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A definite MUST for all literature lovers.
In the municipal cemetery, in a little narrow sidestreet just off the main Rue de la République (turn by the side of the Hotel Mas des Citronniers) is the tomb of one of Spain's greatest poets, Antonio Machado.
Each time I go there it looks different, because visitors (from all over the world) leave mementoes there.
Flowers, of course. Candles in decorated holders. Flags. Crochet items. Dolls. A photo of the Poetry Club from a town in Arizona. And poems . . .
School groups in particular seem to turn up with pages and pages of poems that they have written.
Somebody official clearly goes and tidies up the grave every so often, removing items, because otherwise it would be piled head-high with these articles. There is also a letter box on the right of the tomb, for you to send your personal message to Antonio in heaven. Presumably somebody also empties that regularly.
An indirect victim of the Spanish Civil War, Antonio Machado fled Spain when his life was threatened by the advancing Francoist army, and went to Collioure, with his mother. As a teacher of French, he felt at home in France, but lived there less than a month before falling ill and dying, although only in his mid sixties. His mother died 3 days later, and is buried in the same tomb.
One of his most memorable poems is doubtless this one:
Caminante no hay Camino
Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar.
Wayfarer, there is no path
Wayfarer, the only way Is your footprints and no other. Wayfarer, there is no way. Make your way by going farther. By going farther, make your way Till looking back at where you’ve wandered, You look back on that path you may Not set foot on from now onward. Wayfarer, there is no way; Only wake-trails...
Read moreProduce muchísima pena e indignación conocer los últimos meses de vida de Antonio Machado desde que, por miedo a la represión de los rebeldes, se refugia en Barcelona y luego huye a Francia hasta cruzar la frontera a comienzos de 1939. Después, al fallecer, su madre Ana Ruiz, que también estaba en malas condiciones, recobra por momentos la lucidez y comprende que su hijo ha fallecido y al poco ella también muere. Más tristeza y coraje ocasiona que, al igual que el resto de los exiliados republicanos en Europa y América, apenas se sepa y se diga nada de sus injustas desgracias y menos todavía que intenten ser reparadas aunque sea simbólicamente. Pasan los años, las décadas y se refuerza el olvido y el desinterés con estrafalarias opiniones como la tan repetida y engañosa de que la Transición fue modélica. ... Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta -no fue por estos campos el bíblico jardín-: son tierras para el águila, un trozo de planeta por don de cruza errante la sombra de Caín. ... Mucha sangre de Caín tiene la gente labriega, y en el hogar campesino armó la envidia pelea. ... La España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María, ... Esa España inferior que ora y bosteza, vieja y tahúr, zaragatera y triste; esa España inferior que ora y bosteza, cuando se digna usar la cabeza, aún tendrá luengo parto de varones amantes de sagradas tradiciones y de sagradas formas y maneras; florecerán las barbas apostólicas, y otras calvas en otras calaveras brillaran, venerables y católicas El vano ayer engendrará un mañana vacío y ¡por ventura! pasajero, la sombra de un lechuzo tarambana, de un sayón con hechuras de bolero: el vacuo ayer dará un mañana huero. Como la náusea de un borracho ahíto de vino malo, un rojo sol corona de heces turbias las cumbres de granito; hay un mañana estomagante escrito en la tarde pragmática y dulzona. ... Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino, sino estelas en la mar.
"Campos de Castilla" de...
Read moreVisitar la tumba de Antonio Machado en Collioure es una experiencia profundamente emotiva y cargada de historia. Situada en el pequeño cementerio de esta pintoresca localidad del sur de Francia, la tumba del gran poeta español se ha convertido en un lugar de peregrinaje para admiradores de todo el mundo, especialmente para quienes sienten la huella del exilio y la memoria de la Guerra Civil española. El lugar es sencillo pero siempre está adornado con flores frescas, cartas, banderas y poemas, testimonio del cariño y respeto que sigue despertando Machado ochenta años después de su muerte. La atmósfera es serena y, a menudo, se pueden encontrar grupos de visitantes recitando sus versos, compartiendo música y recuerdos en un homenaje espontáneo y colectivo. La tumba de Antonio Machado está en Collioure porque aquí terminó su último viaje. Tras la caída de la República y ante el avance franquista, Machado, republicano convencido, se vio obligado a huir de España junto a miles de compatriotas en lo que se conoce como “La Retirada”. Llegó a Collioure en enero de 1939, exhausto y enfermo, y falleció apenas unas semanas después, el 22 de febrero, acompañado de su madre, que también descansa junto a él. Collioure acogió a Machado y a tantos otros exiliados, convirtiéndose en símbolo de refugio y memoria. Además de la tumba, el pueblo conserva el hotel Bougnol-Quintana, donde Machado pasó sus últimos días y que hoy alberga un espacio dedicado a su figura. La localidad también ofrece exposiciones y rutas que permiten comprender mejor el drama del exilio y el legado del poeta. En definitiva, la visita a la tumba de Antonio Machado en Collioure es una parada obligada para quienes aman la poesía, la historia y la dignidad de quienes nunca renunciaron a sus ideales. Un rincón lleno de emoción, memoria y belleza, donde la palabra de Machado sigue viva entre...
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