La calificación que le pongo es un promedio de las 2 veces que fuimos. La primera, 11 puntos, cominos el vacío braseado con zanahorias y cebollas al vino con papas fritas a caballo. Uno de los mejores vacíos que hayamos probado. Por eso, dos días después, volvimos, pero nos encontramos con "otro restaurante". Para empezar, no estaba Charly, el dueño, y se notó demasiado. Tampoco la camarera que nos había atendido el primer día, una genia! (Nos compartió la receta del vacío, que adoptamos en casa desde entonces). La segunda vez fue un vacío normal tirando a malo, 6 puntos, con mucha grasa. El pan estaba duro y tostado a diferencia del fresco excelente de la primera vez y para rematar cuando trajeron la cuenta venía un importe dado y otro con descuento para el caso de pagar en efectivo. Al decirle que pagaría con tarjeta de crédito el camarero agregó un tercer precio, con un 10% de incremento, que no nos habían cobrado el primer día. Al decírselo puso en duda mi palabra preguntando con cara de "es mentira" quién nos había cobrado. Aunque había sido el dueño insistió con cobrar el 10%. Finalmente, cuando le dije que cobre lo que quiera porque no tenía efectivo, se quedó con el primer precio, sin descuento y sin incremento. Moraleja: Si llegan y está Charly, entren sin dudar porque van a comer de primera en todo sentido, a precios super razonables.