No tengo por costumbre hacer valoraciones, pero nuestra visita a La Cepa Vieja merece una excepción.
Encontré el sitio por casualidad y aunque no soy un gran fan del vino el concepto me llamó la atención.
A primera vista el sitio es pequeño, pero muy bien aprovechado, limpio y bien decorado.
No existe una carta como tal, el menú es cerrado y los entrantes dependerán de la elección del cocinero, elegiremos el plato principal y el postre.
Si bien esto puede echarnos para atrás hay que tener en cuenta tres grandes puntos positivos, la seguridad de que los producto son frescos, el conocimiento de la materia prima con la que se trabaja y la dedicación que se le pone a cada uno de los platos.
Cecilia se encargó de recibirnos, nos explicó como funcionaba el menú, que platos lo componían y nos recomendó un buen maridaje para para plato.
La cocina está dirigida por Raul y está totalmente a la vista (Está separada del pasillo por un cristal) lo que demuestra la seguridad y la tranquilidad que tiene a la hora de trabajar.
Cada vez que nos presentaban un plato se molestaban en explicarnos paso a paso sus componentes y el método que se había seguido para hacerlo, de la misma forma nos presentaron en mesa los vinos que mejor maridaban según su recomendación.
Conocimiento del producto, implicación con su trabajo y profesionalidad, puntos a tener en cuenta en un buen anfitrión.
Los entrantes fueron alcachofas confitadas con jamón, dos mini hamburguesas vegetales (una con setas shiitake y remolacha y otra con espinacas y brocoli) junto a una mahonesa de encurtidos, los principales pluma de secreto ibérico con patata, ravioli de calabacín y los postres crema de limón con jenjibre y tarta de chocolate.
Los vinos fueron uno blanco Pieles Doradas y un tinto Rayuelo.
A pesar de que no soy un amante de la verdura cada plato fue un acierto por lo que le dije a Cecilia que felicitase a su marido Raul por la comida, el cual a los pocos minutos salío de la cocina, vino expresamente a nuestra mesa con una sonrisa en la cara y se aseguró de que estabamos contentos con sus platos.
Son estos pequeños detalles los que demuestran la implicación de esta pareja en que sus clientes salgan satisfechos de su casa.
En total poco mas de 53€ por los dos menús con suplemento por la pluma, dos vinos, una coca cola y dos cafés.
Para acabar decir que en hosteleria la excelencia se define como la capacidad de los proveedores de servicios para cumplir constantemente y en ocasiones incluso superar las expectativas de los clientes.
En nuestra primera visita habéis demostrado excelencia superando nuestras expectativas y dejando claro el amor que le tenéis a vuestro trabajo.
Muchas gracias a ambos.