Hermoso ejemplo de arquitectura religiosa romana de titánicas dimensiones que sin duda alguna representa junto con el teatro la imagen por excelencia que aparece en la mente de cualquier persona que piense en la ciudad de Mérida. Sello distintivo e irreemplazable de la ciudad antigua, perfecto símbolo de la convivencia de la antigua metrópolis romana junto con la actual capital extremeña. El templo de Diana se erige invicto en el centro del casco antiguo con todo el esplendor que su supremacía arquitectónica le permite seguir exhibiendo después de siglos de historia. Una historia de supervivencia pues mientras la mayoría de los edificios de la vieja urbe se desvanecían entre el paso de los años, él perduró cristalizado en el tiempo hasta nuestros días. Nos hallamos ante un templo dedicado al culto imperial, el nombre de Templo de Diana fue otorgado erróneamente por la tradición escrita posterior. Elevado sobre un podio de sillares de granito de más de tres metros, muestra a día de hoy más o menos la mitad de las gigantescas columnas de ocho metros que adornaron en su día y todavía hoy la fachada externa. Es un templo hexástilo (seis columnas en su frente), períptero (rodeado de columnas, sin estar éstas adosadas a los muros de la cella) y de estructura rectangular. Las columnas de granito antaño estucadas se encuentran coronadas por elegantes capiteles de orden corintio y del entablamento se conservan originales algunos segmentos del arquitrabe y unas pocas piezas del frontón recolocadas adoptando una forma arqueada. Bien cabe resaltar que no todas las columnas que se observan son originales, muchas son reconstrucciones y otras fueron vueltas a poner en pie. Sin embargo el hecho de que la estructura sobreviviera embebida en los muros del Palacio renacentista del Conde de los Corbos, permitió de hecho que parte de las columnas (más concretamente las columnas laterales) se mantuvieran erguidas en su ubicación y con la altura original, fusionadas con la fachada de la edificación, asegurándose la supervivencia durante muchos siglos, permitiendo su conservación hasta que en el siglo pasado fueran liberadas de nuevo al derrumbar los muros del palacio renacentista para que adoptasen nuevamente su aspecto original. Nos encontramos ante un inusual ejemplo en que las generaciones posteriores de habitantes de una ciudad no sólo rehúsan derribar las viejas edificaciones de edades antiguas para elevar nuevas construcciones, sino que además fusionan la arquitectura de dos edificios de tan dispares épocas, para asegurar la supervivencia de todos los elementos constructivos que de otra forma se habrían perdido entre montones de escombros o peor aún, habrían pasado a convertirse en una cantera. Recomiendo totalmente que cualquier persona, aficionada o no a la historia se acerque a este maravilloso templo, ejemplo incuestionable de las colosales estructuras que los romanos levantaron a lo largo del vasto imperio para adorar a los dioses y a los emperadores que gobernaron el mundo antiguo, mostrando en su hacer la capacidad de erigir gigantescos proyectos edilicios destinados a albergar la imagen de la divinidad. Definitivamente es uno de los monumentos más bellos e impresionantes de cuantos atesora el patrimonio de Mérida, causando asombro de seguro a cualquiera que lo vea, pues las dimensiones de su columnata dejan en la mente una impronta imborrable que evoca sin duda alguna a los grandes templos de la...
Read moreThe Temple of Diana in Mérida is just one piece of the incredible time travel experience that awaits your whole family in this historic city. Mérida itself is like a living history book, offering glimpses into ancient Rome and the Arab presence that followed. Let your imagination run wild as you explore the Alcazaba and wander through the streets of Mérida.
From the well-preserved Roman ruins to the enchanting Moorish architecture, Mérida has something for everyone. It's a chance to step into the shoes of ancient civilizations and discover the rich tapestry of history that has shaped the city.
Bring the family along and embark on an unforgettable journey through time. Watch as your children's faces light up with wonder and curiosity as they explore these remarkable sites. Mérida is a true gem for family travelers, offering a unique blend of education and adventure.
So pack your bags, embrace your imagination, and let Mérida take you on an extraordinary time travel experience. The Temple of Diana and the Alcazaba are just the beginning of the incredible journey that awaits your family in this...
Read moreTemplo de Diana (s. I D.C.), en la calle Santa Catalina de Mérida (Extremadura). Templo edificado en el Foro Municipal, en el centro -próximo al cruce del cardo y decumano máximos, que sigue la calle Santa Eulalia-, de Augusta Emerita -colonia romana fundada en 25 A.C. por el legatus de Lusitania (26-22 A.C.) Publius Carisius, por orden del emperador Caesar Augusto (27 A.C. - 14 D.C.) para los soldados veteranos licenciados (eméritos) de las legiones X Gemina y V Alaudae, que combatieran en las guerras astur-cántabras (29-19 A.C.)-. Parece ser que absolutamente nada lo relaciona con la diosa Diana -un grave error de 'La Historia de la Ciudad de Mérida' (1633) del cronista local don Bernabé Moreno de Vargas (1576-1648), licenciado en leyes por Salamanca (1598), regidor perpetuo de Mérida-, sino que todo -hallazgos arqueológicos incluídos- lo relaciona con el 'culto imperial' -veneración de unos pocos emperadores elegidos como dioses tras su muerte (Dominiano fue el único que se declaró a si mismo dios viviente), así como algunos de sus parientes-, refrendado por los hallazgos: esculturas de Tiberio o Claudio, del genius Augusti -símbolo de la divinización del emperador- y bronce del genius senatus -divinización del senado romano- de época antoniniana (s. II D.C.). Con orientación N.-S., su fachada posterior sería paralela al decumano máximo. De planta rectangular -32 m. x 18,5 m.-, se eleva sobre alto podio -3,23 m. de altura- recubierto de sillares rectilíneos dispuestos a soga y tizón rematado en cornisa moldurada. Sobre el podio se eleva un peristilo de columnas -con la mitad de éstas conservadas, todas de 8 m. de altura-, de basa ática, fuste estriado y capitel corintio. Se conserva originalmente parte del arquitrabe; lo que hay por encima, es decir, el arco de medio punto de descarga del frontón triangular está reconstruído a partir de evidencias arqueológicas. Sería un templo períptero -rodeado de columnas-, de frontispicio hexástilo -pórtico de 6 columnas en su frente por 11 en sus lados mayores-. El material por excelencia es el granito meridano; en origen iría recubierto de estuco. La cella quedó muy modificada por el Palacio de los Corbos (s. XVI) -que, por otra parte, ha permitido la conservación del monumento-. Como complemento a todo templo sagrado no podía faltar el agua materializada en dos estanques laterales. Respecto al marco temporal, aún asegurando firmemente su erección en el s. I D.C, parece coherente que haya sido en tiempos del linaje romano Julio-Claudio (27 A.C.- 68 D.C.), dinastía de la que se halló (s. XIX) una representación escultórica, probablemente de Tiberius (14-37 D.C.) ó de Claudius (41-54 D.C.); se evidencia también movimiento (reformas) en los imperios del linaje romano de los Flavios -gens Flavii- (69-96 D.C.) -Vespasianus (69-79), Titus (79-81) y Domicianus (81-96)-. Patrimonio de la Humanidad (1993). Centro de...
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