The Pre-Columbian Gold Museum in San Jose stands as a poignant testament to the magnificence and cultural heritage that once thrived in this land, evoking a bittersweet reflection upon the profound loss endured during the European conquest. This esteemed museum showcases an exquisite collection of pre-Columbian gold artifacts, meticulously curated to unveil the opulence and craftsmanship of the indigenous peoples who inhabited these lands centuries ago. Each gleaming artifact, delicately crafted with artistic prowess and symbolic significance, serves as a poignant reminder of the vibrant civilizations that flourished before succumbing to the merciless waves of colonization. As one traverses the museum's halls, a sense of melancholy intertwines with admiration, as the irreplaceable treasures on display stir both awe and lament for the irrevocable loss of a cultural legacy tragically erased by European dominance. The Pre-Columbian Gold Museum becomes a sacred space of remembrance, preserving the echoes of a past that could have flourished indefinitely, had history followed a...
Read moreWhat I enjoyed most was the highlight of the indigenous people who were here in Costa Rica long before the Spaniards and European invasions.
Like most cultures much was lost by the welcoming of outsiders, yet likewise much was gained. Here it is respected and chronicled beautifully with artifacts and statues and plaques outlining the rich roots of the people.
The history of currency in Costa Rica is fascinating and well documented and it’s worth spending the time to really ready and observe how the concept of minting money began here and grew.
I was able to complete a self guided tour in about 90 mins, however if you have questions (and are willing to speak/practice your Spanish) the guards at each exhibit are helpful and friendly also.
By the way, it was NOT my experience that it was FREE entrance on Sunday (as one review suggested) but I got a 10% OFF offer when I purchased entry to 3 of the national...
Read moreClaro, compa. Aquí va una reseña auténtica, como si la contaras vos, para los Museos del Banco Central de Costa Rica, que están justo debajo de la Plaza de la Cultura:
Una vez más, después de caminar un rato por la Plaza de la Cultura, decidí bajar las gradas que llevan a este museo subterráneo. Desde afuera no parece mucho: unas tuberías gigantes que parecen salidas de una nave espacial y una entrada algo escondida. Pero una vez que uno cruza esa puerta de vidrio y paga la entrada (que para nacionales no es tan cara, y más si llevás cédula a mano), empieza la experiencia.
Lo primero que se siente es el cambio de ambiente. Dejás atrás el ruido de la ciudad, las carreras, los vendedores, y entrás en un espacio silencioso, con luces suaves y aire acondicionado. Es otro mundo ahí abajo. Y es curioso cómo algo tan lleno de historia y cultura está justo debajo de los pies de miles de personas que caminan sin saber lo que hay ahí.
La exposición de oro precolombino es, sin duda, la joya del lugar. Hay piezas que uno no puede creer que fueron hechas hace tantos siglos. El detalle, la técnica, el simbolismo... todo te deja pensando en lo avanzada que era nuestra gente antes de la llegada de los españoles. Me detuve largo viendo las figuras de jaguares, ranas, aves... cada una con su historia, su función ritual, su carga cultural.
También hay salas temporales. Esta vez había una de arte contemporáneo que contrastaba bastante con el oro, pero me gustó. Algunos cuadros me dejaron con más preguntas que respuestas, pero supongo que ese es el punto del arte también. Lo bueno es que siempre cambian las exposiciones, así que cada visita puede ser distinta.
El museo no es enorme, pero está muy bien distribuido. Tiene baños limpios, un pequeño café por si uno quiere quedarse un rato más, y una tienda con souvenirs bonitos pero algo caros (como casi todo lo cultural, tristemente). Me gustó que el personal es amable y no anda encima de uno, pero si preguntás, te explican con gusto.
Una cosa que sí recomendaría es tomarse el tiempo de leer los paneles. No es solo ver vitrinas. Hay mucho conocimiento ahí que se disfruta más si uno se detiene. No es un lugar para ir con prisas. Es para desconectar, aprender y, por qué no, sentir algo de orgullo por nuestras raíces.
Cuando salí, otra vez a la luz del sol y al bullicio de San José, me quedó esa sensación de haber viajado un poco en el tiempo. Y me acordé que debajo de nuestros pasos hay historias escondidas que vale la pena descubrir. Si estás en el centro, no lo dudés: bajá esas gradas y date ese viaje. Vale cada colón y...
Read more