Esta reseña está absolutamente influenciada por la experiencia que viví anoche y que dudo vuelva a repetir. Salimos tarde del teatro y empezamos el periplo para conseguir un lugar con la cocina abierta a las 2.30 de la mañana. Después de pulular inútilmente, mi gran amiga Pipi pronunció las palabras mágicas: Estación 27. Así fue que recordé este hermoso bodegón del centro que prometía ser nuestra única esperanza.
Llegamos y había un par de mesas ocupadas. Preguntamos si la cocina estaba abierta y sí, "hasta las 7 de la mañana amigo". Nos sentamos y pedimos. La carta del lugar tiene lo lógico: lomitos, pizzas, sandwiches, algunos platos principales y, en los días de semana, menúes (algo completamente lógico por encontrarse en pleno centro de la ciudad). Para beber cervezas (Quilmes, Stella, Iguana), vino y gaseosa (línea Pepsi).
En mi caso, pedí un lomo estación de carne, el que parece ser la vedette del lugar. Pensamos que por la hora iban a demorar un poco más pero no, en absoluto. En unos 15 minutos teníamos esta guarangada de lomito en la mesa. El Lomo Estación además de lo de siempre tiene panceta y un toque de amor y magia que te estremece los sentidos. Un aspecto fundamental en el lomito, para mí, es la cohesión: si el lomito se desarma, no cumple. Este parece realmente una unidad, no se desarma, la carne es blanda, la mayonesa casera es ambrosía, el plan es esponjoso y suave, no se degrana. Todo esto acompañado de unas papas que estaban muy ricas; nada de papas McCain, papita cortada a cuchillo y, pese a la hora, te dabas cuenta que era aceite nuevo y no ese de 15 mil Km que usan en algunos lugares.
La atención es muy cordial; recordemos algo fundamental: eran las 3 de la mañana, bien podrían tener más ganas de estar en la casa que de atender y sin embargo fueron atentos y correctos.
Para finalizar, esta guarangada de menú está a un precio absolutamente razonable y, de hecho, en relación costo/experiencia es superior.
Que el lomito sea tan rico, es un gol. Que funcione 24/7 TODO el año, es...
Read moreFuimos a comer en "la semana del lomito" y pongo " " porque se supone que es un momento en el año donde podes disfrutar este sándwich en formato 2x1 y/o con descuento. Todo lo contrario. Llegamos al lugar y en la puerta se encontraba una señorita que trabajaba para la empresa Quilmes y por lo que pudimos notar las cervezas que entregaban (en lata) eran de forma gratuita por ser una nueva versión "Doble Malta" (o no se si nueva pero por lo menos darle publicidad) nos sentamos a la mesa y nos traen la carta y un papel impreso con la "PROMO SEMANA DEL LOMITO" en cuanto miramos los precios observamos algo extraño pero ya con hambre terminamos pidiendo "2 lomos insurrectos" + 1 QUILMES DE 1LT $2800 ("promo"). Luego de hacer el pedido notamos que en la carta el mismo Lomo vale $1300 c/u y la Quilmes de litro $600. Ok teníamos un poco de descuento, hasta que la moza nos informa que la promo es con las latas que ofrece la Quilmes que encima estaban calientes (y eran teóricamente de forma gratuita). Habiendo narrado lo sucedido vamos a lo concreto: Servicio: la comida fue entregada bastante rápido, pero pedimos mayonesa para agregar al lomo / papas y brillo por su ausencia. Precio: Por la situación en particular vamos a decir que son unos ladrones. Ambiente: Bastante lindo / ameno / limpio. Comida: El lomito fue extraordinario, lo trajeron bien caliente, buena combinación de ingredientes, tamaño justo, pan muy bueno pero las papas dejan muuucho que desear. El punto extra a la calificación se lo lleva el lomo solo, todo lo demás hay mucho...
Read moreFuimos ayer y, por un lado, hay que decir que los lomos son ricos (salvo un detalle que voy a dar más adelante), y que es muy conveniente que tenga estacionamiento propio. Le doy dos estrellas por lo siguiente: Para empezar, el pedido que hicimos demoró casi media hora en llegar. De hecho buena parte de nuestra visita a este lugar nos la pasamos esperando. Y pedimos lomitos, nada mas ni nada raro. Después, (y esto es lo que quería marcar antes), el huevo del lomo que nos sirvieron estaba crudo. No babé, no a punto, sino crudo (con la clara líquida, transparente). De hecho, hasta goteaba un poco de clara desde adentro del lomito. Y algo que nos llamó la atención: Pedimos la sal. A los dos o tres minutos la mesa del lado pidió también sal y la persona que nos atendió nos sacó nuestro salero para dárselo a la otra mesa, sin que yo haya podido usarla, y sin siquiera preguntarnos si ya la habíamos desocupado. Fue, la sacó de nuestra mesa y la dejó en la otra. Destaco que los lomitos son ricos, pero la verdad que como primera experiencia de parte nuestra, no fue ni por...
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