No sé muy bien como describir nuestra experiencia aquí, no quiero ser muy extenso ni dejar pasar ningún detalle.
La sala, acogedora y pintoresca, nos invitaba a sumergirnos en un viaje hacia tiempos remotos. La decoración rústica, adornada con herramientas de labranza y utensilios antiguos, evocaba la vida sencilla de los campesinos de antaño. Los muebles de madera maciza, desgastados por el uso y el paso del tiempo, susurraban historias de generaciones pasadas.
Nos sentamos a la mesa, rodeados por la calidez de aquel refugio en el tiempo. En ese instante, la felicidad nos envolvía por completo. Reconocíamos la singularidad del lugar donde nos encontrábamos, pero aún no vislumbrábamos lo que el destino nos tenía preparado. Nos aguardaba el encuentro con Raymon, una figura radiante, un individuo excepcional, un prodigio incomprendido, como sacado de los anales del tiempo. Él personificaba el servicio que ansiábamos en ese momento, con un humor enigmático y una habilidad para sorprendernos en cada gesto.
No estábamos seguros de si le caímos bien o mal, pero su presencia permanecerá grabada en nuestra memoria para siempre.
Una vez instalados en nuestras sillas, comenzamos a dialogar con él, y quedamos perplejos ante su habilidad para comunicarse. Nos sentíamos cansados de la típica cortesía superficial, hartos de la premisa de que el cliente siempre tiene la razón, y agotados de la cultura actual de la corrección política donde cualquier desviación nos hiere profundamente. En ese sentido, Raymon representaba un cambio radical. No estaba ahí para complacernos, sino para impartir una lección de vida.
Desde el primer momento, Raymon actuó con franqueza. No estaba interesado en servirnos, sino en desafiarnos. Era como si estuviera destinado a confrontar a aquellos que se aferraban a la superficialidad y a la complacencia. Su enfoque directo nos confrontó con nuestras propias expectativas y prejuicios, obligándonos a replantear nuestras ideas preconcebidas.
Nuestra primera orden fue dos ensaladas de pollo, pero Raymon decidió hacer de las suyas y nos trajo lo que le dio la gana. Mucha gente no habría pillado el mensaje oculto, pero yo lo capté al instante. En esa ensalada, estaba la primera lección de vida: "Las cosas no siempre salen como las planeas". Le dijimos que no era lo que habíamos pedido, pero se lo pasó por donde no le da el sol y nos dijo que nos aguantáramos y nos la comiéramos. ¡Pues nada, a tragar y a callar!
A partir de ese momento, cada interacción con Raymon era una obra maestra. Nos sorprendía con sus bromas sobre cobrarnos por cada pequeño detalle: otro vaso, unas cucharas, incluso nos sugirió echarle hielo al té de mi amigo con sangría. Era una masterclass continua, una lección de vida en cada gesto.
Conmigo al menos, logró su cometido. No quiero extenderme más, pero lamento no haber conocido a Raymon antes. Solo podemos expresar un sincero ¡GRACIAS! Gracias por tus consejos de veterano, por recordarme que ni de broma tengo 28 años, que tengo muchos más. Eso me hizo reflexionar sobre la importancia de cuidarme más.
A partir de ahora, guiaré mi vida siguiendo los consejos de Raymon. Él me dijo que no le gustan los gatos, así que, muy a mi pesar, recientemente le regalé el gato a mi vecina, quien se encuentra recientemente divorciada del ludópata de su exmarido. Me dio pena por el gato, pero si queremos seguir la filosofía de Raymon, debemos asumir todas las consecuencias
Y disculpas por hacerte quedarte hasta altas horas con nosotros, por obligarte a encender la cafetera sabiendo que detestas el ruido y demás. Esperamos encontrarte de nuevo en alguna fiesta de pueblo cercana a Murcia.
Y para concluir, me gustaría enviar un mensaje. He notado algunas quejas dirigidas hacia Raymon en las reseñas. Ante esto, recuerdo las palabras de Jonathan Swift: 'Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios...
Read moreLa nostra esperienza non corrisponde purtroppo alle tante ottime recensioni lette che ci hanno fatto scegliere La Era per la nostra ultima sera sull'Isola. Forse era la serata sbagliata, chissà... eravamo gli unici ospiti - a Yaiza era la Fiesta de los Remedios e ovviamente non lo sapevamo quando abbiamo prenotato - ma questo non è stato un problema, anzi ci ha fatto sentire ancora più coccolati all'inizio, purtroppo però le pietanze ordinate non erano assolutamente all'altezza. Le famose crocchette delle Canarie buone ma sull'isola ne abbiamo gustate di decisamente migliori in almeno altri 2 ristoranti; le patatas bravas insapori - sembravano bollite - e anche in questo caso ne abbiamo mangiate di molto migliori nella nostra settimana sull'isola! Poi abbiamo fatto l'errore di ordinare pesce (avevo letto ottime recensioni anche su questo), purtroppo sia il filetto di tonno che il trancio di pesce erano troppo cotti ed insapori, squisita la salsa agrodolce che rendeva commestibile il filetto di tonno, ma per il resto... Probabilmente avremmo dovuto provare le carni ed i formaggi essendo nell'entroterra, ma allora perché mettere anche il pesce nel menù?? Il cameriere invece concordo è un personaggio molto caratteristico, si intona benissimo con la location, ha un sottile umorismo che va colto e noi abbiamo sorriso con lui, non lo abbiamo affatto trovato sgradevole! La location poi è davvero fantastica, abbiamo cenato nel patio esterno, una piacevolissima atmosfera d'altri tempi, e l'interno che abbiamo intravisto è anch'esso veramente notevole! Trattandosi di un ristorante però le mie due stelle si riferiscono al cibo, che dovrebbe essere l'elemento più importante. Prezzo della cena € 71 per: 2 antipasti basici (patatas bravas e crocchette) 2 piatti di pesce visibilmente surgelato (tonno e trancio di pesce non definito), 2 bottigliette (inferiori al mezzo litro, direi da 300 max 375 ml) di vino bianco sfuso della casa, 1 dolce (gofio, ottimo consiglio del simpatico cameriere). Prezzo che per come abbiamo sperimentato l'ottima ospitalità e qualità di altri ristoranti a Lanzarote è decisamente alto rispetto alla qualità e quantità del...
Read moreProbably one of the best and most interesting restaurants of the island. Traditional dishes in an extraordinary decor. Good quality for a good price. I loved the Potaje Canario, an authentic local soup with meat and veggies and lentils. The steaks are thick and just perfectly cooked (rare). We found out that the artist Manrique was the designer and cofounder of this place! It has a very pleasant setting and design, honouring local style and tradition. With this information along with the great offer of the food I would highly recommend this place. As a cherry on the pie, the waiter has a dry...
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