"SARA" Dicen que el tiempo todo lo cura. No es verdad. Una solo se acostumbra. Si se le pudiera devolver la vida a un muerto. Pero no se puede. No se puede devolver la vida a los muertos. Sara pensaba estas cosas en la cubierta del Simon Bolívar mientras esperaba el momento de zarpar hacia Lisboa. En el puerto de Santa Marta recordaría ese día como el más triste de su vida. Vestía un traje negro que le habían recortado de su madre y sombrero y un baúl que tenía algo del esplendor del santo sepulcro. En cubierta se acumulaban jaulas con fieras llevadas a Europa como curiosidad de circo y cajas de yucas, dátiles, granadas, melones, sandías. El pueblo flotaba en el calor. En un banco de arena se veía un un caimán aletargado por el calor. Viajaba en tercera clase en un pequeño camarote con ventilador eléctrico. El aire estancado en el compartimiento olía a cuero sin curtir. Comió un pedazo de queso con unas galletas dulces y un bollo de pan. Hasta ella llegaban los acordes de un bolero interpretado por unos músicos bajo el aplastante sol del mediodía. Esa música la puso melancólica: hablaba de abandonos, de distancias, de amores que se van y no vuelven. La hizo pensar en sí misma, afrontando sola el futuro. Al llegar a Lisboa le sorprendió una llovizna de tres días. Las oficinas públicas, los almacenes, las escuelas, permanecían cerradas. Estaban echando la siesta. Estaba sola como un náufrago en medio del mar. No sabía muy bien si regresaría un día a Colombia. Era como las madres griegas que despedían a sus hombres cuando se iban a la guerra: regresa con el escudo o sobre el escudo, decían; o sea vivo o muerto, pero no derrotado. Viajaba con un baúl de madera como único equipaje, con un vaporoso vestido de muselina blanco y un sombrero canotier. Una hermosa caribe. De alta estatura recordaba a una palmera que hubiera quedado en pie tras el paso de un huracán. Encontró una pensión frente al embarcadero. No sabía cómo iba a comer cuando se le acabara el dinero. El Caribe es humano. Donde comen dos comen cinco, se dice allí. Europa en cambio, tiene un corazón duro para la miseria. Lo comprendió muy bien el día que debió pedir una moneda o un trabajo para pagar la pensión. Le daban a regañadientes. Tenía un sueño recurrente que todavía persiste. Todos los días de su vida su recuerdo más vivo y constante no era el de los papás, hermanos, primos, sino el de la casa familiar. No que había vuelto a ella sino que estaba allí como si nunca hubiera salido de esa casa vieja y enorme. Era una sensación que comenzaba justo al aterdecer. Sentía terror porque en el sueño se materializaban todo ese mundo de parientes muertos que habitan en la oscuridad. Si se despertaba en cualquier hotel de Barcelona,Oviedo, Roma, Santiago, volvía a experimentar aquel viejo temor de su infancia: "Va a venir Petra, que está en su cuarto, o el tío Lázaro", le decía su abuela como si los...
Read moreEs una pena que haya cambiado tanto el servicio, estuve hace unos días porque tenía antojo de comida que ya había probado allí anteriormente, esta vez no estaba el señor que siempre estaba y como se nota su ausencia! La camarera no dejó el móvil ni por un momento, al pedirle una porción más de papas para acompañar la comida, me dice que ella no trabaja con eso y ya se pueden imaginar la cara que se me quedó, que no trabajan con que, si había una carta en la mesa que ponía porciones de arroz, papa, plátano, le insistí cambiando las palabras y pidiendo otras de las opciones, igual me había expresado mal y se negó a ponerme una porción de papas porque según ella, no trabajaba con eso! Obviamente no iba a arruinar mi día discutiendo si no habían papas, arroz o plátanos y decidí dejarla con lo que estuviera haciendo con el móvil, porque a todo esto no dejo el móvil ni un momento mientras teníamos esta conversación, así que me quedé con un mal cuerpo y obviamente sin ganas de volver y es una pena porque era un lugar con una atención y una comida estupenda, pero ya ni una...
Read moreAunque no soy colombiana me encanta este lugar porque me hace sentir como en casa ya que somos hermanos, Venezuela está al lado y llegar a este lugar u escuchar esa ambiente musical me hace recordar mi tierra. Luego te atiendo unos camareros que te hacen sentir en el corazón del caribe gracias a su trato tan cálido para finalmente complace tu paladar con un rico y variado menú que rápido aunque no sean venezolanos te hacen sentir como en casa..... sus empanadillas y sus papás rellenas son una delicia.... sus arropar y las tortas de choclo increíbles y para finalizar tiene un chicharrón divino..... patacones y las más famosas bandejas paisas en fin una delicia y para tomar a mis paisanos venezolanos les recomiendo la MEJORRRRR merengada de GUANABANA .... siempre salgo que exploto pero me tomo dossss porque sin lugar a dudas es la más divina del mundo jajajajaa gracias Rinconcito Colombiano por tu...
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