No es mi playa favorita de este entorno, pero sí una de las que más visito. Me declaro admirador, porque creo que tiene todo lo que necesitas para disfrutar de un buen día de playa. No obstante, tiene algunas deficiencias que hacen que, siempre desde mi humilde opinión, no merezca llevarse las cinco estrellas.

Empecemos por lo malo. Su acceso no está bien señalizado. Casi con total seguridad, si no has ido en otra ocasión, o estás muy pendiente, o te perderás. Además, el camino hasta llegar a la playa no está asfaltado en su totalidad y a veces los carriles dan justo para dos coches en ambos sentidos. Para terminar con lo malo, tienes que tener en cuenta el tema de las mareas. Si la marea está alta, no te molestes, no vayas. No hay espacio ni para poner una sillita. Las olas se comen todo el terreno y tu día de playa puede ser un infierno.

Bueno, no era para tanto, ¿no? Vamos con lo excelente, que hay mucho. Cuenta con una gran extensión de aparcamiento gratuito. Un terreno sin asfaltar pero muy cerca de la playa. También tienes muchas opciones gastronómicas y de ocio. Hay chiringuitos muy potentes como el famoso Chinini, para degustar una buena cerveza, un buen mojito o comer, ¿por qué no? También hay otros más tradicionales como el mítico Prospín y sus deliciosas sardinas. Sitios con una ubicación privilegiada con vistas al océano. Cuando la marea está baja, puedes disfrutar de mucha, mucha arena y darte largos paseos. Por si todo esto fuese poco, es una de las playas que mejor combaten el viento de levante.

¿Te animas?