Fuimos a este lugar entusiasmados por sus fotos en FB, en tomar una buena cerveza artesanal degustando una rica comida en un ambiente profesional en el rubro. Fue indignante el servicio que recibimos. Hubo ciertas alarmas de duda pero quisimos dar un voto de confianza a medida que pasaba el tiempo. Creo que el grupo de seis quiso mantener el espíritu de pasarla bien y no arruinar el momento por algo que podría ser fútil.
Primero pedimos las bebidas. No tenían vino solo uno artesanal. Su cerveza artesanal estaba por demás ácida e intomable, tanto así que las devolvimos y pedimos un jugo de frutas. Segundo la comida uno de los comensales pidió una lasagna a la boloñesa con un queso rancio y una pasta cruda y mal cocida. Las pizzas que ordenaron las otras personas tenían la masa a medio cocción. Mi ensalada de fruto de Mari tenía 2 camarones y tres cubitos de algo que congelado y descongelado innumerables veces por su falta de sabor y consistencia. Solo la pizza de charque estaba bien pero cuando el comensal pidió aceite de oliva el restaurante no tenía! A esto nos dieron una explicación ridícula, que el el que usan no está llegando. Hice el reclamo de la comida y solo recibimos otro comentario poco profesional "gracias por hacernos una crítica constructiva". La cuenta vino tal como si el servicio hubiese sido 100 puntos. Cualquier restaurante de clase hubiese actuado diferente. Ah! Y para rematarla no reciben tarjetas como forma de pago. Pobres extranjeros que van! Y de la limpieza...
Read moreEntrar a Aberdeen Alley es como cruzar un umbral invisible hacia una Santa Cruz de antaño, íntima y mágica. Escondida en una casa típica cruceña en Equipetrol, la fachada no revela de inmediato lo que adentro ocurre: una experiencia sensorial cuidada al detalle.
La decoración vintage y la arquitectura colonial te abrazan apenas cruzás la puerta, y lo que podría ser solo un buen café o un bar coqueto, se convierte en un refugio bohemio. Lo que más sorprende —y uno se pregunta si no es un lujo casi extinto— es la música en vivo, en cualquier momento del día. Un pianista improvisa, acaricia las teclas y de pronto, todo encaja: la luz tenue, el aroma a café recién hecho o a copa bien servida, y esa sensación de que no estás en Santa Cruz… pero tampoco en ningún otro lugar.
La atención no es un simple “bienvenido”, sino una bienvenida con encanto, casi teatral, que sigue la misma línea de la atmósfera cuidadosamente curada. Todo invita a quedarse, a sumergirse, a charlar con extraños o simplemente dejarse llevar.
No es solo un lugar para visitar, es una experiencia que se vive como quien se pierde en un libro o en un bolero.
Una joya escondida que, si la descubrís, probablemente no quieras compartir… pero igual lo hacés, porque las cosas buenas...
Read moreLlegamos al lugar por las fotos subidas y eso es lo único bueno del lugar, la ambientación. Luego pedimos brusquetas libre toda la noche y en dos horas que estuvimos ahí solo nos trajeron 3, nos cansamos y nos fuimos. Eso luego de esperar más de 40 min para que trajeran la primera. Pedimos jugo de frutas, de maracuya específicamente, y era un jugo concentrado del super diluido con agua y hielo. Para finalizar nos enteramos que solo se podía abonar en efectivo (no reciben tarjetas) . Algo que no está anunciado en ningún lado. Una lastima el lugar tiene potencial para ser una gran oferta gastronómica pero solo se queda con ser una casa decorada bonita y con buena música. PD: vi dos cucarachas y un perro estaba dentro del lugar inclusive el cocinero lo acariciaba, lo que me parece...
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