Nos sentamos a la mesa sobre las 2/2:05, terraza vacía, solo una mesa comiendo ocupada. El camarero (rapado e "hiperactivo") nos dice a gritos que nos atiende ahora. Pasan 10 min. Llega una mesa y pide unos cafés, los pide a gritos y los sirve. Pasan 5 minutos. Llega otra mesa, el camarero vuelve a salir y les atiende, querían cervezas y bocadillos. Pasan 10 min, sale con las cervezas. Le pregunto si nos puede atender y me dice que si, que ahora viene. Pasan 5 minutos, no viene. Nos vamos para dentro huyendo de ese camarero, ya que la gente que entraba era atendida (lo veíamos por el cristal). Nos sentamos. Pasan de 5 a 10 minutos. Viene otro camarero alto con gafas, mucho más amable. Se dispone a tomarmos nota, no nos lo creemos, saltamos de felicidad. Le pedimos para comer, nos dice que nos pone la mesa y ahora nos atiende. Nos pone dos manteles y cubiertos, se va. Pasan 15 minutos, continuamos sentadas, más que nada por curiosidad, no nos pasó algo así en la vida. Unos 5 minutos después, anonadada, me acerco al camarero amable a preguntarle si es normal lo que está pasando. Se disculpa apenado y nos toma nota, lo conseguimos. El otro camarero pelado y otra chica que hay por ahí se siguen comunicando entre ellos como si estuvieran de un extremo a otro de un campo de fútbol en la final de la eurocopa. Unos 15 min más tarde llega el pollo picantón, en vez de venir de la brasa viene de la nevera, frío, en mi vida me había pasado esto, lo parto a la mitad y toda la salsa de dentro cuajada como si fuera gelatina. Le pido si me lo pueden calentar en el microondas. La chica me dice que si, que ya viene, pasan 15 min y no viene nadie. Viene y se disculpa que se olvidó. Le digo que ya no hace falta, me niego a pagar el pollo, que me lo retire. Prometo que jamás me quejo de un sitio, si no me gusta me voy, pero es que esto es completamente surrealista. Trabajo cara al público, trabajé y trabajo a veces en hostería, esto no es normal. Nos sentamos allí ya que era el único local sin cola, estaba prácticamente vacío y nos quedamos allí para comer algo. Ahora entendemos el por qué de la falta de gente. Son las 4 menos 20, entramos a las 2, me...
Read moreLlevamos más de 3 años visitando este restaurante sea en invierno o verano, es más, estuvimos apenados porque este año estuvieron cerrados creo q 2 meses y, pensamos que habían quebrado pero, había sido por reformas. Nunca hemos tenido queja alguna y, si escribo esto es xq nos enteramos que tanto el Italiano, el Verdemar y el Zentral son de la misma dueña. Ojalá y, leyera todos los comentarios y, supiera directamente de parte de los consumidores que, el cambiar contínuamente de camareros y, camareras afecta las ventas. Había una rubita que, me parece ahora está en el Zentral, x demás de buenísima camarera cuando estuvo en el Italiano Feo, el señor mayor también muy amable, la cocinera igual pero, a veces la pobre parece salir corriendo del Italiano para atender la cocina del Verdemar y, viceversa. Hoy fuimos por allí y, SE HABÍAN QUEDADO SIN PAN 😳, algo poco tirado de los cabellos que suceda eso en un restaurant, x eso ya ni lo pedimos, los camareros discutiendo no en voz alta pero, es que estaban sobrepasados hoy, había mucha gente pero, creo que deberían estar...
Read moreWenn es für schlechtes Essen Michelin-Sterne gäbe, hätte dieses Lokal fünf Stück verdient.
Das Poulet kam auf den Tisch und stank derart, dass man sich fragte, ob es nicht schon vor der Jahrtausendwende zubereitet wurde. Die Zamburiñas und Pommes Frites waren keine Vorspeise und Beilage, sondern eine Ölquelle – man hätte damit problemlos eine Öllampe für eine Woche betreiben können. Die sogenannte Pizza war ein schlechter Witz, irgendwo zwischen Pappe und Kaugummi, aber sicher keine Pizza. Der dazu servierte Holzteller? Natürlich kaputt – wahrscheinlich Symbol für das gesamte Konzept des Ladens. Im wahrsten Sinne des Wortes DER hässliche Italiener! Das einzig Geniessbare war das Wasser und Brot.
Das Personal war so unfreundlich und verständnislos, dass man sich wie ein Störfaktor vorkam, statt wie ein zahlender Gast. Perfekte Touristenfalle: teuer, ungenießbar und völlig respektlos. Einmal und nie...
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