estuviéramos en barra, pero no nos dijo nada de que la reserva era en barra (cuando ya hemos dicho que había más gente con reserva de barra), pero en cambio si nos dijo que si podíamos llegar a las 21:00, cuando más tarde al llegar al restaurante corriendo, nos comenta que es en la barra y que aquí lo bueno es que no tenemos prisa y podemos estar todo lo que queramos. Nos sentamos en la barra, y realmente era muy incómodo, tanto por la postura, como por que tenías a la camarera delante todo el tiempo, así que finalmente nos fuimos. Nos mintió, haciéndonos creer que éramos tontos, al final nos quedamos sin cenar, y a pesar de tener reserva desde hace más de una semana, tuvimos que buscarnos la vida para encontrar un sitio donde cenar a última hora en pleno verano. Una pena, teníamos ganas de probarlo pero...

Lamento decir que está es la primera reseña negativa que me veo obligada a poner en un restaurante. Es una pena porque la comida esta buena pero el servicio deja mucho que desear. Hemos intentado venir varias veces y dos de ellas nos han dicho que no nos servían. La primera por no servir comida para llevar a partir se cierta hora y la segunda, la que de verdad no hemos entendido, por llegar tarde (7 minutos exactamente), diciendo que la cocina cerraba y no nos podían atender. La reserva la hemos hecho a las 22.30 porque ellos mismos nos dijeron que tenían dos turnos (20.30 y 22.30, dándonos a elegir qué turno queríamos) y hemos llegado por motivos personales a las 22.37. A pesar de haberles tratado con respeto y tener nuestra mesa lista para servirnos (y haber sentado a unas chicas mientras nosotros esperábamos pacientemente en la puerta nuestro turno) nos han llamado maleducados delante de los demás comensales y nos han dicho que no nos iban a dar de cenar porque la cocina cerraba, empleando un tono de reproche. Cuando he cenado aquí ha sido lento y siempre nos han puesto problemas (y no han sido ni una ni dos veces, porque hemos decidido entender que quiza tenian un mal dia). Mucha gente que conozco comparte el mismo sentimiento, y considero que siempre hemos tenido paciencia con los fallos en el servicio porque un mal día lo tiene cualquiera y la cocina, como he dicho, nos gusta. Pero llega un punto en que no merece la pena y no puede pasarse por alto. Una pena porque de los comensales que íbamos a cenar hoy, muchos hemos ido muchas veces al kaneda o hemos pedido comida para llevar a casa y nos quedamos con una sensación muy agridulce. Se agradece mucho que la gente tome la iniciativa de traer este tipo de cocina a Santander pero no es justo aprovecharse de la falta de oferta para tratar mal a los clientes. No todo vale. Sintiendolo mucho, no volveremos y dejaremos de recomendarlo a...