En este caso voy a dar mi opinión sobre el restaurante, que es lo que he conocido hoy (05/05/2024). La nota que otorgó es un 3,5.
El espacio que ocupa el restaurante dentro del edificio me parece muy bonito, con grandes mesas de mármol y sillas cómodas. Muchos y grandes espacios para permitir sentirse cómodo y a las vez que el personal del restaurante pueda trabajar de forma desahogada y con comodidad también. La decoración del restaurante combina lo tradicional y antiguo del interior en si del edificio con elementos decorativos modernos deuy buen gusto. Se puede acceder a través de un balcón a unas vistas espectaculares de la Plaza de la Soledad y edificio La Giralda. Los baños y aseos también son muy bonitos, con elementos sanitarios y decoración de mucho gusto. En sí, el restaurante hace honor al resto del edificio que es sencillamente espectacular. No creo que haya actualmente otro edificio en toda Extremadura destinado a restauración y hospedaje como Las Tres Campanas.
Pero es cierto que ya antes de sentarte en la mesa y consultando por INTERNET la carta del restaurante he apreciado algunos detalles que son susceptibles de ser mejorados en mi opinión: La carta del restaurante a través de la web es sencillamente ILEGIBLE. Letras claras sobre fondo claro y con un grafismo no reconocible. Hablando de otra forma, no hay quien entienda lo que pone. Sin embargo las cartas que proporcionan en el restaurante si son de fácil lectura. La web no ofrece carta de vinos. Pero lo más curioso es que, una vez sentados y preguntando por la carta de vinos, no existe y te dicen que en breves momentos acudirá a la mesa un somellier. Lo que está persona aportó en la materia, fue más bien poco o nada que no supiéramos. No hay disponibilidad de platos para los más pequeños de la casa. La recomendación del maitre para mí hija ha sido "presa ibérica". Este plato vale 26 € y evidentemente una niña de 7 años no lo va a terminar. Palabras textuales del maitre: " Suelen venir muy pocos niños, vienen más las parejas". Hoy, día de la madre, muchas familias con niños pequeños.
Hablando de lo referente a la comida en si, he de decir que todo lo que se comió estaba muy, pero que muy rico aunque son más bien raciones escasas teniendo en cuenta el precio del plato en carta. Muy buena presentación en vajilla muy chula.
Empezamos compartiendo al centro una tabla de quesos y unas alcachofas naturales con ajada de jamón y langostinos. Las alcachofas, espectaculares...de lo que más me gustó de toda la comida. Con respecto a la tabla de quesos, estaban muy ricos pero sin más. Pedí al maitre si nos podía explicar que quesos la componían y nos dijo que en seguida acudía a la mesa el "especialista en ibéricos" para explicarnoslo. Nunca fue. Hecho de menos lo que en algún sitio de bastante menos categoría ha sucedido: te explican que queso es (origen animal, procedencia) e incluso te dan una recomendación del orden en que se deben comer.
En cuanto a los platos principales, se pidieron dos platos de cochinillo deshuesado (muy rico al parecer y suficiente en cantidad: 27 €), presa ibérica también muy rica al parecer (26 €), un plato de rodaballo (dos porciones) digamos rico sin más (26 €) y un plato de cigala con vieiras (muy rico al parecer, pero muy escaso: 26 €).
Llegando a los postres, pedimos tres de los cuatro postres en carta. Sencillamente espectaculares (8 euros es el precio de cualquier postre).
Algunos otros detalles: vino por copa, bien servido, con generosidad (3,20 €). Café un poco caro (2,50 €).
Por favor incluyan algo en carta para los más peques, no es tan difícil.
Con respecto al SERVICIO en si del personal, diré que tendrá que mejorar si quieren ser referente en Badajoz. No está a la altura del edificio, del salón y de la comida en si (elaboración y materia prima). En TripAdvisor dejo más detalles, aquí no permiten extenderse mucho más.
Precio...
Read moreEn pleno centro de Badajoz, donde antaño funcionaba una juguetería que encendía la imaginación de varias generaciones, hoy late otra forma de magia: el Hotel Boutique Las Tres Campanas. Un edificio de 1899 que conserva su carácter y lo ofrece al viajero con hospitalidad, confort y una belleza serena.|Quiero subrayar algo que merece aplauso: la apuesta de la familia propietaria. Están realizando un esfuerzo notable para rehabilitar con rigor un inmueble histórico y dotarlo de instalaciones y tecnología de última generación, sin diluir su identidad, un equilibrio difícil entre memoria y confort actual. Este proyecto es un gran impulso para Badajoz, dotando a la ciudad de un hotel para los visitantes que buscan confort y diseño en pleno centro. |El hotel cuenta con 15 habitaciones y suites, cuidadosamente diseñadas para un descanso perfecto: colores bien escogidos, mobiliario dispuesto con criterio y una atmósfera acogedora, con ese ligero toque seductor, que invita a bajar revoluciones. El servicio es cercano y eficaz; te hacen sentir acompañado sin invadir (quiero destacar el trato que nos dispensó Jorge Olmo, sevillano y ¡del Betis! que nos hizo un tour por todo el hotel. |Nos contó, por ejemplo, que en este edificio se instaló el primer ascensor de Badajoz, un conjunto de ascensor y montacargas de madera con cristaleras y asientos que siguen tal cual desde su puesta en marcha. Y aún hoy funciona un reloj de 1917 del maestro pacense P. Pérez, al que hay que dar cuerda cada día y que transmite la hora mecánicamente a otro punto del edificio: pura artesanía.|El inmueble luce además cubierta “a la madrileña”, estucos y techos esgrafiados de gran valor, azulejería modernista y desagües en gres de interés etnográfico. En la zona de cafetería-cervecería-restaurante se conservan mamparas, estanterías, encimeras y mostradores con marquetería en madera noble policromada que hoy dialogan con una propuesta culinaria apetecible: un restaurante donde se cocina con pasión y un gastrobar elegante con tapas creativas y una carta de bebidas bien pensada.|Más instalaciones: Para celebraciones, la segunda planta está dedicada a eventos, con versatilidad y una ubicación perfecta. Y como guinda, una terraza chill-out con piscina y coctelería especializada, un oasis urbano con vistas al casco antiguo y la frontera de Elvas en el horizonte: atardeceres de postal.||En resumen: Las Tres Campanas es un hotel con alma y oficio, fruto de una familia que cree en su ciudad y lo demuestra con hechos. Dormir aquí es participar de esa historia, y salir con ganas de volver. Muy...
Read moreEn pleno centro de Badajoz, donde antaño funcionaba una juguetería que encendía la imaginación de varias generaciones, hoy late otra forma de magia: el Hotel Boutique Las Tres Campanas. Un edificio de 1899 que conserva su carácter y lo ofrece al viajero con hospitalidad, confort y una belleza serena. Quiero subrayar algo que merece aplauso: la apuesta de la familia propietaria. Están realizando un esfuerzo notable para rehabilitar con rigor un inmueble histórico y dotarlo de instalaciones y tecnología de última generación, sin diluir su identidad, un equilibrio difícil entre memoria y confort actual. Este proyecto es un gran impulso para Badajoz, dotando a la ciudad de un hotel para los visitantes que buscan confort y diseño en pleno centro. El hotel cuenta con 15 habitaciones y suites, cuidadosamente diseñadas para un descanso perfecto: colores bien escogidos, mobiliario dispuesto con criterio y una atmósfera acogedora, con ese ligero toque seductor, que invita a bajar revoluciones. El servicio es cercano y eficaz; te hacen sentir acompañado sin invadir (quiero destacar el trato que nos dispensó Jorge Olmo, sevillano y ¡del Betis! que nos hizo un tour por todo el hotel. Nos contó, por ejemplo, que en este edificio se instaló el primer ascensor de Badajoz, un conjunto de ascensor y montacargas de madera con cristaleras y asientos que siguen tal cual desde su puesta en marcha. Y aún hoy funciona un reloj de 1917 del maestro pacense P. Pérez, al que hay que dar cuerda cada día y que transmite la hora mecánicamente a otro punto del edificio: pura artesanía. El inmueble luce además cubierta “a la madrileña”, estucos y techos esgrafiados de gran valor, azulejería modernista y desagües en gres de interés etnográfico. En la zona de cafetería-cervecería-restaurante se conservan mamparas, estanterías, encimeras y mostradores con marquetería en madera noble policromada que hoy dialogan con una propuesta culinaria apetecible: un restaurante donde se cocina con pasión y un gastrobar elegante con tapas creativas y una carta de bebidas bien pensada. Más instalaciones: Para celebraciones, la segunda planta está dedicada a eventos, con versatilidad y una ubicación perfecta. Y como guinda, una terraza chill-out con piscina y coctelería especializada, un oasis urbano con vistas al casco antiguo y la frontera de Elvas en el horizonte: atardeceres de postal.
En resumen: Las Tres Campanas es un hotel con alma y oficio, fruto de una familia que cree en su ciudad y lo demuestra con hechos. Dormir aquí es participar de esa historia, y salir con ganas de volver. Muy...
Read more