Una lástima que mi maravillosa comida peruana se vea empañada por una PÉSIMA atención de garzones que: 1. No conocen la comida peruana y alegan tener una nacionalidad diferente para no conocer la carta del restaurante en donde trabajan (si trabajas en lugar, mínimo estudias los platos que allí sirven) 2. El chilcano de maracuyá (que se vende en "donde mauro" y "moche", aquí se OBLIGA a beberlo con fresa ¿qué ocurre si alguien es alérgico o simplemente odia la fresa? Es una pesadilla que sólo lo sirvan con fresa; cuando uno se resigna y pide uno clásico (que sí está en la carta) se demoran más de 30 minutos. 3. Los garzones son malhumorados, como si hubieran tenido el peor de los días, malas miradas, respuestas en conclusión: malcriados. 4. El chicharron de pescado muy mal cocinado, pequeñísimo, el apanado era muchísimo más que el pescado, muy lejos de uno que se serviría en lima, en el norte del Perú o sin ir muy lejos en el mismísimo Antofagasta, sin sabor; para mejorar la situación pedí un poco de leche de tigre y se me respondió con un rotundo "NO" cuando en Perú este plato se degusta con dicha salsa (es lo normal), entiendo que en Chile se sirve por separado (espero que sea una cuestión económica) pero lejos de ofrecer una solución como "limón", hicieron un show para no servirlo alegando que no estaba en la carta. Luego de bastante rato ttajeron la leche de tigre pero ya habían arruinado mi almuerzo. Sigo esperando el chilcano clásico que pedí. De verdad una pesadilla la experiancia. No volveré más y no lo recomiendo en absoluto. Quizá su pollo a la brasa sea una buena opción.