La experiencia que tuve en este lugar fue un poca incomoda al principio, ya que cuándo recién llegué a dicho lugar solo había dos mesas disponibles ya que el restaurante estaba completamente lleno y es entendible era quincena y todos queremos ir a disfrutar de un buen lugar y una buena comida. Regresando a las dos opciones que tenía para disfrutar los alimentos opté por una mesa a lado de la mesa de billar (pésima idea) ya que los palos de billar son muy largos algo que no sabía ya que no conozco nada acerca de ese juego, por otro lado preferí cambiarme de mesa, estando ahí comencé a ordenar mis alimentos de entrada pedí unas alitas bbq las cuales estaban riquísimas sin duda fue lo que espere a la hora de que me las recomendaron, de segundo tiempo ordene una pasta cajún la cuál sinceramente me quedó muy mal tenía mi expectativa muy alta ya que soy un amante de estos platos pero si esperé mucho y de tercer tiempo ordene unas crepas rellenas de queso crema y nutella acompañadas de helado de vainilla las cuáles estaban riquísimas de bebida tomé un ojo rojo con cerveza clara el cuál estaba rico. Definitivamente regresaré por más alitas... el servicio estuvo bien pero deberían montar bien la mesa no dejar los platos en la esquina de la mesa y que el comensal los tomé (me refiero a los platos que te dan cuando ordenas un plato para compartir) ya que luego se quejan los meseros a la hora de propina de que es muy poco el dinero que uno como comensal les deja.