Volvimos por segunda vez con los hijos ya que la primera vez quedamos encantados. He de decir que la comida está muy rica pero esta vez el servicio ha sido un desastre. Los platos han tardado muchísimo en llegar y veíamos como mesas que habían entrado más tarde que nosotros les llegaba la comida antes. Pedimos tigre de bogavante el cual estaba muy rico (ya lo habíamos probado anteriormente), dos ostras, (tiene un buen tamaño)una natural y otra a la brasa, pedimos otra a la brasa porque estaba exquisita. A partir de aquí la cosa se empezó a ralentizar, teníamos pedido un carpaccio de Vieira que tardó en llegar. La verdad que nos decepcionó porque más parecía una ensalada, de tantos brotes que tenía y los cuales mataban el sabor de vieira, tampoco se apreciaba mucho el sabor del aliño. Los platos principales se retrasaban cada vez más. Por fin llegó el costillar de wagyu que ya lo habíamos probado anteriormente y nos encantó, esta vez nos decepcionó la cantidad ya que no nos parecía que tenía los 600g que indican en la carta y se nos quedó escaso. Dos comensales pidieron chuleta de limusina de 40 días de maduración, y de aproximadamente 1,6kg. A la vez que trajeron el costillar tambien trajeron los platos calientes y la herramienta adecuada para la chuleta. La chuleta tardó en llegar casi 15 minutos y para entonces los platos estaban fríos. Cuando la vimos en la mesa no nos pareció que tendría ese peso y se lo comentamos al camarero y nos dijo que había pesado 1,4k. A pesar de todo el hueso que tenía nos seguía pareciendo pequeña. No sé si tienen costumbre, yo creo que no, pero en otros sitios te enseñan a la chuleta que te van a asar antes de hacerla y además te preguntan el punto, cosa que en este caso no lo hicieron y lo del punto me parece esencial. Afortunadamente el punto estaba como nos gustaba pero si no hubiese sido así se la llevan de vuelta. El otro comensal había pedido unos canelones rellenos de chuleta madurada. Pues bien, el resto estábamos casi terminando con nuestras raciones y a esta persona todavía no la habían servido y para colmo cuando le llega el plato a la mesa, sin probarlo detecta que es tan fríos y les decimos que por favor se los caliente ante su cara incrédula. No sé donde metieron el plato pero tardó en llegar más de diez minutos y el resto ya habíamos acabado de comer. Cuál fue la sorpresa que cuando nos traen el plato no se parecía nada al que habíamos mandado de vuelta ya que de tres canelones que te sirven en el plato a uno no le faltaba la mitad y les habían echado salsa por encima con lo cual toda la decoración que le ponen de brotes cuando te dan el plato por primera vez había desaparecido, se lo volvemos a decir al camarero el cual también se extraña pero para colmo en el camino a la cocina se cruza con el que entiendo que era uno de los cocineros encargado de ese plato y le contestó en plan borde e insistía que era nuestro plato. A mala gana se lo llevó para adentro y después de otros diez minutos más o menos nos trajeron otro plato, yo creo que nos hicieron uno nuevo, pero tampoco estaba caliente y con el hambre que tenía se lo comió así por no volver a echarlo atrás. A pesar de que nos quedamos con hambre rehusamos pedir nada más visto los plazos para entregar las comandas. No pedimos postre por el enfado que teníamos, excepto uno que pidió la tarta de queso para llenar la tripa. La tarta dijo que estaba muy buena. Por otra parte no me parece mal que cobren el servicio de pan, pero 2,5€ por un trocito de pan por comensal me parece excesivo, si al menos sería un bollo de pan. En consecuencia, es triste pagar una factura de más de 180 euros y quedarte con hambre y con la decepción del servicio y sobre todo la actitud del cocinero negando lo evidente. Hemos pasado de repetir a no querer...
Read moreLlevaba unas expectativas muy altas, ya que nos lo habían recomendado mucho, igual de ahí la decepción. Reserve hace un mes para 11 personas, y unos días antes llamé para aumentar a 12 comensales. Llegamos y en barra, antes de entrar avisamos de q faltaba una persona y que la íbamos a sentarnos a esperarla. Llegamos a las 14:55 y la reserva era a las 15:15. Nos pusieron en un sitio pegadas a un armario de vinos. Comenté como tengan q pasar a coger el vino aquí, menudo coñazo va a ser. Y una amiga me dijo, "no hombre, eso lo tendrán contemplado". Pues no, para coger el vino estuvieron pasando todo el rato, así q muy incómodo para nosotras y para ellos, porque, teníamos q mover las sillas cada vez q pasaban. Y la mesa justo enfrente de la cocina, q cada vez q abrían salía la humareda, salimos oliendo a cocina pero bien. Total, nos sentamos, el camarero muy majo y le digo, esperar 10 minutos q falta una que viene de trabajar. Y me contesta "lo teníais q haber dicho antes, ya están los entremeses en el fuego" FALTA DE COMUNICACIÓN porque SÍ se lo habíamos dicho a los q nos hicieron pasar. La comida en general bien, pero los cantarelus fríos, y el bacalao algunos trozos muy salados. Otros bien. El goxua, de goxua tiene el nombre y no sé porqué. Es helado de chocolate con crema por encima y caramelo. No teníamos siempre el mismo camarero y fue un descontrol. El pan y el agua lo tuvimos que pedir tres veces... Sinceramente, por las opiniones esperaba muchísimo más. Es más, una de las del grupo ya había estado varias veces y comentó que la peor con diferencia. En mi caso no sé si fue un mal día para ellos (aunque lo de la ubicación de la mesa, eso es organizado y peor sitio imposible), pero hay muchos sitios en Vitoria donde se come igual o mejor por el mismo o menos dinero. Y mucho mejor trato. Sin más, dejo mi experiencia porque no es real que todas sean...
Read moreUna experiencia gastronómica excelente y muy recomendable. Desde el primer momento se aprecia el cuidado por el detalle y la calidad del producto. Para empezar, nos sirvieron un aperitivo de tres mantequillas como detalle de la casa: todas muy buenas, pero la de limón es sencillamente fantástica, con un toque fresco y aromático que abre el apetito.
Probamos dos ostras de gran tamaño, jugosas y suaves, sin ese exceso de yodo que a veces resulta dominante. Un auténtico placer. Los mejillones merecen mención aparte: pequeños, muy tiernos y con una salsa espectacular, sabrosa y ligeramente picante, en su punto justo. Es de esas salsas que te obligan a pedir más pan —yo confieso que no pude dejar de mojar. Solo con unos mejillones y una buena barra de pan, ya tienes el día hecho.
El pulpo estaba perfecto de textura, tierno y bien cocinado, con un sabor equilibrado y una presentación cuidada. Y para terminar, unos canelones de costilla buenos y bien elaborados, aunque, en comparación con los platos anteriores, fueron lo menos sorprendente del conjunto.
La única pega: el servicio tardó un poco más de lo deseado en atendernos al principio. Pero una vez empezó el desfile de platos, todo fue de 10.
En definitiva, Mano Lenta es un restaurante donde el mimo por el producto y la cocina honesta se notan en cada bocado. Muy recomendable para quienes disfrutan de los sabores potentes y las...
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