Como comensal me es difícil tener que calificar los restaurantes que visito, pues generalmente suelo llevarme una grata experiencia y trato de ver el lado positivo de los lugares, pero esta vez, tristemente, fue una excepción.
Déjenme contarles: Me dejé llevar por la fama que tenía este lugar de ofrecer las tradicionales "orejas de elefante", unas milanesas gigantes gratinadas con queso y jamón de las cuales ya había investigado y tenía muchas ganas de probar. Cuando tuve disponibilidad de tiempo no dudé en ir para quitarme esa curiosidad culinaria, sin embargo, desde el primer momento en el que llegué, la realidad no dudó en asestar un golpe a mi ilusión. Es un pequeño establecimiento (sorprendentemente con mucha gente) en el cual, por fortuna, nos pasaron en menos de 10 minutos, pero me llevé como entrada la desagradable experiencia de encontrarme en mi mesa a una cucaracha. Estaba al lado mío (la mesa estaba pegada a la pared, donde se encontraba el insecto) y le pedí de favor al mesero que si podía quitarlo. El mesero, sin inmutarse y con cara de desgano y apatía, quitó la cucaracha con una servilleta y luego nos pidió la orden. Iba con una acompañante y ambos pedimos la "Oreja de Elefante Súper Teresita" (algo así se llamaba) y un café; el mesero no mostró ni una sonrisa o un mínimo de amabilidad al tomar nuestra orden. Estuvimos esperando aproximadamente media hora cuando finalmente llegaron nuestros platillos. Las milanesas estuvieron decentes, pero nada del otro mundo; mis expectativas fueron muy altas y se terminaron cayendo estrepitosamente; la bebida fue nada espectacular: solamente era agua y café de bolsa económico (me parece). Con respecto al entorno, éste me pareció apagado, sucio, pequeño, sin chispa... como una fonda local para deprimidos. Tenían unos vitrales con botellas de refresco de antaño que se veían empolvadas desde hace varios años; las mesas descuidadas y los asientos también añadieron este tono entristecido al lugar. Para terminar, la cuenta nos salió en más de $300, muy por arriba de lo que habíamos estimado. Es decepcionante este tipo de lugares que se venden como "los creadores de tal o cual platillo", pues eso no es garantía de que siga siendo exitoso el restaurante. Tarde o temprano cerrará este lugar si no hacen una reforma administrativa profunda, ya que ni siquiera su "platillo estrella" puede salvarlos de la deplorable condición de la comida, del establecimiento y, sobre todo, del servicio a sus clientes. Me disculpo con la comunidad si no puedo mostrar imágenes de nuestros platillos ya que ESTÁ PROHIBIDO TOMAR FOTOS DE LOS ALIMENTOS (había un cartel que decía eso).
Lo mejor que pueden hacer es, además de no consumir en este lugar, preparar ustedes mismos las milanesas: en realidad es solamente empanizar la res o el pollo, gratinarlas con queso manchego, cheddar, mozarella (o el queso de su preferencia), el jamón de su preferencia, agregarle papas a la francesa, frijoles, plátanos fritos, chilaquiles a su gusto o lo que más se les antoje como acompañamiento. Créanme, les saldrá más rico y más barato que moverse hasta el centro de la ciudad por unas milanesas que, para ser honesto, prepara mejor mi abuelita, pues sabemos que, a diferencia de este lugar, las personas más queridas le agregarán ese toque que no se encuentra en cualquier lugar: cariño y dedicación.
Hasta...
Read moreMilanesas napolitanas are better. Look for them on a restaurant and pour some canned beans on it. That'll be better than this.
The main dish, breaded steaks (milanesas) are flavorless, the chilaquiles are soaky, and the fries are store-bought AND COLD. The service was terrible, and the place too small for that much diners. It's not worth waiting even thirty minutes.
The tamales are super small, and they're tasty, but they're not a delight either. There's better places. In fact, there's better places for everything this restaurant does.
The restaurant even has pretentious rules like charging you 100 pesos for entering foreign food, no pictures allowed, and no blowing your nose (ON A PLACE WITH SPICIY FOOD?). Rules like they're a fancy place instead of a cheap restaurant that's no better than street food.
And you'll eat better and cheaper with street food. No strings attached. And the sauce will probably be better than the spicy water with onions...
Read moreBuscando comidas gigantes en la CDMX me tope con este lugar. Estaba muy ilusionado con probarlos pero ya después de hacerlo prefiero no volver a ir, les cuento... El lugar es muy pequeño, cuenta con tan solo 6 mesas. Cuando llegamos (11:30 am) nos tocó el turno 7, estaba pasando el 2 apenas. Esperamos cerca de 1.5 horas para que se nos asignara mesa y 40 min más para traer nuestra orden (Super teresita $78 la oreja más costosa del menú). Cuando me la traen me lleve una gran decepción por el tamaño, estaba más grande la orden de mi acompañante que la mía y se supone que pedimos lo mismo. Además, le faltó un ingrediente a mi Super Teresita lo cual me llevaron en un plato aparte. En cuanto a la orden, las papas estuvieron ricas, los platanitos duros e insípidos, el jamon y el queso bien, la milanesa (en nuestro caso de pollo) pues bien igual, el empanizado ligeramente pasado de cocción, los frijoles nada de otro mundo, pero los chilaquiles, asquerosos, de plano no me gustó ni a mi acompañante, porque era tortilla aguada (pastoso) en salsa con un ligero toque de tomate, desagradable. Mi orden fue, dos refrescos, dos Super Teresitas y 3 bolillos, me cobraron $200. Cabe mencionar que los refrescos están a $15 y como ya mencioné la Super Teresita a $78, lo que no me cuadra es que hayan cobrado $14 por los tres bolillos. En fin, me fui muy decepcionado, con la idea de mejor haber elegido probar los machetes de Amparito (están enfrente). Espero que les sirva la información, saludos. Adjunto la Super Teresita de mi acompañante. Si la reseña te es útil pues...
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